El sello del Moksva, un símbolo para alimentar la moral de la resistencia ucraniana
- El servicio postal ucraniano edita una estampa en la que un soldado ruso 'hace una peineta' a un buque ruso
- Los ciudadanos hacen largas colas para hacerse con el sello y mandárselo a sus familiares en la distancia
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En la guerra hay algunas imágenes, colores, canciones, historias personales que se elevan a símbolos y se convierten en pegamento o combustible para la moral. En la que tiene lugar en Ucrania, un barco, el Moksva, buque insignia de la Armada de Rusia en el Mar Negro, ha sido desde el comienzo uno de los protagonistas de esos símbolos y ahora es el protagonista de un sello. Un sello que en realidad quiere representar una conversación. Fue en los primeros momentos de la invasión, entre Moksva (Moscú en ruso) y la guarnición militar ucraniana de la pequeña Isla Serpiente. En este contacto por radio, el oficial ruso del Moksva decía: "Este es un buque de guerra militar. Este es un buque de guerra militar ruso. Le sugiero que baje sus armas y se rinda para evitar derramamiento de sangre y bajas innecesarias. De lo contrario, serás bombardeado". Uno de los soldados ucranianos responde: "Buque de guerra ruso, vete al carajo". Nada más trascender la conversación, se convirtió en un símbolo para los ucranianos. Se ve en camisetas, pegatinas y carteles por todo el país.
El Servicio Postal de Ucrania decidió convocar un concurso para diseñar las estampas. Entre los tres diseños finalistas, el elegido es uno en el que aparece un soldado ucraniano, de espaldas, en una isla, haciendo una peineta al barco ruso. El sello, que salió a la venta el 12 de abril, ya hubiera tenido éxito solo con su origen, la historia de la Isla Serpiente. Pero, justo dos días después de salir a la venta, el Moksva se hundió en el Mar Negro y aunque Rusia no reconoce que ese hundimiento fuera por un ataque ucraniano con misiles Neptuno, para los ucranianos se ratifica lo que le dijo el soldado al oficial. "Al final el barco se fue a donde lo mandó el soldado", nos dicen.
“Los ucranianos aguardan largas colas para hacerse con la estampa“
Así que, si ya de por sí se esperaba una gran aceptación de este sello, ahora el millón de ejemplares se ha quedado corto. Largas colas se forman en cualquier oficina de correos del país para saber si ese día ha llegado una nueva remesa.
El sello viaja también fuera de Ucrania
En la oficina central de Leópolis, una de las afortunadas es Aliona, que sale con su bloque de sellos en la mano, como quien ha ganado la lotería. Se emociona cuando le preguntamos, porque ella es una de las personas desplazadas del este y quiere mandar este sello a familiares que están fuera. En esto coincide Dmytro, de Odesa, cuya familia se ha ido a Barcelona. Su mujer está allí con su hermana, hasta que pase la guerra, él está aquí siguiendo su trabajo, y a la vez con labor humanitaria. "Yo no soy coleccionista de sellos, pero ayer me llamaron de Barcelona, que quieren este sello". Así que Dmytro lo va a enviar tanto a España como a más familia que tiene repartida por Alemania y Holanda.
El sello seguirá el rumbo de "la diáspora de esta guerra" y de todos los ucranianos que ya estaban fuera del país antes, nos dice Svetlana, una artista que hace la cola con su pareja, él vestido de militar. El sello en este caso viajará también como respuesta a la participación de artistas de muchos países en varias exposiciones solidarias, de arte, de diseño, que ella ha organizado.
A punto de conseguir el sello también está Inga, de la región de Kiev. Está en Leópolis, desplazada por seguridad, huyendo de la guerra, y en su caso quiere enviárselo a su hija, que está fuera. "Ella nos está enviando el dinero para estar aquí a salvo. Está muy preocupada", nos dice emocionada. Olga, que habla castellano perfectamente, nos dice que ha tenido que hacer dos días la cola, para poder conseguir este sello que es "un símbolo de nuestra unión, de la lucha de nuestro país", aunque lamenta que hay quien ya lo está viendo como un negocio.
De hecho, ya hemos comprobado cómo se venden bloques de estos sellos en distintas plataformas de internet a precios que multiplican por 500 casi el pago en ventanilla. Una pieza codiciada de colección para muchos, pero, sobre todo, un símbolo para la mayoría de los que nos encontramos en la cola de Correos. Un pequeño objeto que, en la época de lo inmediato, de la instantaneidad de las redes, de internet, va a hacer que miles de personas esperen que les llegue una carta postal con noticias desde su tierra en guerra.