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Enfoque COVID

Ni primeras dosis a niños ni de refuerzo a mayores: así han fracasado los últimos objetivos de la vacunación

  • El Gobierno esperaba tener vacunado con pauta completa al 70% de menores, pero apenas se ha llegado al 41%

Tras la explosión de contagios por la variante ómicron, las dosis administradas han decaído a la par que las restricciones

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Una niña recibe la vacuna contra la COVID en Madrid, en una imagen del 30 de diciembre de 2021
Una niña recibe la vacuna contra la COVID en Madrid, en una imagen del 30 de diciembre de 2021.

Con la llegada de la variante ómicron y un fulgurante aumento de los contagios contra la COVID-19, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fijó a finales del año pasado cinco nuevos objetivos para la campaña de vacunación. De ellos, tan solo se ha cumplido uno, ninguno de los previstos para este año 2022 se ha alcanzado en la fecha prevista y hoy por hoy están lejos de alcanzarse.

El último en fallar, y con más rotundidad, ha sido el referido a la inmunización de los niños de 5 a 11 años. Se esperaba que esta semana se alcanzase el 70% de la población de este grupo con pauta completa, y los últimos datos de Sanidad lo cifran en el 41%. El elevado número de contagios en los últimos meses junto a una mezcla de cansancio y desconfianza de las familias estarían entre los motivos principales de este fracaso.

A medida que avanzaba 2022, se ha visto una progresiva relajación en el cumplimiento de los hitos propuestos, que no es ajena a la percepción general hacia la pandemia tras dos años conviviendo con ella. El 22 de diciembre, Pedro Sánchez descartaba restricciones especiales para las navidades y anunció que esperaban llegar al final de 2021 con el 80% de los mayores de 60 años vacunados con la dosis de refuerzo. Se llegó al 30 de diciembre con el 82%, y a día de hoy tiene tres dosis el 92,1% de los mayores de esa edad.

En cambio, no se han cubierto las expectativas posteriores. Para los adultos de 50-59 años, estaba previsto que en la última semana de enero estuviera vacunado el 80%, pero quedaron diez puntos por debajo. Ni siquiera a día de hoy, casi tres meses después, se ha llegado a ese porcentaje (76,6%). Y pasa lo mismo con los adultos de 40 a 49 años, el 80% de los cuales debería estar vacunado con la dosis de recuerdo en la primera semana de marzo y únicamente lo está el 60%. En la mayoría de segmentos de edad, la administración de la tercera dosis se ha convertido en una línea casi plana, como se observa en el siguiente gráfico.

En cuanto a los niños de 5 a 11 años, que empezaron a vacunarse el pasado 15 de diciembre, estaba previsto que el 70% tuviera la primera dosis en la semana del 7 de febrero, y que en esta semana que termina el 70% ya tuviera las dos dosis. Lo cierto es que solo el 54% ha recibido la primera dosis y la pauta completa solo la tiene el 41%. Es, con mucho, el grupo más alejado de los objetivos propuestos por el Gobierno.

Ninguna comunidad autónoma ha llegado al deseado 70% de niños con pauta completa, según los últimos datos difundidos por Sanidad. Solamente Galicia y Extremadura están en torno al 60%, y son las únicas que hasta ahora han puesto al menos una dosis al 70% de los menores de entre 5 y 11 años. Asturias, Castilla y León y La Rioja están cerca de ese listón.

Sin embargo, otras regiones se encuentran mucho más retrasadas: Baleares, Cataluña, Madrid y el País Vasco, además de Ceuta y Melilla, no han llegado ni siquiera a vacunar con la primera dosis al 50% de estos menores.

Cansancio de la sociedad y ausencia de explicaciones

Para el pediatra Ángel Hernández Merino, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), que no se haya llegado a este objetivo tiene que ver con una suma de factores. Entre ellos, el elevado número de contagios de la variante ómicron, que ha postergado la vacunación de muchos menores y también de adultos y, no menos relevante, la falta de explicaciones suficientes por parte de las autoridades públicas cuando empezaron a flaquear la motivación de las familias y la credibilidad de las vacunas.

Hernández Merino señala en declaraciones a DatosRTVE que cuando en la segunda quincena de enero se disparó la incidencia en la población no vacunada, en especial en los niños, "creció la impresión de que la vacuna no protegía frente a ómicron. Y esto no se explicó bien por parte de las autoridades sanitarias ni los profesionales, porque las vacunas protegen contra la muerte y la enfermedad grave de forma muy importante, aunque no lo hagan frente a la infección".

Otra razón es el "cansancio de la población", que se manifiesta en "la reducción de la percepción del riesgo, lo que lleva tanto a tomar menos precauciones como a dar menos importancia a las recomendaciones". En esta semana en la que ha dejado de ser obligatorio el uso de mascarilla en interiores, este pediatra echa de menos "explicaciones" para no bajar la guardia sobre una pandemia cuya variante principal está evolucionando, pero hacia la que "el interés está cayendo de manera acelerada". "La mayor parte de la población cree que esto se ha acabado y de ninguna manera se ha acabado", afirma.

Retrasos por ómicron y confusión con los protocolos

España fue ejemplar en el cumplimiento de los principales objetivos de vacunación que se había fijado el Gobierno y llegó al final del verano de 2021 con el 70% de la población española con la pauta completa de la vacuna. Un hito logrado en ocho meses que trajo una sensación de triunfo y orgullo por alcanzar una meta, que, sin embargo, era solo una etapa del camino.

Poco después, comenzó una nueva ronda de dosis de refuerzo para la población vulnerable que se extendió a todos los mayores de 18 años. Pero ni la exigencia del certificado de vacunación para viajar o acceder a determinados espacios públicos ni la irrupción de la variante ómicron impulsaron lo suficiente las inyecciones pendientes.

De hecho, la multiplicación de los contagios por esta variante desde el mes de diciembre ha postergado la administración de la tercera dosis en muchos adultos o del pinchazo correspondiente en los niños. Para estos, la Comisión de Salud Pública determinó que los niños que se contagiaran antes de recibir la vacuna contra la COVID-19 recibirían una única dosis a partir de las ocho semanas tras el diagnóstico de la infección. Y si esta se producía después de la primera dosis, se administraría la segunda cuando el menor se hubiese recuperado por completo y hubiesen pasado al menos ocho semanas desde el diagnóstico. Los adultos menores de 65 años con pauta completa que se contagiaran con COVID también debían esperar al menos cuatro semanas desde la infección -y, preferiblemente, cinco meses- antes de ponerse la dosis de recuerdo.

En este sentido, en opinión del pediatra Ángel Hernández, también afectó al desarrollo de la vacunación "la variabilidad de los protocolos" en algunas comunidades que "se apartaron del consenso y las recomendaciones del Consejo Interterritorial sin razón aparente" o los diferentes recursos desplegados, menos eficaces precisamente en algunas de las comunidades más pobladas, como Cataluña y Madrid.

Sea como sea, la explosión de contagios habría postergado la dosis adicional para gran número de personas y explicaría en parte el retraso en los objetivos de inmunización. En tres meses, entre el 29 de diciembre y el 30 de marzo, se notificaron 360.000 contagios en niños de cinco a nueve años, 675.000 en el grupo de 50 a 59 años y más de un millón en el grupo de 40-49 años, según los informes del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), antes del cambio de protocolo con el que se han dejado de monitorizar las infecciones en la población general.

El siguiente gráfico muestra como, tras el incentivo temporal que supuso la introducción del pasaporte COVID, ha decaído el ritmo de vacunación desde el mes de diciembre hasta rozar las 70.000 inyecciones semanales.

Una amenaza para próximas vacunaciones infantiles

En el retraso de la vacunación pediátrica también han influido las dudas de muchas familias ante la decisión de vacunar o no a sus hijos pequeños, pese a las recomendaciones sanitarias y los mensajes sobre la seguridad de la vacuna contra el coronavirus.

De esto habría que extraer lecciones, advierte el asesor de la Asociación Española de Pediatría. En un país como España, en el que siempre ha habido una adhesión muy grande a las campañas de vacunación infantil y coberturas muy elevadas, "no habíamos visto un fracaso en la política vacunal de este calibre". A su juicio, deberían analizarse y comunicarse las causas de lo ocurrido para evitar que "la complacencia nos juegue una mala pasada" en el futuro.