La extrema derecha rompe su techo y conquista un tercio de Francia al imponerse en las áreas rurales y menos pobladas
- En la segunda vuelta ha logrado 2,6 millones de votos más y se impone en 30 departamentos, cuando en 2017 fueron solo dos
- Con todo, el mejor resultado de la ultraderecha le sigue dejando lejos de alcanzar el Elíseo | Especial elecciones Francia 2022
Marine Le Pen se elevó este domingo, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, hasta el mejor resultado de la extrema derecha en la historia de Francia: 13,3 millones de franceses, cuatro de cada diez que fueron a votar, decidieron respaldar a la candidata ultraderechista. La distancia con Emmanuel Macron se ha reducido casi a la mitad respecto a 2017 y si entonces apenas consiguió ganar en dos departamentos, ahora ha conquistado 30. Un éxito incontestable que, sin embargo, puede ser insuficiente para mantener su liderazgo, puesto que, pese a su estrategia de moderación, el 'frente republicano' ha resistido el tercer asalto de la derecha radical al Elíseo.
Sus críticos -como, por ejemplo, su sobrina Marion Maréchal, que en estas elecciones ha preferido apoyar a Éric Zemmour- no dejarán de subrayar que se trata de su segunda derrota consecutiva y que, aunque se ha aproximado a Macron, nunca ha dado la sensación de que pudiera realmente vencerle. Al final, ha perdido por más de 17 puntos y se ha quedado lejos del 45%, el umbral a partir del cual se hubiera podido hablar de un duelo verdaderamente reñido.
Para acallar a esos críticos, Le Pen podrá esgrimir que nadie ha llegado tan lejos desde la ultraderecha como ella ahora. Su padre, el histórico líder del Frente Nacional Jean Marie Le Pen, nunca llegó a vislumbrar siquiera un nivel de apoyo semejante, hasta el punto de que, cuando en 2002 consiguió colarse en la segunda vuelta de las presidenciales, se quedó por debajo del 18%. Y el partido, ahora rebautizado como Agrupación Nacional, nunca había rebasado el 40% de los votos en el conjunto del país en ninguna otra convocatoria electoral.
Por encima de todo, Le Pen puede argumentar que todavía no ha alcanzado su techo electoral: este año ha mejorado su porcentaje de votos respecto a 2017 en todos y cada uno de los 108 departamentos -incluidos todos los territorios y dependencias de ultramar, así como los franceses que votan en el extranjero- que componen Francia. Macron, por el contrario, ha empeorado en todo el país, aunque para él es mucho menos relevante, toda vez que no puede volver a presentarse en 2027.
La ultraderecha crece en toda Francia
Para la Francia moderada, en cambio, ese horizonte es mucho más incierto, puesto que el crecimiento de la extrema derecha se aprecia por todos los rincones. Hay algunos incrementos espectaculares, cercanos o superiores a los 20 puntos, en las regiones de ultramar, pero lo más significativo son los progresos en el centro y el sur del país, con saltos por encima de los diez puntos en departamentos como Pirineos Atlánticos, Landas, Aveyron, Cantal y Creuse.
También se consolidan feudos ya tradicionales, como Córcega y los departamentos del noreste, desde Ardenas hasta el Alto Marne. O como Aisne y Paso de Calais, los dos únicos departamentos en los que Le Pen venció en 2017, que registran incrementos superiores a los cinco puntos. Incluso mejora sus resultados en las zonas menos propicias, como París: si hace cinco años sacó poco más del 10%, ahora roza el 15%.
Es probable que el empuje de la capital provenga de los seguidores de Éric Zemmour, quien en la primera vuelta obtuvo allí más votos que Le Pen. Los sondeos apuntan a que casi tres de cada cuatro votantes de Zemmour, el otro candidato de la ultraderecha en estas elecciones, han respaldado a Le Pen, lo que equivale a en torno 1,8 millones de votos y les convierte en su principal caladero de votos en esta segunda vuelta.
Le Pen también ha recabado una buena parte de los votos del candidato de la izquierda antisistema, Jean-Luc Mélenchon, tercero en la primera vuelta con 7,7 millones de votos. Así, ha vencido en seis de los doce departamentos en los que Mélenchon ganó en primera vuelta -todos ellos regiones de ultramar en las que se ha registrado una elevada abstención de entre el 40% y el 65%-, y, según un sondeo de Ipsos, un 17% de sus votantes optado por la ultraderechista, lo que supone 1,3 millones de votos.
El 'frente republicano' resiste, aunque debilitado
Sin embargo, otro 43% ha preferido respaldar a Macron, que habría sumado 3,3 millones de apoyos por ese flanco y se ha hecho con los seis departamentos de la Francia metropolitana que Mélenchon tiñó de rojo hace dos semanas. El presidente también habría pescado cerca de dos millones de votos entre los electores del ecologista Yannick Jadot y de la candidata de centroderecha, Valérie Pécresse, que han engrosado ese ‘frente republicano’ para frenar el ascenso de la extrema derecha.
Una resistencia especialmente visible en las grandes ciudades francesas, que son el principal punto débil de la ultraderecha. Macron ha ganado en 19 de los 20 departamentos más poblados del país, incluidos aquellos en los que se encuentran las diez ciudades más populosas, mientras que Le Pen solo se ha impuesto en Paso de Calais, el décimo con más habitantes.
Solo en Isla de Francia, la región que engloba a París y su área metropolitana, el presidente ha obtenido más de 3,8 millones de votos, mientras que Le Pen se ha quedado en poco más de un millón; la diferencia explica más de la mitad de la ventaja final, que no ha llegado a los cinco millones de votos. Y es que, a grandes rasgos, Agrupación Nacional se ha hecho fuerte en los territorios menos poblados: los 30 departamentos en los que ha ganado Le Pen suman unos 12,6 millones de habitantes, por los 55,7 millones que viven en las provincias donde ha ganado Macron.
Si Marine Le Pen pretende volver a intentarlo dentro de cinco años -"la batalla no ha terminado", prometía a sus simpatizantes este domingo-, ese será el flanco que deberá reforzar: su estrategia de 'desdiabolización' ha tenido éxito y la extrema derecha ya no asusta a los franceses, pero deberá unir a toda la derecha radical y trasladar su dominio de las zonas rurales a las urbanas. Por el momento, el Elíseo está más cerca que nunca y tan inalcanzable como siempre.