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Elecciones en Francia

Marine Le Pen, la ultraderecha envuelta en moderación que se vuelve a quedar fuera del Elíseo

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La "desdiabolización" de Marine Le Pen

En su tercer intento frustrado por llegar al Elíseo, la candidata ultraderechista de Agrupación Nacional en las elecciones presidenciales francesas, Marine Le Pen, no ha sido la misma que la que se presentó en 2012 o en 2017. Le Pen ha moderado su discurso sobre la inmigración, el islam, la Unión Europea e incluso su admiración por el presidente ruso, Vladímir Putin, para mejorar sus posibilidades, aunque sin éxito.

Marine Le Pen, quien ha obtenido el 42,6% de los votos -con más del 95% de las papeletas escrutadas-, “representa una evolución de la extrema derecha”, asegura en declaraciones a RTVE.es el director de la Oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), José Ignacio Torreblanca. “Ha modernizado esa extrema derecha convirtiéndola en una fuerza casi principal”, añade.

Francia 2022 Resultados segunda vuelta
La Repblica en Marcha
partido Porcentaje de Votos obtenidos: 58,5%
Emmanuel Macron
Nº Votos obtenidos: 18.779.809 votos 66,1%
Agrupacin Nacional
partido Porcentaje de Votos obtenidos: 41,5%
Marine Le Pen
Nº Votos obtenidos: 13.297.728 votos 33,9%

Estudió derecho en la parisina Universidad de Panthéon-Assas y ejerció durante seis años como abogada, antes de comenzar su larga trayectoria política. Tras tomar las riendas del Frente Nacional en 2011, el partido fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen, la candidata a la presidencia ha trabajado para romper los vínculos del partido con su padre. El investigador del Centro de Relaciones Internacionales de Barcelona (CIDOB), Moussa Bourekba, opina que Marine Le Pen, a diferencia de su padre “quiere llegar al poder”, aunque “no ha renunciado en el fondo a medidas y a la ideología” de Jean-Marie.

La misma en lo esencial, pero camuflada

La Marine Le Pen que ha desafiado al presidente de Francia no ha sido la misma candidata que perdió frente a Macron en las elecciones presidenciales de 2017. Sus puntos de vista sobre la inmigración, sus posiciones sobre el islam y el euroescepticismo no convencieron a muchos votantes franceses. Desde entonces, Le Pen ha trabajado para bajar el tono de sus propuestas sobre la Unión Europea y la inmigración, por ejemplo suavizando una de sus propuestas más polémicas: prohibir el velo islámico en la calle.

Según Torreblanca, “en lo esencial (Le Pen) es la misma, pero es una líder que ha ido camuflándose progresivamente” y asegura que la candidata de Agrupación Nacional “ha ido forjando una especie de camino hacia la mayoría para dejar de ser un partido radical, de extrema derecha marginal”. “Es la misma, pero se va adaptando a las circunstancias para mejorar sus posibilidades de éxito”, añade.

En la misma línea, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, Andrea Betti, afirma que el objetivo de Marine Le Pen es “conseguir votos un poco más hacia el centro”. “Ha moderado un poco su discurso para intentar no espantar los votos de los que suelen votar por el centro derecha, pero desde el punto de vista de las políticas que propone, como por ejemplo en temas de migración, tenemos una continuidad”, opina el profesor.

La candidatura de Le Pen como “mal menor”

Millones de ciudadanos franceses han votado este domingo no a favor de un candidato, sino para mantener fuera del Elíseo a otro. El voto contra Le Pen, en las otras dos elecciones en las que fue candidata a la presidencia, ha resultado en una aplastante derrota para la extrema derecha, y muchos votantes han asegurado ahora que se han sentido obligados a elegir el mal menor entre los dos aspirantes en esta segunda ronda de las presidenciales.

“Hay muchos jóvenes que han salido con pintadas de ‘Ni Macron ni Le Pen’ y se preguntan: ¿por qué tengo que votar al menos malo?”, explica la directora del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nebrija, Adela Alija.

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El profesor Betti señala que “hay una parte de la sociedad francesa que está entre enfadada y cansada de las políticas centristas, liberales y europeístas, y prefiere una política de mayor confrontación con las instituciones europeas”. En este sentido, para llegar a la presidencia Le Pen tiene que “conseguir sumar a toda la oposición a Macron, incluidos votantes de la izquierda de Mélenchon, a los que tiene que convencer de que Macron es tan odioso que ella es un mal menor”, según explica Torreblanca.

Su posible victoria, un “shock” para Europa

Las opiniones sobre la Unión Europea de Le Pen, a quien se le ha reprochado a menudo su visión contra el club comunitario, no son las mismas que cuando hizo campaña para convertirse en presidenta por primera vez en 2012. Tras su derrota en las presidenciales de 2017, la candidata descartó una salida del euro, otra de las ideas que contemplaba en su anterior programa.

Durante su campaña, la líder ultraderechista -investigada por malversación por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude- ha asegurado que quiere que Francia continúe formando parte del bloque, así como en la zona euro, pero ha insistido en que el funcionamiento del club es “antidemocrático” y que buscaría reformar la Unión Europea “desde dentro”, retirándole competencias para devolverlas a los Estados miembros.

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El profesor Betti opina que si Marine Le Pen llega al Elíseo “veríamos una Francia más nacionalista, menos dispuesta a someterse a las órdenes institucionales europeas y más favorable a una visión intergubernamental de Europa, mucho más enfocada a los intereses de cada país”. “En caso de una victoria de Le Pen en Francia, sería muy difícil ver una política exterior unida de la Unión Europea”, añade.

Por su parte, Bourekba señala que la llegada a la presidencia de Le Pen habría sido “un shock” porque “Francia es una de las principales potencias y la pareja franco-alemana es el motor de la Unión Europea”. "Tener a Le Pen como presidenta de un país como Francia, cuyo peso político es enorme en el seno de la UE, supondría un choque gigante”, indica el investigador del CIDOB.

Afinidades conservadoras con Putin

Le Pen ha sido durante mucho tiempo una abierta admiradora del presidente ruso, a quien visitó durante su campaña presidencial de 2017. En el debate electoral de este miércoles, el actual mandatario francés acusó a su rival de depender de Putin y de un banco ruso que concedió al partido Agrupación Nacional un préstamo en 2015. En medio de la guerra en Ucrania, durante su campaña, Le Pen ha modificado algunos de sus comentarios sobre Putin.

“El tema de Ucrania le ha hecho girar un poco alguna cuestión, porque (Le Pen) estaba tan feliz de sacar a Putin en los folletos y la invasión de Ucrania ha hecho que la cuestión del antieuropeísmo y su clara simpatía por Putin estén ahora en un tono más bajo”, explica Alija, quien señala que Le Pen “tiene muchas afinidades con el presidente ruso, no solamente por el apoyo que Putin da a todas las fuerzas que pueden desestabilizar Occidente o la Unión Europea”.

“Esa cercanía de partidos de la ultraderecha se basa en el ultranacionalismo, la idea de un mundo en el que las organizaciones multilaterales no son vistas como algo defendible, sino que es un mundo de Estados, que buscan el poder o la seguridad, y eso se comparte”, añade.

Le Pen llegó a acusar a Estados Unidos y a la OTAN de armar a los países fronterizos con Rusia y defendió que Francia debería abandonar la estructura militar de la Alianza Atlántica. La candidata ultraderechista aparcó su antigua admiración por Putin, pero señaló que, cuando acabe la guerra en Ucrania, la OTAN debería establecer un acuerdo de seguridad con Rusia. Según Torreblanca, Putin y Le Pen “coinciden programáticamente en que son anti OTAN, anti Unión Europea, anti muchos elementos progresistas de las democracias liberales y eso les lleva a que se hayan apoyado mutuamente”.

Los orígenes del movimiento Le Pen

La primera vez que Le Pen se presentó a unas elecciones presidenciales en 2012, obtuvo el 18% de los votos, lo que supuso el mejor resultado de la historia del entonces Frente Nacional, el partido fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen en 1972. El profesor Andrea Betti asegura que los orígenes del movimiento Le Pen están en “el descontento hacia las élites, el miedo a la globalización y la desigualdad, así como el miedo a la inmigración”.

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La candidata ultraderechista dio sus primeros pasos en la política bajo la sombra de su padre, con quien ha roto relaciones para “modernizar y adoptar un discurso que le separa de la nostalgia del pasado”, según Torreblanca. “Marine Le Pen ha roto muy claramente con su padre y se ha convertido en una líder autónoma independiente y en una líder del siglo XXI, no del siglo XX”, detalla.

Para Bourekba, Marine Le Pen “ha tenido que desdemonizar la imagen del Frente Nacional”. “Ha tenido que poner fin a una serie de insultos y ambigüedades que su padre tenía. Su padre era abiertamente antisemita y hacía bromas sobre temas como los campos de concentración”, explica. Sin embargo, el investigador del CIDOB afirma que "cuando miramos asuntos sagrados para el Frente Nacional, seguimos teniendo un programa que sigue teniendo la marca de su padre”, asevera.