- La vacuna se ha convertido en un arma dentro de la guerra invisible por el poder geopolítico y económico del planeta
- África ha sido la gran olvidada, con una tasa de vacunación de menos del 1 % de la población en aquel momento
La COVID-19 provocó un parón mundial sin precedentes. La lucha por desarrollar y distribuir la vacuna que contuviera la pandemia se convirtió en una cuestión clave en el equilibrio de poder del panorama político y económico internacional. La política del "sálvese quien pueda" de Occidente fue aprovechada por el oportunismo "solidario" de Rusia y China para ganar influencia y prestigio.
Desde la primavera de 2020, las cuatro potencias emprendieron una feroz batalla por la geopolítica mundial con la vacuna como arma. Coincidiendo con la Semana Mundial de la Inmunización, Documentos TV emite esta investigación periodística.
En Europa, pero sin vacunas
A mediados de marzo de 2020, el mundo se aisló como nunca antes lo había hecho. El responsable de tan inédito parón fue un coronavirus de 0,14 micras de diámetro transmisible por vía aérea: el SARS-CoV-2. La patología de dicho virus, la COVID-19, provocó la pandemia de la que aún no hemos salido, pero todo el mundo entendió que si queríamos atajarla precisaríamos de una vacuna. Su desarrollo y distribución posicionaron a las grandes potencias y todas antepusieron sus beneficios a la salud mundial.
Y eso se hizo patente en países como San Marino, un estado independiente de 35.000 habitantes enclavado en el corazón de Italia. Con la tasa de contagios más alta del mundo, San Marino nunca pudo imaginar que iba a encontrarse en medio de una batalla geopolítica entre la Unión Europea y Rusia. "Confiábamos en nuestra relación trilateral con Italia y la UE", explicaba la directora general del Instituto de Seguridad Social de San Marino, Alessandra Bruschi. Pero las vacunas no llegaban.
“Pedimos cien dosis simbólicas, no recibimos nada“
La Administración Trump había exportado a Occidente el sencillo y simple modelo de que las vacunas fabricadas en Estados Unidos serían tan solo para sus ciudadanos. Y la UE, e incluso Biden cuando llegó a la Casa Blanca, lo importaron sin rechistar.
"Pedimos 100 dosis simbólicas, no recibimos nada", recuerda con tristeza Bruschi. "No se puede criticar a ningún gobierno por vacunar primero a sus ciudadanos", se justifica Josep Borrell, el Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE . "Entonces fue cuando contactamos con los rusos", confiesa la funcionaria de San Marino.
“No se puede criticar a ningún gobierno por vacunar primero a sus ciudadanos“
El "sálvese quien pueda" fue el pistoletazo de salida de la feroz competición que emprendieron las cuatro potencias mundiales. Y Rusia y China vieron el filón de la insolidaridad de Estados Unidos y la Unión Europea y desplegaron su oportunismo enviando su vacuna, la Sputnik-V, a decenas de países, entre ellos, a estados europeos como Serbia o San Marino.
El oportunismo "solidario" de Rusia y China
La pandemia dio la oportunidad a Rusia de aparecer ante el mundo como un benefactor de la humanidad. "No hay que politizar las vacunas, sino hacer de ellas una empresa humana positiva", relataba Kirill Dimitriev, director general del Fondo Ruso de Inversión Directa, institución de la que salieron decenas de anuncios donde países que habían adquirido la vacuna rusa como San Marino, Venezuela o Argentina, entre otros, agradecían con entusiasmo al estado de Putin su bien hacer. "Sin duda, Rusia ha hecho mucha publicidad", asegura Josep Borrell. "Se comprometió a proporcionar mil millones de viales y solo ha entregado el 3 %", zanja la cuestión.
También China encontró la puerta abierta de Europa en Serbia. "La UE había prometido enviarnos vacunas, ¿las habéis recibido en Sarajevo?", porfía el presidente Aleksandar Vucic. Al grito desesperado serbio acudió el gigante chino quien utilizó la vacuna como una herramienta mediática de propaganda.
“China es más proclive a invertir en países con una democracia debilitada“
Y de paso se estableció en los principales sectores económicos de Serbia. "China es más proclive a invertir en países con una democracia debilitada", explica Naim Leo Besiri, director del Instituto de Relaciones Europeas. Su influencia es ya una realidad en este país balcánico. El dragón chino ya ha llegado a Europa.
África, la gran olvidada
El inmovilismo de la UE cediendo a los laboratorios la venta de sus vacunas abrió la fisura por la que China y Rusia filtraron sus influencias geopolíticas. Pero también supuso fallar a los países pobres con quienes se había comprometido a inmunizar al 20 % de su población. Lo haría a través del famoso COVAX, una especie de banco de vacunas patrocinado por la OMS.
“El egoísmo de las grandes potencias no es nada nuevo“
Pero la institución no pudo conseguir las dosis prometidas y no tuvo más remedio que esperar a que los países ricos desbloquearan las reservas que tenían en sus frigoríficos. "Se estima que hay más de 1000 millones de dosis que podrían estar disponibles, dosis que sobran", denuncia Aurelia Nguyen, directora general de Facilidad de COVAX.
Con una tasa de vacunación por entonces de menos del 1 %, África sigue siendo la gran olvidada. "El egoísmo de las grandes potencias no es nada nuevo", declara el activista senegalés Fadel Barro. "Es la diplomacia de las vacunas", sostiene el Alto Representante para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell.