¿Dónde acabarán las armas que Estados Unidos envía a Ucrania?
- Sin tropas de la OTAN en el país, el Pentágono corre el riesgo de perder el rastro del armamento que suministra
- El ejemplo más claro es Afganistán, donde llegaron armas estadounidenses durante décadas
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Varios aviones cargados con armas aterrizan cada día cerca de la frontera con Ucrania. Algunos despegan de la base de la Fuerza Aérea de Dover, en la costa este de Estados Unidos, rumbo a Polonia. Allí entregan la carga al ejército ucraniano. Desde que empezó la guerra, EE.UU. ha prometido a Ucrania 3.700 millones de dólares en ayuda militar. Como ha asegurado el mismo Joe Biden: "En dos meses les hemos llevado armas a una velocidad récord. Solo Estados Unidos le ha dado diez sistemas antitanque por cada tanque ruso que está en el país".
Sin tropas de la OTAN dentro de Ucrania, algunos se preguntan si el Pentágono corre el riesgo de perder la pista a todas esas armas. "La respuesta es que sí", dice Jordan Cohen, experto en defensa, política exterior y venta de armas del Cato Institute. "La mayoría de lo que está enviando Estados Unidos son rifles, munición, misiles antitanque, antiaéreos... La ventaja es que son muy fáciles de aprender a usar y han sido muy eficaces para detener a la infantería rusa. El riesgo es que son armas muy fáciles de perder. En 2020 el departamento de Defensa hizo un estudio sobre la capacidad de Ucrania de monitorear armas y el resultado indicaba que Ucrania estaba perdiendo muchas... y eso fue antes de esta guerra, en la que hemos visto al presidente Zelenski dar armas a todos los que puedan y quieran usarlas. No hay capacidad para rastrear a dónde van".
Estados Unidos ha empezado a enviar artillería pesada, obuses Howitzer, y armas cada vez más sofisticadas, como drones y helicópteros, pero buena parte de lo que ha suministrado a Ucrania son armas de pequeño tamaño, como los misiles portátiles Stinger y Javelin.
"Pueden acabar en manos de grupos anti Occidente"
Cohen cree que el mayor riesgo llegará cuando la guerra acabe o se estanque en un punto muerto. "No vamos a saber quién tiene estas armas y pueden acabar en manos de grupos anti Occidente, un grupo terrorista tradicional, o en manos de individuos que simplemente quieran hacer daño a personas que no les gustan. Ahora todos en Ucrania parecen unidos en combatir a Rusia, pero con el tiempo eso puede cambiar, algunos pueden ver una oportunidad de hacerse con poder y entonces es cuando las armas causan problemas".
Es un riesgo que la Casa Blanca está dispuesta a correr. En plena guerra, a la administración Biden le parece mayor el riesgo de que Ucrania no tenga armas suficientes para combatir a los rusos. La administración Biden empuja a los aliados para que envíen armas cada vez más potentes y endurece el discurso: ahora el jefe del Pentágono dice que quieren ver al ejército ruso debilitado hasta el punto de que no pueda invadir a sus vecinos como ha hecho con Ucrania.
Y en Washington, antiguos militares y diplomáticos en la región creen que estos pasos llegan más bien tarde. Han alzado la voz para pedir más armas para Ucrania y argumentan que el mayor peligro para la OTAN es que el ejército ucraniano no sea capaz de expulsar al ruso y la guerra se prolongue.
El error en Afganistán
Sea como sea, el riesgo de que esas armas enviadas al extranjero se pierdan lo hemos visto en otros conflictos. El caso más claro es Afganistán. Allí llegaron armas estadounidenses durante décadas. Primero, Estados Unidos se las entregó a los muyahidines que luchaban contra el ejército soviético. Cuando terminó aquella guerra, el Pentágono no logró recuperar todos sus misiles Stinger, del mismo tipo que los que ahora están enviando a Ucrania.
Después, Estados Unidos armó al ejército afgano para luchar contra los talibanes. Cuando las tropas estadounidenses se retiraron de Afganistán después de veinte años de guerra, y el gobierno afgano cayó, muchas de las armas acabaron en el mercado negro o en manos de los talibanes.