Enlaces accesibilidad

Los jóvenes escriben cada vez peor: ¿realidad preocupante o mito recurrente?

  • RTVE.es habla con estudiantes, docentes y expertos en lenguaje sobre el supuesto declive de la expresión escrita
  • La mayoría de profesores habla de un retroceso: ven una peor ortografía, más pobreza léxica y dificultades en la redacción
  • Sin embargo, hay expertos que niegan tal decadencia y que hablan de “cambios” en la lengua, como "ente vivo" que es

Por
Aula de un instituto durante el desarrollo de una clase.
Aula de un instituto durante el desarrollo de una clase.

Generalizar nunca es justo, pero resulta necesario a la hora de analizar los cambios sociales. Aquí va una sonada afirmación que parte de una generalización y que advierte de un supuesto retroceso: los jóvenes escriben cada vez peor.

No hay evidencia científica que confirme tal declive, pero sí hay razones —-expuestas, principalmente, por profesores— que llevan a pensar que quienes hablan de un empeoramiento están en lo cierto. Exámenes repletos de faltas de ortografía o errores de sintaxis, correos electrónicos dirigidos a docentes en los que se escribe de manera descuidada, o publicaciones en redes sociales donde las tildes o los signos de puntuación brillan por su ausencia son algunas de las pruebas que resultan fáciles de recabar.

Quizá por eso, entre la decena de profesionales consultados para abordar la cuestión, una amplia mayoría responde de manera afirmativa a la pregunta que vertebra este reportaje. “Sí, los jóvenes escriben peor ahora que antes. Sí rotundo”, responde Paloma, licenciada en Filología Hispánica y profesora de Lengua y Literatura en un instituto público andaluz.

Pero, ¿qué entienden los custodios del lenguaje por "escribir bien"? Según algunas de sus definiciones, significa redactar con corrección (atendiendo a la ortografía) y con precisión, que supone aplicar tres principios básicos: adecuación, coherencia y cohesión.

A partir de esto, la misma docente explica: “Ahora hay más faltas de ortografía pero también más pobreza léxica y una forma de expresarse muy básica, propia de las redes sociales, donde, si tienes un límite de caracteres o quieres escribir un pie de foto no hace falta extenderse (....) Muchos no prestan atención a esto porque no lo ven importante, pero no son ellos los culpables. En lenguaje es reflejo de la sociedad en la que se están moviendo”, sostiene Paloma, que invita a RTVE.es a entrar, mediante videollamada, en una de sus clases.

Alumnos de una clase de Bachiller: “Hemos recortado vocabulario”

Como en este tema resulta tan relevante lo que puedan contar los docentes y expertos como lo que opinen los estudiantes, y como a menudo, además, se habla sobre los jóvenes, ese encuentro telemático finalmente se produjo. En él participaron alumnos de 1º de Bachillerato que conversaron con este medio durante el paréntesis de una clase de Literatura.

Tras el barullo inicial, la profesora logra poner orden en el aula para que comience la entrevista grupal, que no fluye con demasiada facilidad debido a la aparente timidez de la mayoría de alumnos. Primera pregunta: “¿Qué significa para vosotros escribir bien?”.

Un chico rompe el hielo: “Escribir y que te entiendan”, responde, con la aprobación de los compañeros que tiene más cerca.

Y, ¿consideráis que ahora los jóvenes escribís peor que antes o puede ser que los profesores estén equivocados cuando afirman eso?”, se les pregunta más tarde, a sabiendas de que ellos no tienen las mismas herramientas para comparar.

“Sí, yo creo que sí, porque hemos recortado vocabulario y todo eso. Antes se hablaba con más palabras”, dice otro alumno, que, aun siendo parco, es mucho más locuaz que el resto del grupo. Él asegura que no tiene "faltas de ortografía de uves ni de bes”, pero “con las tildes no hay manera”. “¡Anda que no he suspendido exámenes por las tildes! Una vez me quitaron puntos por no ponerle tilde a mi apellido, Álvarez”, confiesa el chico, entre risas. Después admite que, fuera del ámbito educativo, no tiene muy en cuenta la gramática y la ortografía.

Cuando escribes por WhatsApp o por redes sociales escribes mal porque te da igual

“Cuando escribes por WhatsApp o por redes sociales escribes mal porque te da igual y vas rápido, y entonces, cuando llega la hora, cuando tienes que escribir bien, te sale solo escribir mal”, dice con cierta resignación.

Lo que expone ese alumno de Bachillerato está relacionado con lo que reveló un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH): el 90% de los jóvenes entre 14 y 30 años admiten cometer faltas de ortografía cuando utilizan dispositivos móviles, aunque esto es algo que, a priori, no supone un problema si saben cuándo hay que cambiar de registro.

Una parte de los argumentos que expone Ana vía WhatsApp. RTVE.es

Ana, que tiene 20 años y estudia un doble grado en Periodismo y Comunicación audiovisual, confirma que "hay poca gente joven que escriba en redes sin ninguna falta de ortografía", pero defiende que, aunque escriban rápido y con abreviaturas, saben cómo se escriben realmente esas palabras. "Pienso que la buena ortografía es algo que se pierde en redes sociales por comodidad e inmediatez, puesto que nos entendemos igual y tardamos menos en escribirlo, pero en una escritura formal la volvemos a tener en cuenta", opina la joven universitaria, que expone sus argumentos a través de un chat de WhatsApp en el que hay abreviaturas y erratas, y donde solo aprecen un par de tildes, como muestra la imagen de la derecha.

La mayoría de docentes percibe un declive y apunta a las redes sociales

La responsable de ese estudio de la UAH, que actualmente es decana de la Facultad de Filosofía y Letras de esa universidad, Silvia Gumiel, cree que es "rotundamente cierto" que ha bajado el nivel y que los estudiantes tienen "serios problemas" para redactar textos formales. Lo ve en el alumnado de su facultad y también lo ha constatado durante el tiempo en el que ha sido coordinadora de la EBAU (las pruebas de acceso a la universidad) en la Comunidad de Madrid, donde se pide a los chicos que elaboren un texto argumentativo y los resultados, dice, son lamentables.

En el desarrollo de sus destrezas ya no prima la expresión escrita

"No es que nosotros seamos superexigentes, es que les cuesta construir un texto. No quiere decir que estos estudiantes sean peor que nosotros, es solamente que en el desarrollo de sus destrezas ya no prima la expresión escrita", recalca la académica.

Su análisis es parecido al que hace María Luisa, que imparte la asignatura de Lengua en un instituto público de la capital: "En 4º de la ESO vemos exámenes donde te puedes encontrar tranquilamente 15 faltas de ortografía", dice la profesora, que también apunta que algunos de sus alumnos incluso ven la corrección gramatical como algo anticuado. "Me dicen: profesora, es que si yo pongo todo así de correcto (en WhatsApp) se ríen de mí".

En 4º de la ESO vemos exámenes donde te puedes encontrar tranquilamente 15 faltas de ortografía

También Silvia, otra 'profe' de Lengua detecta los mismos problemas y se preocupa, más que por la ortografía, por las dificultades para estructurar las ideas y para elaborar discursos coherentes y cohesionados. Además, incide en algo que mencionan absolutamente todos los docentes: el excesivo uso de muletillas como "en plan", "en verdad" o "literalmente", que ni siquiera se emplean de forma correcta y que repiten varias veces dentro de una misma oración. "Sobre el 'en plan' habría que hacer un estudio", bromea la filóloga, que lleva 16 años impartiendo clases de lengua y que tiene bastante margen para comparar.

14 horas - Las redes sociales, ¿culpables de las faltas de ortografía? - Escuchar ahora

Desde su óptica y la de otros muchos profesionales de la enseñanza, las redes sociales han influido directamente en eso que entienden como una decadencia. Primero, porque pasan largas horas en plataformas donde el influjo, desde el punto de vista de la expresión, es "más negativo que positivo", pero también porque, en el caso de las aplicaciones de mensajería instantánea, los jóvenes siguen las normas del código oral (donde habitualmente hay menos orden) para comunicarse por escrito, y a muchos les cuesta cambiar el registro cuando tienen que pasar de lo coloquial a lo formal.

Además, dicen, tienen dificultades para explayarse en los textos, y arrastran al plano académico la prisa y el descuido con el que escriben a sus amigos.

"En los correos electrónicos te encuentras cada vez más estudiantes (universitarios) que empiezan tratándose de usted y luego pasan rápidamente al tuteo, que no se despiden o que ponen cosas como 'Holaaaaaaa', así con muchas 'aes'. A lo mejor les escribes, les das alguna información y te contestan poniendo cosas como: 'valeeee'. Esto es un problema de cambio de registro, de que escriben igual a la decana que a un colega con el que se están tomando cervezas", apunta Gumiel.

Pese a los múltiples ejemplos negativos, no se olvidan los docentes de dejar claro que, como en todas las épocas, sigue habiendo alumnos que destacan por su forma de expresarse. Si inciden en la parte mala es porque les preocupa lo que ven en el aula y porque quieren hacer una llamada de atención a la sociedad para que ayuden a devolverle a la expresión escrita el lugar que, creen, ya no tiene.

Lo ven como una labor colectiva que compete al propio alumnado, a las familias y a los políticos, pero también, por supuesto, a los docentes porque, según admiten algunos de ellos, quizá se haya "bajado el listón" de la exigencia y eso también haya afectado al nivel.

Otros especialistas creen que no hay tal decadencia y hablan de "cambios"

De todos los profesores consultados, que son más de los que aparecen representados en este texto, solo uno se desmarca de la opinión mayoritaria: “Yo no veo tanta diferencia respecto a otras épocas. Lo que sí veo es que (debido a internet) hay mucha más exposición de lo que la gente hace, porque antes quedaba todo mucho más en el ámbito privado (...) Sí es verdad es que quizá no está tan penalizado. Ahora hay una especie de aceptación social de que no importa tanto cómo se escriba, y esa aceptación es lo que no nos podemos permitir porque tu forma de escribir y de expresarte es una carta de presentación y una forma de relacionarte con el mundo a la que no se puede renunciar”, opina Alberto, profesor de Lengua en Secundaria.

Su palabras, como la del resto, parten de apreciaciones, de algo subjetivo. No hay estudios ni estadísticas que brinden una visión global y sólida sobre cómo se expresan los jóvenes de hoy respecto a los de generaciones previas, de forma que para aproximarse a la realidad hay que recurrir a las impresiones de quienes se dedican al estudio de la lengua o de quienes corrigen diariamente los escritos de los escolares y universitarios, asumiendo que quizá no haya una verdad absoluta.

En todo caso, Alberto, que está en contra de que en los exámenes se penalicen las faltas de ortografía, cree que comparar el nivel actual de las aulas con el que había años atrás no es lo más correcto, ya que las circunstancias del sistema educativo no son las mismas. "Antes muchos niños con problemas de ortografía, de expresión, estaban fuera del sistema educativo y ahora están dentro. En contraste parece que hay un empobrecimiento", indica.

Siempre creemos que la generación venidera se carga el lenguaje

"Pensamos siempre que las generaciones que vienen después de la nuestra escriben o, directamente, se comunican peor. Siempre creemos que la generación venidera se carga el lenguaje, y eso no es verdad, objetivamente, porque el español, como cualquier idioma, va cambiando en función de las necesidades de sus hablantes", argumenta, por otra parte, Álex Herrero, asesor lingüístico y editorial en Cálamo&Cran y consultor en SinFaltas.

A su juicio, es importante enseñar a los estudiantes a cuidar de la lengua, pero sin intentar ponerle "puertas al campo". "No debemos asustarnos pensando que escribimos peor. La lengua es un ente vivo y se regula sola. Es importante que se insista en las aulas en este asunto, pero con la idea de tratar con cariño el tesoro que compartimos frente al miedo de: 'te lo estás cargando'", agrega Herrero, que ha trabajado durante años como asesor lingüistico en la Fundación del Español Urgente (Fundéu).

Lo que él dice coincide con la visión del influyente psicólogo experimental, lingüista y escritor Steven Pinker, quien cuenta en su ensayo El sentido del estilo que cada generación piensa que "los chicos de hoy en día" no hacen más que "degradar y estropear la lengua". Estas quejas y lamentos por el ocaso de las lenguas se remontan, "como poco", dice en el libro, hasta la invención de la imprenta, y apunta que, según el erudito británico Richard Lloyd Jones, "algunas de las tablillas de arcilla procedentes de la Sumeria antigua que se han descifrado recientemente contienen quejas por la decadencia en el modo de escribir de los jóvenes".

Los jóvenes hablan de otra manera y escriben de otra manera porque piensan también de otra manera

La filóloga Luna Paredes no cree que haya puntos de vista acertados o erróneos respecto a este tema, pero lo cierto es que también opina que los jóvenes "no escriben peor", sino que "escriben en función de los tiempos en los que estamos". "Hablan de otra manera y escriben de otra manera porque piensan también de otra manera; piensan más con imágenes, piensan más rápido. Entonces, es normal que el lenguaje esté cambiando. Creo que 'mejor' o 'peor' no son las palabras adecuadas. Es como si nos ponemos a decir que los primeros que empezaron a hablar castellano hablaban peor porque ya no hablaban latín. Es que el mundo estaba cambiando mucho", subraya.

En lo que sí hay consenso: leer más ayuda escribir mejor

Eso no quiere decir, puntualiza la filóloga, que los cambios que se viven no estén desembocando en algunos problemas de expresión, como señalan los docentes, pero quizá la clave esté, dice, en adaptar la enseñanza a las circunstancias actuales, algo que también ven crucial muchos profesores, que se quejan de tener programas educativos cambiantes pero "arcaicos".

Por otro lado, algunos formadores y expertos apuntan que hay novedades positivas en la expresión de los más jóvenes. Por ejemplo, saben sintetizar mejor y a menudo integran en el lenguaje palabras procedentes del español de América (en gran medida, gracias a los 'youtubers'), algo que consideran que puede ser enriquecedor.

El consenso pleno llega cuando se menciona la importancia de fomentar entre los jóvenes el cuidado de la expresión oral y escrita, y cuando se alude a la infuencia de la lectura en la escritura.

Esto último no solo aparece en las conversaciones con los expertos; entre los alumnos de la clase de Bachillerato "entrevistada" hay una chica que dice defenderse bien en el terreno de la palabra escrita y que lo achaca, en parte, a que es una lectora habitual. "Cuanto más lees, mejor te expresas”, asegura la joven.

Ella habla, por supuesto, de leer libros, de literatura, pero no está de más precisarlo porque algunos expertos comentan que ahora se lee (y se escribe) más que nunca, refiriéndose al "bombardeo" de mensajes que llegan a las pantallas de los teléfonos móviles y ordenadores. Y no, los subtítulos incrustados en un vídeo de TikTok, los comentarios de las publicaciones de Instagram o los diálogos de un videojuego no cuentan como lectura. Al menos, por ahora.