Los pajes de Abanilla, una tradición con más de cinco siglos
- Dos niños de la localidad se visten con unos curiosos atuendos cuya fiesta comenzó en el siglo XVI
- La tradición se enmarca en las fiestas patronales en honor a la Santísima Cruz
Los pajes son uno de los símbolos distintivos de la fiesta de la Santísima Cruz de Abanilla. Son dos chicos del pueblo, de entre 6 y 8 años, que se visten con unos trajes de estilo dieciochesco y acompañan a los capitanes durante las fiestas.
Ellos les indican, por ejemplo, dónde deben apuntar sus arcabuces en la romería hasta el santuario de Mahoya. Allí se rueda la bandera y se bendice el agua en donde se baña la Santísima Cruz, patrona de Abanilla.
El diseño barroco del vestido se ha mantenido intacto en el tiempo
La tradición de la fiesta en honor a la Santa Cruz de Abanilla data del siglo XVI. Los primeros textos que explican la fiesta está documentada desde 1770. Esta fecha coincide con la construcción y acabado del templo, que se terminó en 1712 el edificio y el interior se remató a final 1763. Los trajes de los pajes son barrocos y su elemento más característico es una falda con enagua en forma de campana que, dependiendo del día, llevan una tela roja, verde y blanca o azul.
El vestuario se completa con una camisa con hilos de plata, fajín, medias y unas bandas. En el pelo, una tiara y unos tirabuzones. Todo el traje va engalanado de cadenas y joyas que son prestados por la gente del pueblo.
Las joyas se atribuyen a la devoción de la gente por ponerle a los pajes cosas suyas y, según el investigador Eugenio Marco "la ofrecían para que, como los pajes eran bendecidos, sus bienes fuesen también bendecidos".
Los padres quieren que sus hijos sean pajes por devoción o por tradición
Este año los pajes son Álvaro y Ginés. La madre de Ginés, Vanesa Navarro, no esperaba que su hijo fuese paje. Que sea paje es una forma de darle gracias a la Santísima Cruz "porque cuando fue pequeño estuvo malito y salió para adelante". Ahora lo ve y piensa en su madre "le estará viendo desde arriba y debe estar muy ilusionada con verlo así vestido".
“Las joyas se cosen una a una y es un proceso muy minucioso“
Para vestirlo cuenta con la ayuda de Narciso Rocamora, que lleva desde 2002 vistiendo pajes. Vestir pajes es una labor que se enseña de generación en generación. Narciso lo aprendió de su madre y de su tía. "Las joyas se cosen una a una y es un proceso muy minucioso que puede llevar hasta tres horas".
En el caso de Álvaro, su madre Lola María Ramírez tenía claro que su hijo iba a ser paje "desde que lo llevaba en mi vientre y supimos que era niño, mi marido y yo dijimos que sería paje". Lola María, además de ser su madre, es la Presidenta de la Hermandad de la Santísima Cruz. Es la primera vez en 500 años que lo preside una mujer: "Por la junta directiva han pasado muchas mujeres pero como presidenta de la hermandad es la primera vez que es una mujer".
“Llevo vistiendo desde los 5 años y tengo 73. He enseñado a otras mujeres pero yo ya me retiro“
A Álvaro le viste Enriqueta Cantero. Este será el último año que vista a un paje, por eso ha enseñado a varias mujeres a mantener viva la tradición "llevo vistiendo desde los 5 años y tengo 73. He enseñado a otras mujeres pero yo ya me retiro. Son muchas horas".