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El peligro de transformar la cuidad en un decorado

  • El centro histórico de Córdoba ha perdido el 15% de su población en los últimos 20 años
  • Asociaciones de vecinos denuncian que los turistas están sustituyendo a los vecinos en los barrios históricos

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El casco histórico de Córdoba se queda sin vecinos: historias a contracorriente de la gentrificación

Ya no conozco a nadie, la mayoría son turistas

La plaza del potro es historia viva de Córdoba. Cervantes la citó en El Quijote, y desde siempre ha sido un punto de encuentro de la ciudad. En sus tradicionales casas de vecinos llegaron a vivir decenas de familias. Pero hoy sólo quedan cuatro. Una de ellas, la de Eduardo. A sus 70 años no ha conocido otra cosa: nació en la casa que hoy habita junto a su mujer. "Antes te salías a la puerta y no hacías otra cosa que saludar. Ahora ya no conozco a nadie, la mayoría son turistas".

Tiene razón. Son las 12 de la mañana y el trajín de maletas es constante. Unos salen, otros llegan a ocupar los apartamentos. Casi todas las casas de la plaza del Potro se han convertido en residencias turísticas, fácilmente reconocibles por los carteles en sus puertas. Frente a la casa de Eduardo ahora mismo están en marcha las obras del último edificio que se va a destinar a ello, adquirido por un fondo de inversión.

Los apartamentos turísticos han seguido al alza

La pandemia no ha frenado en Córdoba la proliferación de los apartamentos turísticos en el casco histórico, sino al contrario. Hoy hay 230 más que en 2019. Desde 2017 su número se ha multiplicado casi por cuatro. En total hay 979, según datos oficiales.

La vivienda turística, en auge en Andalucía

No tenemos ni donde sacar dinero. En esta zona todo son trabas e inconvenientes para los vecinos.

Desde la asociación de vecinos de la Axarquía, uno de los barrios del casco histórico, apuntan a la turistificación como una de las grandes culpables de la despoblación paulatina del barrio, pero no es la única, dicen. "Los jóvenes no quieren quedarse a vivir aquí. No hay infraestructuras deportivas, la movilidad es difícil, ya casi no hay comercios, todo son bares, han cerrado muchos bancos y no tenemos ni donde sacar dinero. En esta zona todo son trabas e inconvenientes para los vecinos", nos dice Juana Perez, portavoz de la asociación. Pone como ejemplo la lucha que han tenido que emprender para que les permitan instalar placas solares en sus casas. Urbanismo no lo permitía hasta hace poco por considerar que dañaba la estampa del casco histórico cordobés, patrimonio de la Humanidad desde 1994. Y aunque el pleno del ayuntamiento por fin lo ha autorizado, nos cuenta que aún no se ha hecho la última modificación legal que les permita por fin instalarlas. "Seguimos esperando", nos dice.

No hay un relevo generacional.

Junto a ella, Antonio Torres, que lleva años estudiando la evolución del lugar donde nació con los datos del padrón. "En los últimos 20 años se han perdido más de 7.000 vecinos, el 15% de la población". El casco histórico de Córdoba es uno de los más extensos de Europa. En algunas zonas abundan las casas deterioradas o directamente en ruinas. Según sus datos, 3 de cada 10 edificios tienen más de 50 años. Una antigüedad que va de la mano de sus habitantes: es la zona de Córdoba con una edad media más elevada, 45 años. "La población está muy envejecida y en los edificios no hay un relevo generacional. Cuando los vecinos mueren en muchos casos la casa se cierra y se deteriora. A no ser que se aproveche para el turismo, claro".

El hecho es que la estructura misma de las casas de vecinos cordobesas, pequeñas viviendas construidas en torno a un gran patio, las hace edificios ideales para los apartamentos turísticos. En ellas antiguamente los vecinos compartían cocina y lavadero. Y por supuesto, los famosos patios cordobeses también eran de uso común. Una forma de vida difícil de concebir hoy. Pero no imposible.

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Los repobladores del casco histórico

En el barrio de San Agustín, seis jóvenes familias cordobesas han decidido intentarlo. Se han unido en régimen de cooperativa para comprar una antigua casa de vecinos en el barrio de San Agustín, rehabilitarla y rehabitarla. "La vivienda no es nuestra, sino de la cooperativa. Si algún día decidimos irnos en nuestros estatutos figura la fórmula para designar a quien nos reemplace", nos cuenta María José Martínez, una de las vecinas que está ultimando su mudanza, junto a su marido y su hija.

Queremos hacer vida en el barrio.

"Aquí las familias compartimos una filosofía de vida. Queremos hacer vida en el barrio, más colectiva y en torno al patio y que nuestros hijos, la mayoría hijos únicos, se críen juntos". Las viviendas no son demasiado grandes, entre 50 y 80 metros, pero tienen un gran patio para compartir, y han ahorrado espacio colocando lavadora y secadora en un espacio de uso común. Una casa de vecinos cordobesa adaptada al siglo XXI.

Las familias han dado el paso asesorados por una asociación cultural, PAX patios de la Axarquia, en la que trabajan varios arquitectos implicados en salvar al casco histórico de la despoblación. "Al principio fue difícil. En los bancos les decían que como iban a pagar una hipoteca para que al final la casa no fuera suya. Pero el hecho es que al eliminar la intermediación de una promotora el precio ha quedado bastante asequible para las familias y les merece la pena", nos cuenta Jacinta Ortiz, arquitecta de la asociación Patios de la Axarquía y una de las responsables de la rehabilitación.

La casa, que ganó hace décadas varios concursos de patios cordobeses pero acabó quedando en estado de semi abandono, cuenta muchas historias. La última, que las familias han logrado arrebatársela a un fondo de inversión que pretendía hacer en ella apartamentos turísticos. "Las dueñas eran dos hermanas que se habían criado aquí y ya tenían una oferta en firme. Pero cuando se enteraron de que nuestro proyecto incluía traer a varias familias jóvenes decidieron vendérnosla a nosotros a pesar de que no pudimos igualar la oferta económica. Para ellas valía más que la casa de su infancia volviera a la vida. Y eso es precioso. Porque una ciudad está viva cuando la gente vive en ella".

La mudanza ya está en marcha. En pocas semanas varios niños volverán a jugar en este patio cordobés que los turistas tendrán esta vez que admirar desde el portal.