España se asoma a la séptima ola de la pandemia con los "ojos vendados"
- La subida de la incidencia y las hospitalizaciones apuntan a una nueva onda epidémica
- Entre las causas, el fin de los aislamientos de asintomáticos y leves, la Semana Santa y el fin de las mascarillas
"No estamos ante una ola silenciosa de la pandemia. Estamos vendándonos los ojos ante la nueva ola. No la estamos queriendo ver. No la estamos queriendo nombrar por su nombre". El epidemiólogo Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Organización Mundial de la Salud, es rotundo a la hora de analizar la subida de la incidencia de COVID-19 y el incremento de las hospitalizaciones en el último mes, especialmente desde la Semana Santa y el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores.
La incidencia en la población mayor de 60 años -la única que ofrece actualmente el Ministerio de Sanidad- ha subido desde el pasado 1 de abril desde los 459 casos acumulados por 100.000 habitantes en 14 días hasta los 813,22 en el último informe de este viernes, lo que supone una subida del 77%. Tres comunidades -Navarra, Murcia y La Rioja- superan los 1.500 casos que marcan el riesgo alto para este indicador, según la nueva estrategia de vigilancia, mientras que otras seis están por encima de los 1.000.
"Hay un repunte considerable de la incidencia, y un repunte de la incidencia sostenido en el tiempo es una nueva ola se quiera llamar así o no", añade López-Acuña, quien afirma que, si se analizara la incidencia en menores de 60 años, "veríamos que es igual o mayor".
Para la inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Matilde Cañelles, que subiera la incidencia "era lo más esperable" ante la circulación de variantes más transmisibles que la ómicron original y el "agravante" de la retirada de medidas en España como los aislamientos de asintomáticos o sintomáticos leves y el fin de mascarillas en interiores. Pero más allá de la incidencia, para Cañelles lo más "preocupante" es que están subiendo las hospitalizaciones "claramente".
Desde el 1 de abril estas se han incrementado un 65% al pasar de 4.150 ingresos a 6.858, aunque el número de personas en la UCI -362 según el último dato de Sanidad- permanece estable por ahora. En la sexta ola las hospitalizaciones en planta superaron las 19.000 y en intensivos, las 2.500.
"Lo que me preocupa de lo que se ha hecho en España es que somos los que lo estamos haciendo de manera más irresponsable, a mi parecer. Por tres motivos: hemos dejado de aislar a asintomáticos y leves; hemos dejado de medir la incidencia por debajo de 60 años (...) de manera que cuando vemos subir las hospitalizaciones ya vamos tarde; y además no hemos puesto cuartas dosis de las vacunas", subraya Cañelles, quien recuerda que la protección, sobre todo en la población más mayor, va disminuyendo con el paso de los meses.
Esto explicaría que la incidencia de los mayores de 80 años -los primeros que recibieron las terceras dosis- supere ya los 1.000 casos y sea la mayor de entre la población de más de 60.
Joan Caylà, doctor de la Sociedad Española de Epidemiología y miembro de la Fundación de la Unidad de Investigación de la Tuberculosis de Barcelona, también cree que "estamos ante una nueva ola epidémica aunque se estén usando eufemismos". Este epidemiólogo defiende que, aunque la subida actual "parece pequeña" comparada con la sexta ola, no lo es si se compara con otras como la quinta, y recuerda que cada día mueren en España una treintena de personas por COVID.
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, defendía este mismo viernes que se sigue motorizando la pandemia con una "máxima vigilancia" incidiendo sobre todo en los indicadores de capacidad asistencial, que se mantienen -asegura- "dentro de un nivel aceptable", informa Europa Press.
Compra de test de antígenos y búsquedas en internet, indicadores informales
Al margen de los indicadores epidemiológicos de incidencia, hospitalizaciones, ingresos en UCI y fallecidos, hay otros informales que dan pistas sobre el aumento de los contagios. Uno de ellos es la venta de test de antígenos. En abril subieron un 22,3% respecto al mes de marzo, debido en parte a que ya no se hacen test a la población general, pero también a un aumento de los casos.
Otro indicador, más informal y con cierto carácter predictor de nuevas olas, según llevan subrayando durante toda la pandemia analistas como Francesc Pujol, profesor de la Universidad de Navarra: las búsquedas en Google de "síntomas COVID". Desde principios de abril han vuelto a crecer aunque todavía se mantienen muy lejos del pico que se alcanzó el 19 de diciembre a las puertas de la Navidad en plena sexta ola.
Cuando las mascarillas dejaron de ser obligatorias en exteriores, en febrero, Fani fue una de las personas que tecleó en el buscador con qué sintomatología se presentaba ahora la COVID-19. Cuando el martes de la semana pasada comenzó con dolor de cabeza, picor de garganta y fiebre, esta joven de 30 años -que ya no figura en las estadísticas oficiales- no tuvo que repetir la búsqueda.
Tres días después y tras un primer negativo, el test de antígenos le dio la "sorpresa" de que era positiva después de dos años de llevar a "rajatabla" todas las medidas de prevención, aunque reconoce que en las dos últimas semanas se había "relajado" con el fin de la obligación de llevar mascarilla en interiores y había visto a familiares y amigos sin el cubrebocas.
"Ha influido. Nos hemos relajado por el mero hecho de haber quitado las mascarillas. Nos ha hecho ver como que ya no hay tanto riesgo, que se pasa leve con las vacunas, que si te toca es ya más como una gripe. Las medidas que se toman tanto para ponerlas como para quitarlas desde las autoridades inciden muchísimo en la población", explica a RTVE.es.
Mascarillas y una vacunación que ha perdido fuelle
Joan Caylá subraya que, efectivamente, "el tema de las mascarillas ha favorecido que parte de la población piense que esto está superado" a pesar de que "la pandemia continúa". El epidemiólogo añade, además, como factores desencadenantes de la séptima ola el levantamiento de los aislamientos en asintomáticos y enfermos leves -a pesar de estar ante una variante "muy contagiosa a nivel del sarampión"- y la poca cobertura de terceras dosis.
En España, el 92,6% de la población mayor de 12 años tiene la pauta completa de vacunación, pero solo se ha puesto dosis de refuerzo el 52,4%. Además, la cobertura en niños de 5 a 12 años sigue siendo baja: un 45,7% no tiene ninguna dosis y solo el 42,6% tiene la pauta completa.
López Acuña señala como factores el fin de los aislamientos y de las pruebas generalizadas y el "descuido" del tema de las mascarillas no solo en interiores sino también en exteriores cuando hay aglomeraciones, como se han dado en Semana Santa, con "extraordinarias interacciones sociales". A todo ello, hay que añadir dos elementos más, en su opinión, relacionados con la vacunación: la protección inmunológica que decae con el paso del tiempo sobre todo en mayores de 80 años y la falta de cobertura vacunal de terceras dosis y en menores.
La inmunóloga del CSIC Matilde Cañelles cree que es clave poner las cuartas dosis de refuerzo a los mayores de 80 años - "ya vamos tarde", sentencia- y ofrecerlas al resto de la población de más de 60. La Comisión de Salud Pública, de la que forman parte el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, sin embargo, es partidaria de aplazar hasta otoño este cuarto pinchazo, cuando estén disponibles las vacunas de nueva generación, adaptadas ya a ómicron y otras variantes.