Grange y Tardi: "La guitarra puede ser un arma temible para luchar contra las injusticias"
- La cantante y el dibujante publican Elise y los nuevos partisanos, sobre los movimientos contestatarios en Francia
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Inspirándose en su propia juventud, la cantante Dominique Grange (Lyon, 1940), ha decidido contar su lucha contra la explotación, la injusticia social y el racismo a raíz del movimiento contestatario de Mayo del 68. Una aventura en la que le acompaña su marido, el dibujante Jacques Tardi (Valence, 1946). Juntos publican Elise y los nuevos partisanos (Salamandra Graphic), que se basa en esa militancia de Elise en esos primeros años 70.
Una época en la que Dominique, por entonces militante maoísta, cambió los cócteles molotov por las canciones, componiendo uno de los himnos más famosos de entonces: Nous sommes les nouveaux partisans; un tema mítico del que sale el título del libro.
En el Salón del cómic de Barcelona preguntamos a Dominique qué puede hacer una guitarra contra las injusticias: “Creo que fue Dylan el que dijo que su guitarra era un arma temible para luchar contra las injusticias. Y no solo, la guitarra, también la unión de las palabras y la guitarra. Él decía algo así como que “Esta guitarra mata a los fascistas”. Aunque, ahora que lo pienso, no estoy segura de que fuera Dylan” (En realidad esa frase la llevaba escrita en su guitarra Woody Guthrie (1912-1967)”
“Lo importante -añade Dominique-, es que cada vez que se escribe una canción con mensaje, es capaz de unir a la gente y, por otra parte, casi siempre acaban siendo censuradas o prohibidas. Por eso creo que las canciones son muy poderosas para unir a la gente y, a la vez, las fuerzas de represión no soportan que la gente cante, que alce la voz para expresar el deseo de un cambio”.
“Además -añade Dominique- las canciones son instrumentos muy prácticos porque son como pájaros que pueden volar libremente, traspasar muros, llegar a las cárceles, ser traducidas a otros idiomas. Y pueden ser cantadas en todas partes. Eso es extraordinario para mí. La poesía también comparte parte de ese poder pero para mí cantar es mucho más liberador que cualquier otra cosa”.
Su esposo, Jacques Tardi, es uno de los grandes dibujantes europeos, que ha denunciado la inutilidad de la guerra en títulos como Puta guerra o La guerra de las trincheras. Le preguntamos si cree que el cómic también tiene poder para cambiar las cosas: “Creo que sí, porque es un medio de expresión popular, con lo que eso tiene de bueno. También es una forma de luchar contra la mediocridad”.
“Aunque es muy distinto de la música porque depende mucho de donde se publique. No vas a encontrar el mismo cómic en Pif le chien, que era una publicación del partido comunista que en Pilote o Charlie Hebdo. Depende mucho de la base pero los cómics pueden expresar ideas con mucha fuerza. Lo hemos podido comprobar en su historia”.
“Me gustaría añadir – interrumpe Dominique- que las canciones las canta mucha gente, lo que les da una gran fuerza, mucho poder. Antes, en las manifestaciones, se cantaba la Internacional y todo el mundo la conocía. Ahora se ponen camiones con altavoces que escupen música y la gente ya no canta. Pero yo recuerdo que, por ejemplo, cuando un camarada era asesinado, todos cantábamos juntos y había una emoción, una fuerza, una potencia, a veces casi violenta, que unía a la gente. Y eso no lo veo ya en la actualidad”.
“Por otra parte -añade Dominique-, en Francia hay muchas corales que cantan este tipo de canciones revolucionarias y eso también es muy interesante. No sé si eso pasa aquí en España”.
“Lo más poderoso de una canción es esa forma que tiene de unir a la gente -asegura Tardi-. Una cosa que no sucede en el cómic, que se lee de forma individual”.
“Me emocionó que los Chalecos Amarillos cantasen mis canciones”
Preguntamos a Dominique qué siente cuando escucha sus canciones en alguna manifestación: “Me emociona muchísimo -confiesa-. Pero no es un placer narcisista, sino que pienso que he logrado que la gente escuche mi mensaje, lo que quería contarle”.
“Durante las manifestaciones de los Chalecos Amarillos en Francia, que fueron reprimidas con muchísima violencia -añade-, hasta el punto de que mucha gente perdió un ojo o una mano, un día un amigo me envió un video en el que esos Chalecos Amarillos cantaban Nous sommes les nouveaux partisans.. .Y después filmó otra secuencia en la que cantaban Acabemos con el estado policial, que yo escribí en Mayo del 68. Así que pensé que, 50 años después, esa canción seguía respondiendo a una necesidad real”.
“Y hay un joven que va a todas las manifestaciones con su guitarra y canta, en bucle, Acabemos con el estado policial. Y consigue que mucha gente, aunque no conozcan la canción, acaben cantándola. Todos acaban cantando juntos unos versos”.
“Odio que digan que soy un icono de Mayo del 68”
En el cómic Eloise cuenta su lucha como militante maoísta, su huída después de que le estallara un cóctel molotov (que a punto estuvo de acabar con su vida) y cómo acabó cambiando todo por la guitarra con la que iba a cantar para los trabajadores de las fábricas (ella misma trabajaba en una fábrica 55 horas a la semana).
Preguntamos a Dominique Grange por qué ha llamado Eloise a la protagonista y hasta qué punto el cómic se basa en su propia historia: “El 99% del cómic es mi historia -confiesa-, pero no quería que esa lucha se centrase en mí, porque he leído a algunos periodistas que dicen que soy un icono de Mayo del 68 y odio esa idea”.
“Yo no fui ningún icono, ni siquiera un líder, sólo fui una militante de base. Lo que hice fue escribir e interpretar canciones. Pero usar el personaje de Elisa, que sale de una famosa novela revolucionaria de la época, me dio una cierta libertad y hace más fácil que la gente se identifique con ella, que es como un símbolo, y no una persona en concreto. Elisa es mi avatar, mi libertad”.
También me da cierta seguridad -añade- porque hay cosas en la historia que son delicadas y en las que no he insistido, como el tema de la violencia, que se usó mucho. Por eso, también era una forma de mantenerme en la distancia, sin decir que yo hice esos cócteles molotov. Hace ya muchos años y todo ha prescrito, pero nunca sabes cuando el fascismo puede llegar al poder y reabrir viejos dossiers”.
“Léo Malet decía: “no hay prescripción”, añade Tardi citando al famoso novelista de serie negra al que ha adaptado al cómic en algunas de sus obras maestras como su serie dedicada a Néstor Burma.
“Las únicas pena que no prescriben suelen ser los crímenes contra la humanidad -asegura Grange-. Pero ahora mismo los italianos quieren que Francia les entregue a los militantes de las Brigadas Rojas que llevan más de 40 años viviendo en París, que ahora son abuelos y han vivido con la protección de Miterrand. Ahora, 40 años después, podrían ir a la cárcel por cosas que hicieron cuando eran unos jóvenes de 16 o 18 años. Y Macron parece dispuesto a entregarlos, 40 años después, cuando son personas muy diferentes. Es un tema delicado que el Derecho no ha resuelto”.
"Tenía 22 años y quería expresar mis ideas políticas a través del cómic"
Preguntamos a Jacques Tardi qué hacía él en aquellos años, mientras su esposa cantaba canciones en las manifestaciones: “A finales del 68 terminé mis estudios en Artes Decorativas y me familiaricé con esas ideas del 68, como los dibujos en los muros, las asambleas generales… y lo que quiero en ese momento es expresarlo en mi trabajo. Pero para ello necesitaba también un lugar en el que poder publicar eso”.
“Fue entonces cuando el llamado “cómic para adultos” empezó a fascinar a la gente. Aunque en realidad tampoco fuese para lectores adultos, como puede ser el caso de Barbarella. Yo tenía 22 años y quería expresar mis ideas políticas a través del cómic. Fue entonces cuando publiqué mi primer cómic en el semanario Pilote cuyo guion fue escrito por Pierre Christin (Valerian)”
“Era una historia post 68, que precisamente era lo que quería hacer yo en ese momento. Aunque ahí descubrí que no me acaba de convencer el trabajo en equipo, sino que prefiero expresarme solo. La excepción ha sido este cómic con Dominique, a la que conocí en las sesiones nocturnas de Charlie Hedbo (se puede ver en el cómic). Desde entonces estamos juntos y en este tebeo hemos trabajado prácticamente en osmosis”.
“El único guionista con el que he trabajado sin cuestionsa su trabajo fue Jean Claude Forrest, el guionista de Barbarella, con el que colaboré en Ici Même y que era un fabuloso profesional; A algunos guionistas les he tenido que decir: “no necesitamos tanto texto, podemos avanzar más rápidamente con la imagen”. Eso no me pasó nunca con Forest, porque también era dibujante. Pero prefiero trabajar solo”.
Les preocupa más Macron que Le Pen
El cómic comienza con una manifestación de los argelinos que vivían en los suburbios de París a los que la policía reprende de forma realmente violenta, incluso matando a bebés. Les preguntamos si temen a la extrema derecha y al ascenso de Le Pen, que sigue manifestándose contra los extranjeros.
“En Francia no hemos digerido la independencia de Argelia -asegura Tardi-. Sigue habiendo ese rencor con Argelia y con esa guerra de independencia, aunque actualmente vivan millones de argelinos en Francia. Pero el racismo siempre ha estado presente. Y creo que el aumento de la extrema derecha a nivel político y gubernamental, es muy preocupante, pero, al final, sabemos quiénes son”
“Me da mucho más miedo el racismo del día a día -asegura el autor-. En los años 70, 71, hubo como 50 crímenes racistas el mismo año”.
“El racismo siempre ha sido un problema en Francia y, afortunadamente, Le Pen no se va a volverá a presentar, porque no ha conseguido los resultados esperados -añade el dibujante- No creo que Le Pen sea una amenaza. En cambio, el Liberalismo si está muy presente en la sociedad y por eso no creo que la victoria de Macron sea ningún regalo para la sociedad”.
“El cómic lo empezamos en un barrio de las afueras, habitado por argelinos, porque muchos jóvenes de ahora no los conocieron. No saben que había esa discriminación” -afirma Tardi-.
“A cambio -interrumpe Dominique- ahora hay tiendas de campaña en París, ocupadas con argelinos. Pero quisimos empezar el cómic con estos barrios pobres porque es el punto donde comienza la formación ideológica de Eloise. Después mostramos la manifestación de los argelinos que salen de esos barrios y son brutalmente reprimidos por la policía, hasta el punto de que la policía ahogó a bebés en el río”.
“Evidentemente eso no se filmó -añade Tardi-, pero nosotros hemos querido reflejarlo porque la gente no sabe lo que pasó realmente y lo brutal que fue la represión”.
Sin duda, Eloise y los partisanos, es uno de los cómics del año. Una obra fascinante que nos recuerda que no tenemos asegurada la Libertad y que debemos estar dispuestos a luchar por ella.