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Guerra en Ucrania

La guerra empuja a periodistas ucranianos y rusos a la trinchera: "Es muy cómodo usarla para acabar con la oposición"

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La guerra de Ucrania evidencia las dificultades para informar de muchos periodistas rusos y ucranianos

Anatoli Sharii y su esposa Olga llegaron a España en 2015Ucrania iniciaba entonces el convulso periodo iniciado con las llamas del EuroMaidán, el movimiento que acabó con el gobierno del presidente Viktor Yanukovich y dio lugar a un Ejecutivo que rompía con los tradicionales lazos con Rusia.  Sharii, periodista rusófilo especializado en denunciar casos de corrupción, incluidos los de los presidentes prorrusos como el propio Yanukovich, dejó el país presionado y amenazado.

Hoy vuelven a acosarle, denuncia desde Cataluña, donde reside y donde el pasado 6 de mayo tuvo que pasar por comisaría para responder de una acusación de “alta traición” enviada por la fiscalía ucraniana.  “Nunca, jamás en mi vida, he hecho algo ilegal contra mi gobierno, mi país o su gente”, afirma rotundo en un castellano poco fluido: “he vivido muy encerrado todos estos años”, explica.

La libertad de prensa ha empeorado con la guerra

“Cuando escucho que soy prorruso”, nos dice, “lo primero que hago es preguntar: ¿Yanukovich no era prorruso? Claro que sí, si vive en Moscú, y yo lo denuncié, y por eso me presionaron”. Sharii subraya que los últimos gobiernos ucranianos han perseguido a la prensa, pero que ahora, con la guerra, la situación ha empeorado para los que cuestionan el poder.

“Porque ahora es muy cómodo para el gobierno de Ucrania apresar a todas las personas que escriben contra el Ejecutivo y acabar con los opositores: nos acusan de ser prorrusos para cerrarnos la boca”, asegura. Y cuenta que “cuatro colegas han sido secuestrados por los servicios de seguridad y hace dos meses que no sabemos nada de ellos”.

El periodista cuenta, además, que a otros dos reporteros los habrían sacado de sus respectivas casas y los habrían matado en la calle. ¿Tiene pruebas?, preguntamos: “claro”, responde con una sonrisa triste.

“En Ucrania no ha habido libertad de prensa durante años, pero ahora es una catástrofe”, se lamenta Sharii y, quien junto a su esposa Olga dicen sentirse bien en España, donde confían en que el sistema judicial les proteja de lo que consideran una persecución procedente de Ucrania.

“En Ucrania piensan que aquí funcionan como en mi país, donde alguien poderoso puede llamar al ministerio de Justicia o al de Interior para que detengan a alguien”, asegura.

Pero incluso en este exilio seguro sufren amenazas. Una decena de ellas las han llegado a denunciar a los Mossos d’Esquadra. “Nos han dicho por la calle que vamos a morir en prisión y hace pocas semanas pusieron una cuna llena de sangre con amenazas contra nuestro hijo. También grabaron un vídeo de nuestro niño y divulgaron las imágenes en canales de Telegram diciendo que se lo van a llevar a Ucrania y que allí lo van a convertir en un patriota”.

Fuera de RT “por coherencia”

La periodista Inna Afinogenova también está viviendo la guerra de Ucrania en España. En su caso, no porque la hayan perseguido en su país sino porque ella misma ha decidido poner fin a una larga y exitosa carrera en RT,  el canal internacional de la televisión pública rusa.

“Lo que ha pasado conmigo es el 24 de febrero”, nos explica en Madrid, donde está de paso. “Estoy muy orgullosa del trabajo que he hecho en RT a lo largo de estos años. He hablado de guerras desencadenadas por otros siempre desde la denuncia y el quiebre sucede el 24 de febrero [cuando comienza la invasión rusa], cuando, simplemente, he querido ser coherente”.

Para ella, al estar en uno de los dos bandos en conflicto, “imaginé que íbamos a estar entre blancos y negros sin posibilidad de entrar en zona gris, sin posibilidad de analizar, de entrar en zona gris, y para mí eso ha sido siempre muy importante”.

Periodistas rusos escapan de la censura para informar del co

Afinogenova hizo pública su salida de RT, antes Russia Today, en un vídeo de youtube que tiene cientos de miles de visionados. La reacción de parte de sus seguidores, que hasta entonces elogiaban sus vídeos críticos con Estados Unidos o la OTAN, fue virulenta, con acusaciones incluso de “traición”.

A la periodista le resulta “sorprendente que por no estar de acuerdo con una guerra te tachen de traidora o de equidistante. Porque a mí esa postura no me parece fácil ni equidistante”, explica. Las críticas, sin embargo, no han pasado más allá de mensajes. “A mí nadie me persigue en mi país”, aclara.

La periodista, la cara más conocida de la versión española de RT, considera que “la gente que hasta ayer me aplaudía de repente me está mandando comentarios despectivos. Y la gente que no ha visto ni un minuto del contenido que yo hacía mientras estaba en RT, sigue en sus fantasías de que mi salida de RT es parte del plan del Kremlin para seguir difundiendo la propaganda rusa. Al final, te cae por todos los lados”.

Y Afinogenova, asegura, no ha salido de Rusia para colocarse “automáticamente en el otro lado. Ahora, de hecho, lo que pienso es que voy a intentar analizar la guerra en esa zona gris, donde hay mucho que contar”. Por el momento, estudia potenciar su propio canal de youtube, de donde han desaparecido todos sus vídeos en RT, consecuencia de la decisión de la empresa estadounidense y las autoridades europeas de borrar y censurar el material producido por los medios públicos rusos.

Para la periodista rusa, esto es un ejemplo de las dificultades que se están imponiendo a la libertad de prensa y expresión en esta guerra. “Estamos en un país [España] donde RT en español ya está prohibido, donde no se puede acceder a él ni por televisión ni a través de las redes sociales. No hay forma de ver el contenido de la parte rusa. No entiendo cuál es el sentido de denunciar que se limite el acceso a la información en Rusia limitando el acceso a la información en la Unión Europea”.