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Cultivan por primera vez plantas en suelo procedente de la Luna

  • En enero de 2019, una misión china logró cultivar la primera planta en la Luna, pero murió al cabo de ocho días terrestres

La posibilidad de cultivar en ese astro se considera un paso esencial para hacer misiones espaciales de larga duración

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Lluna creixent, aquest 12 d'abril, des d'Arenys de Munt (Joan Navarra)
Lluna creixent, aquest 12 d'abril, des d'Arenys de Munt (Joan Navarra)

¿Se puede cultivar en el suelo lunar? Los resultados de un experimento realizado por un equipo estadounidense de científicos sugieren que quizá sí, lo que supondría un paso fundamental para avanzar hacia misiones espaciales de larga duración.

El grupo de investigación de la Universidad de Florida, liderado por Rob Ferl y compuesto por dos horticultores y un geólogo, ha logrado hacer crecer unas semillas de Arabidopsis thaliana en unas muestras de regolito lunar cedidas por la NASA, según revela el estudio publicado en la revista Communications Biology.

Esta planta es un tipo de berro nativo de Eurasia y el equipo de investigación comparó la evolución del crecimiento de la semilla en ese suelo lunar y con la del crecimiento en varias muestras de ceniza volcánica terrestre, que tiene unas características similares.

Los resultados del estudio revelaron que, aunque la planta crecía mejor en el sustrato terrestre, llegaba a germinar también en el sustrato lunar, lo que supone un hito histórico en la investigación espacial.

"Estos datos demuestran que las plantas terrestres son capaces de crecer en el regolito lunar", aseguran los autores en la publicación de Nature.

En comparación con el grupo de control terrestre, todas las plantas lunares tardaron más en desarrollar hojas, tuvieron un diámetro más pequeño y algunas estaban muy atrofiadas y profundamente pigmentada. Cuando hicieron un análisis genético de tres plantas que eran más pequeñas y oscuras, vieron que contenían más de un millar de genes a niveles diferentes que los de los ejemplares que crecían en suelo volcánico, en su mayoría relacionados con el estrés.

Solo 12 gramos de polvo lunar

Para llevar a cabo su investigación, el equipo solicitó a la NASA las muestras de suelo lunar que conservaban de las misiones lunares anteriores.

"Los alunizajes del Apolo supusieron un punto crítico en la ciencia de la exploración espacial, no solo por la realización de visitas lunares, sino también porque la biología terrestre entraría en contacto con material extraterrestre y se traerían intencionadamente a la Tierra muestras de ese material", explica el equipo de investigación.

Hasta la fecha, las muestras habían sido conservadas en las instalaciones del Laboratorio de Muestras Lunar (LSLF) y se realizaron estudios para detectar posibles patógenos, pero nunca se había probado a cultivar en ellas.

Finalmente, la NASA cedió para el experimento 12 gramos de suelo lunar procedente de muestras recogidas durante la misión del Apolo 11, 12 y 17.

Los científicos constataron que las plantas cultivadas en las muestras recogidas por el Apolo 11, que habían estado expuestas más tiempo a la superficie lunar, no crecían tan bien como las del Apolo 12 y 17 y diferían más en la expresión genética respecto a las ubicadas en tierra volcánica.

Los expertos conjeturan que "los rayos cósmicos y el daño del viento solar en la superficie lunar, así como la presencia en ese terreno de pequeñas partículas de hierro, podrían inducir una respuesta de estrés en las plantas y afectar a su desarrollo".

Cultivar en la luna, un paso esencial

Volver a la Luna ha sido un objetivo de la investigación espacial desde que se retransmitieron aquellas imágenes en blanco y negro del primer hombre que puso pie en el suelo del asteroide en 1969. La última misión en la que astronautas de la NASA pisaron la Luna fue la de Apolo 17 en 1972.

Sin embargo, la aparición de compañías privadas interesadas en llegar al espacio, la competitividad entre países y el desarrollo de los recursos tecnológicos han acelerado la carrera espacial.

De hecho, a través de su programa Artemisa, la NASA cuenta con liderar la próxima operación lunar tan pronto como 2025.

Para que esto - así como cualquier misión espacial a largo plazo - sea posible, las agencias espaciales están buscando que los astronautas puedan producir su propia comida en el espacio, lo que abarataría los costes de la misión y evitaría que tuvieran que volver a la Tierra a reabastecerse.

Por eso, el descubrimiento del equipo de Ferl es de vital importancia. "Determinar la eficacia del regolito lunar como recurso viable in situ es importante para el plan de volver a la Luna durante largos períodos", señalan los investigadores.

No es la primera vez que se intenta algo parecido, pero ningún estudio había conseguido estos resultados. En enero de 2019, la misión china Chang'e-4 logró cultivar la primera planta en la Luna, pero murió al cabo de 8 días terrestres.

La planta vivía en un recipiente especial con tierra a bordo de la sonda Chang'e-4, que alunizó en la cara oculta de la Luna el 3 de enero de ese año, y se cree que esa minibiosfera no sobrevivió la extremadamente fría noche lunar.

Aunque el avance logrado por los científicos de la Universidad de Florida es esperanzador, no tiene todas las respuestas, según advierten los propios investigadores, que piden más estudios: "Aunque este estudio demuestra que las plantas pueden utilizar el regolito lunar como sustrato primario, se necesitaría una mayor caracterización y optimización antes de que el regolito pueda considerarse un recurso rutinario in situ, especialmente en lugares donde el regolito está muy maduro".

"Estos datos también demuestran que el regolito lunar no es un sustrato de crecimiento benigno. Las plantas pueden no llegar a establecerse completamente", concluyen.