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Detectan contaminantes ambientales que pueden provocar obesidad en niños en edad escolar

  • Los químicos están presentes en productos alimentarios y cosméticos de uso diario, según un estudio
  • La infancia es el grupo más vulnerable a estos contaminantes por ser una etapa vital de desarrollo

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Obesidad infantil
Un niño come patatas y una hamburguesa en un restaurante.

Un grupo de investigación de la Universidad de Granada ha analizado la presencia de determinados contaminantes ambientales en el cuerpo de niños de entre 6 y 12 años. El estudio, que ha incluido a 240 niños de la provincia de Granada, ha determinado que algunos entran en el organismo a través de los alimentos o productos de cuidado personal y pueden provocar obesidad.

Concretamente, la investigación ha detectado la presencia de dos familias de disruptores endocrinos, bisfenoles y parabenos, en matrices biológicas obtenidas de la población infantil.

Estas sustancias han sido seleccionadas porque se encuentran en numerosos productos de uso diario, tanto alimentarios como cosméticos y de cuidado personal.

Los parabenos y bisfenoles son dos grupos de disruptores ampliamente conocidos cuya principal vía de exposición es la dieta. Existen estudios que demuestran que provocan efectos adversos como disruptores endocrinos que pueden causar obsesidad, siendo la infancia el grupo más vulnerable, ya que es una etapa crucial para el desarrollo, según señala la publicación del II Congreso de Investigación PTS Granada, en el que se presentó un estudio similar de investigadores del mismo equipo.

Los resultados muestran que el metil, etil y propilparabeno son detectados prácticamente en el cien por cien de las muestras analizadas. Otros como el isopropil y el butilparabeno se detectan en un porcentaje menor de las mismas y en concentraciones más bajas. En el caso de los bisfenoles, el A es el compuesto mayoritariamente detectado en el organismo de los niños estudiados, apareciendo en más de un tercio de las muestras analizadas.

En el caso de los parabenos es esperable encontrarlos, puesto que tanto metil y etilparabeno como sus sales están regulados legalmente como aditivos en los alimentos, y butil y propil en cosméticos.

En el caso de los bisfenoles, el BPA empieza a ser reemplazado en la industria debido a las recientes restricciones, explica la publicación del Congreso. Lo que se empiezan a detectar ahora son sus homólogos, como el F y el AF, aunque se ha demostrado que estos presentan una toxicidad similar al bisfenol A.

La Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA) ha premiado este trabajo, galardón que ha sido entregado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en el marco de las XXVI Jornadas Internacionales de Nutrición Práctica y el XV Congreso Internacional de SEDCA.

La obesidad infantil, un problema cada vez más acuciante en España

La Organización Mundial de la Salud está advirtiendo desde hace un tiempo de que las cifras de obesidad infantil están aumentando en todo el mundo, con una aceleración importante desde la pandemia de COVID-19.

En concreto, en España el 34,9% de los menores de entre 8 y 16 años sufre sobrepeso u obesidad, según el estudio PASOS de la Gasol Foundation. El país lidera, junto con Chipre e Italia, el ranking de obesidad infantil de la Unión Europea y las familias de menores rentas son las que se ven más afectadas.

El fenómeno es multicausal, por lo que conocer todos los factores implicados es determinante a la hora de afrontar una estrategia para hacerle frente y cada vez más líneas de investigación que quieren averiguar el modo en el que los contaminantes pueden estar contribuyendo a la obesidad.

Además de la obesidad, el espectro de enfermedades asociadas a la exposición a disruptores endocrinos es más amplio y cubre desde déficit de atención e hiperactividad, alteraciones genitourinarias, desarrollo sexual secundario prematuro hasta infertilidad, diabetes y cánceres en adultos.