Finlandia, Rusia y el fin de la neutralidad: más de mil kilómetros de frontera y una difícil historia común
- Finlandia siempre se ha preparado para la defensa ante su vecino y dispone de un potente Ejército
- Rusia tendrá que militarizar la frontera común y podría intentar impedir la adhesión
- Guerra Ucrania - Rusia, sigue la última hora del conflicto en directo
La guerra de Ucrania va a tener ya un efecto no deseado para Rusia. Dos países tradicionalmente neutrales, Suecia y Finlandia, están a punto de pedir su ingreso en la OTAN. El gobierno de este último anunció este jueves que recomendaba la adhesión "sin demora", pero aún debe discutirse en el Parlamento.
El caso de Finlandia es especialmente grave para el Kremlin, ya que ambos países comparten más de 1.300 kilómetros de frontera terrestre. Las amenazas de Moscú a Helsinki no han surtido efecto, y el país está a punto de dar un giro radical a la política exterior que ha seguido desde la Segunda Guerra Mundial.
Finlandia y Rusia, una difícil historia común
La historia de Finlandia está entrelazada con la de Rusia. En 1809, el Imperio Ruso arrebató el territorio a Suecia, y desde finales del siglo XIX intentó su rusificación, sin conseguirlo. En 1917, con la Revolución Rusa, Finlandia obtuvo la independencia, pero aún libró dos guerras contra la URSS (1939-40 y 1941-44, esta última alineada con la Alemania nazi) que se saldaron con importantes pérdidas territoriales, entre ellas la provincia oriental de Karelia.
En 1948 se logró sentar las bases de una paz duradera con un acuerdo en el que ambos se comprometían a no pertenecer a ninguna organización que supusiese una amenaza mutua. Esto situó a Finlandia en una situación particular (la llamada "finlandización") que le permitió un desarrollo propio durante la Guerra Fría, aunque con un gran dependencia política y económica de la Unión Soviética.
“Había relaciones amistosas, incluso culturales, pero condicionadas o asimétricas“
"Había relaciones amistosas, incluso culturales, pero condicionadas o asimétricas", explica a RTVE.es desde Helsinki Alan Granadino, investigador "María Zambrano" en la Universidad Complutense de Madrid, y actualmente vinculado a la Universidad de Tampere.
"Finlandia no podía tener una política exterior absolutamente independiente -continúa- pero pudieron mantener la democracia parlamentaria, un desarrollo económico basado en líneas capitalistas, con una creciente integración con el Oeste, y, algo muy importante, desarrollar la cooperación nórdica". En 1961, Finlandia entró en la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), a la que también pertenecían, entre otros, Reino Unido, Suecia, Dinamarca y Noruega.
La desaparición de la URSS (1991) acabó con esa dependencia. Finlandia se unió a la Unión Europea en 1995. Desde 2014 aumentó su cooperación con la OTAN y en 2015 pasó de la neutralidad a considerarse como "nación no alineada".
"La neutralidad ha funcionado bastante bien, hasta ahora ha prevenido un ataque ruso -opina Granadino- Una de las cuestiones clave era la confianza de Rusia en que Finlandia mantendría su neutralidad, que Finlandia se ganaba a base de cumplir escrupulosamente lo pactado. Creo que en el posible acceso a la OTAN está intentando ser transparente también. Quiere enfatizar que no pretende ser un estado agresor, sino que busca mayor seguridad".
Una neutralidad armada: el Ejército de reservistas más grande de Europa
Pero mantenerse al margen de las coaliciones militares durante 70 años no significa olvidar que se tiene como vecina a una potencia tanto convencional como atómica. Los finlandeses siempre han estado preparados para defenderse.
El ministro de Exteriores, Pekka Haavisto, cifró este jueves la "fortaleza" de sus Fuerzas Armadas en 280.000 soldados movilizados. El servicio militar obligatorio les permite tener el Ejército de reservistas más grande de Europa en proporción a la población (900.000, para una población de 5,5 millones), además con formación. Por comparar, España, con una población de más de 47 millones, tiene una fuerza total estimada de 215.000 soldados (120.000 activos y 15.000 en la reserva), según cifras de Global Firepower.
La capacidad de sus fuerzas aéreas y marítimas es mucho menor, Por ejemplo, solo dispone actualmente de unos 55 cazas.
El gasto militar fue del 1,5 % del PIB en 2020, según el Banco Mundial. En abril, el gobierno de Sanna Marin acordó aumentar el presupuesto en un 70 %, con más de 2.000 millones de euros. Junto con la renovación de sus cazas (sustituirá los F-18 por F-35, ambos de fabricación estadounidense), el gasto militar total superará el 2 % del PIB, el porcentaje que recomienda la OTAN a sus países miembros.
Finlandia ya colabora con la Alianza, con la que intercambia inteligencia y junto a la que participa habitualmente en maniobras militares, las últimas en marzo y abril en Noruega (ejercicios Cold Response 2022).
El país dispone, además, de una red de 54.000 refugios antiaéreos, tanto públicos como privados, con capacidad para 4,4 millones de personas, y que en tiempo de paz son usados como centros deportivos, parkings o estaciones de metro, según el Ministerio de Interior.
“Finlandia siempre ha mantenido un ejército activo, bastante potente, porque sabe el riesgo que tiene“
"Finlandia siempre ha mantenido un ejército activo, bastante potente, porque sabe el riesgo que tiene, pero la política de neutralidad era la que más le convenía", confirma, en declaraciones a RNE, Joel Díaz Rodríguez, jurista especializado en Relaciones Internacionales y colaborador del Instituto de Estudios Estratégicos (IEEE).
Díaz considera que este giro en la política exterior y defensa del país nórdico "va a significar un gran apoyo para potenciar el pilar democrático" en la Alianza. "En el ámbito militar, va a ser positivo [para la OTAN] cerrar ese espacio, ese acceso al Ártico", añade.
El apoyo al ingreso en la OTAN crece entre los finlandenses
¿Qué ha llevado a Finlandia a pedir ahora el ingreso de pleno derecho en la Alianza?
Durante años el apoyo al ingreso entre la población se mantuvo en torno al 25 %. La invasión rusa de Ucrania, sin embargo, ha supuesto un cambio radical en la opinión pública. Hasta un 76 %, de acuerdo con los sondeos de la radiotelevisión pública YLE, apoya a día de hoy el ingreso, un 14 % más que en marzo. Tras el comunicado del presidente y la primera ministra este jueves, los medios finlandeses cifran el apoyo a la entrada en un 80 %, según comenta Alan Granadino. "Si había alguien que aún no estuviera convencido, ahora está más convencido", apostilla.
El investigador de la Complutense no percibe miedo en el día a día de los finlandeses, pero sí preocupación, y hay detalles que así lo demuestran. Por ejemplo, las pastillas de yodo se agotaron en las farmacias poco después de la invasión, por miedo a un ataque o accidente nuclear, y muchos hogares hicieron acopio de agua.
"En la mentalidad colectiva hay una percepción de riesgo siempre cuando se habla de Rusia, tienen razones históricas", explica Granadino. "Los finlandeses se han visto reflejados, han visto que podría pasar aquí, entre otras cosas porque no se ha explicado bien el conflicto de Ucrania, y se ha explicado como un acto irracional que ha ocurrido sin que nadie lo esperara", añade.
Las voces críticas con la entrada en la Alianza se han visto superadas. Es el caso de la Alianza de la Izquierda, tradicionalmente contraria a la OTAN, cuya líder y ministra de Educación en el gobierno de coalición, Li Andersson, se ha posicionado a favor con matices y ha dado libertad de voto a sus diputados. O del veterano diputado socialdemócrata y ex ministro de Exteriores Erkki Tuomioja, quien ha lamentado que el debate político ha sido demasiado "emocional" y ha criticado la "psicosis de guerra" de los medios de comunicación.
Ni siquiera se ha planteado un referéndum. El presidente, Sauli Niinistö, que defendía una consulta hasta hace solo unas semanas, ahora considera que no es necesario, mientras otros políticos finlandeses creen que el país sería muy vunerable a las campañas de desinformación rusas.
El teniente general Francisco Gan Pampols no tiene dudas: sin la guerra en Ucrania no se entendería el consenso en Finlandia y Suecia en torno a la entrada en la coalición militar.
"Finlandia busca el apoyo de la única organización con capacidad de disuasión para protegerse frente a Rusia - ha subrayado en una entrevista en La Noche en 24 Horas de TVE - Sería de necios negar la posibilidad de supervivencia que les proporciona la OTAN a los dos [Suecia y Finlandia] pensando que podrían salir de un conflicto, si escalase, por sí mismos".
"Si [Vladímir] Putin pretendía dividir a Europa, ha llevado a cerrar filas", opina Joel Díaz. "Va a cambiar una posición de dos países históricamente neutrales y bastante más pacifistas".
Este jueves, Niinistö instaba a su homólogo ruso a "mirarse el espejo" y a decirse: "Tú has causado esto".
Qué hará Rusia
El teniente general Gan Pampols recuerda que, pese al intenso intercambio económico ruso-finlandés, con boyantes ciudades fronterizas, el ingreso en la OTAN será percibido por Moscú como una amenaza a su seguridad. "Ahora tendrá más de mil kilómetros de frontera con esa organización. La adhesión de Finlandia obligará a Rusia a militarizar esa frontera".
Javier Gil, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Comillas, advierte de que este "cambio estratégico de gran calado" aún tiene que completarse. "Está por ver que no ocurran acontecimientos que lleguen a cambiar la opinión de ambos países o de la propia OTAN - ha subrayado Gil en el Canal 24 Horas de TVE - Hay que esperar que esa petición se haga oficialmente, que la OTAN invite y que el contexto geopolítico en Europa no empeore o haya cambios drásticos que hagan replantearse la situación".
“La adhesión de Finlandia a la OTAN obligará a Rusia a militarizar esa frontera“
Gil señala, por ejemplo, que algún parlamento de los estados miembros podría vetar la entrada de ambos países. Rusia también puede tomar alguna medida que pueda "escalar en un conflicto futuro", ya que para el Kremlin la extensión de la OTAN de nuevo hasta su frontera puede ser una "línea roja".
"Depende de si se formaliza el ingreso y, si se produce, cómo se reforzaría o se militarizaría la frontera con Rusia, pero no descarto que Rusia tome algún tipo de maniobra ofensiva -mantiene el profesor de la Universidad de Comillas- Vamos a ver cómo encaja en la retórica profundamente nacionalista y belicista de Rusia que un país, que durante más de 70 años ha optado por mantener una neutralidad, o al menos no ingresar en la OTAN, lo haga. A ver cómo el gigante ruso acaba reaccionando".
Alan Granadino, por su parte, cree que hay que esperar aún a que el Parlamento finlandés concrete la solicitud de entrada. El Legislativo podría establecer ciertas condiciones, como que no haya bases extranjeras ni armas nucleares en su territorio (similar a la situación de Noruega dentro de la Alianza) y que se mantenga la independencia en política exterior, condiciones que tendría que negociar con la OTAN, pero que ayudarían a apaciguar a Moscú.