Enlaces accesibilidad

¿Jornada continua o partida en los 'coles'?: un debate agitado que mezcla educación, economía y conciliación

  • Un estudio publicado esta semana concluye que la jornada "intensiva" es menos beneficiosa para niños y familias
  • El profesorado se muestra mayoritariamente a favor del horario de mañana, pero en las familias se ve disparidad

Por
Una profesora y sus alumnos, durante una clase.
Una profesora y sus alumnos, durante una clase.

¿Jornada continua o partida en los colegios? La cuestión no es nada novedosa, más bien es un "clásico" que aparece con frecuencia en conversaciones que se mantienen a las puertas de las escuelas o en los chats de padres y madres. Si el debate ha cobrado fuerza esta semana es por la publicación de un estudio que apunta al impacto negativo del horario "intensivo" de mañana —el que más se extiende— en los escolares y sus familias, algo que también recogen otras investigaciones pero que no comparten los docentes ni algunos progenitores.

Como es habitual en el ámbito de la enseñanza, hay 17 realidades en España (tantas como comunidades autónomas, que son las que tienen dichas competencias educativas). Pero además ocurre que es en los centros donde muchas veces se toma esta decisión relacionada con los horarios escolares en la que se mezclan educación, salud, economía o conciliación.

Francisco José Morales Yago, doctor en Ciencias de la Educación y profesor de la UNED, lleva dos décadas investigando el cambio de jornada escolar en los centros educativos y asegura que lo que hay detrás es "una lucha de intereses bestial". "La implantación de la jornada continua se debe más a factores de acomodación familiar y laboral del profesorado y de las familias que a un interés en que el alumnado mejore su calidad educativa, su aprendizaje o su socialización. Eso se está dejando en un segundo plano", recalca en una conversación con RTVE.es.

Detrás del debate hay una lucha de intereses bestial

También la socióloga de la Universidad de Valencia Sandra Obiol lleva años abordando este asunto junto a otros investigadores y advierte de que se están haciendo cambios "sin saber qué consecuencias" tienen sobre la población infantil. "No hay datos oficiales ni sobre las evaluaciones que hacen las conserjerías ni sobre qué porcentaje de niños ni de escuelas hacen estos horarios. Tampoco sobre si hablamos de un fenómeno de escuela pública o de privada y concertada. Cambiar de jornada sin un análisis es como ir al médico y que, sin verte, te digan que hay que operar", apunta.

Ambos investigadores coinciden en que se trata de un debate enquistado que, además de generar enorme crispación en el entorno educativo, está envuelto por un halo de confusión. No hay plataformas oficiales donde las familias puedan informarse, cuesta encontrar de manera rápida qué centros aplican un modelo u otro, y es común escuchar argumentos contradictorios entre quienes defienden la jornada que divide las clases en dos tramos, con un descanso en medio, y los que prefieren la que concentra la actividad en las horas de la mañana.

Una decisión que suele recaer en los centros

Según las fuentes consultadas, la jornada discontinua en Infantil y Primaria se traduce en un horario aproximado de 9:00 a 12:30/13:00 y de 14:30/15:00 a 16:00/16:30 horas. Por su parte, la continua reorganiza este horario y lo concentra entre las 9:00 y las 14:00 horas, independientemente de que el centro pueda permanecer abierto de igual forma hasta las 17:00 horas para acoger al alumnado que va al comedor o que participa en actividades extraescolares.

Desde el sindicato de enseñanza ANPE también señalan que no hay estadísticas a nivel estatal y explican que, en gran medida, es porque son los centros los que deciden sobre las jornadas, tras la petición del Consejo Escolar y la votación favorable del censo y de las familias. Además, a raíz de la pandemia numerosas escuelas cambiaron de jornada partida a continua para reducir el número de entradas y salidas, y está pendiente aún ver si se consolidan o no esos horarios por medio de votación.

Lo que sí se sabe es que algunas de las comunidades en las que más arraigo tiene la jornada continuada, dentro de la red pública, son Canarias, Andalucía, Extremadura, Baleares o Murcia. En cambio, apunta Morales Yago, otras como País Vasco, Navarra y Cataluña han mostrado más reticencias.

La jornada continua en los colegios perjudica a la economía familiar y agranda la brecha de género, según un estudio

A falta de estudios globales basados en datos sistematizados, se puede extraer información de algunos informes como el que salió a la luz este miércoles, titulado 'Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo'. Ha sido elaborado por expertos del centro de Políticas Económicas de Esade a partir de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE y de una consulta a más de 2.100 docentes de todo el país.

Al margen de las apreciaciones sobre la idoneidad del tipo de jornada, ese estudio señala que el horario matinal es ya la realidad mayoritaria en los centros públicos de Infantil y Primaria de casi todas las comunidades, y que tiene más peso en las familias de rentas bajas; las rentas altas hacen un mayor uso de la jornada partida "en parte por la oferta concertada".

Lo que señalan informes y expertos

Ese mismo estudio indica que la jornada de mañana tiene un efecto negativo y significativo en los ingresos y el empleo de las familias; que agranda la brecha de género y que es menos beneficiosa para el alumnado, teniendo en cuenta que la atención de niños y adolescentes se ajusta mejor a la jornada partida.

"Hemos revisado todo lo que había en los últimos 30 años para comprender qué hay encima de la mesa porque a veces los mensajes que llegan son contradictorios. No hay evidencia cientifica, rigurosa, sobre el rendimiento del alumnado en España (...) lo que si tiene una investigación rigurosa a nivel internacional es que cuando la escuela se expande tanto en términos lectivos como no lectivos, ahí si hay un impacto positivo importante sobre el alumnado vulnerable y sobre el bienestar socioemocional de los alumnos", sostiene el director de Educación de ESADE, Lucas Gortázar.

Obiol, por su parte, comenta que "toda la evidencia que hay, que todavía es escasa" muestra que hay que ir "con cautela" a la hora de cambiar a "jornada compacta". No le consta que haya estudios que demuestren que ese horario es mejor pero sí menciona informes de otros investigadores como Daniel Gabaldón o Rafael Feito que apuntan que dividir la jornada lectiva en mañana y tarde puede tener beneficios.

Morales Yago es otro de los expertos que trató de arrojar algo de luz sobre este mismo asunto mediante su tesis doctoral. En varios artículos publicados junto a otros investigadores sostiene que "las comunidades autónomas con jornada continua no han avanzado más en resultados académicos que las de jornada partida", basándose en PISA y en las pruebas de diagnóstico. Además, afirma que se detecta mayor carga de deberes en el alumnado de jornada continua.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - La jornada continua en los colegios agranda la brecha de género - Escuchar ahora

Los pediatras se han inclinado con claridad a favor de la jornada partida. Primero fue la Sociedad Valenciana de Pediatría la que, en 2019, se posicionó así por considerar que se adecua mejor a los ritmos biológicos de los menores, que favorece el sueño y que evita las distracciones o la somnolencia que se pueden producir a lo largo de la jornada lectiva. “En la elaboración del horario escolar con las respectivas asignaturas se ha de tener en cuenta que los momentos de mayor atención se producen a media mañana y en horario de tarde”, apuntaron.

Más tarde, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) afirmó que su planteamiento coincide con el de los pediatras valencianos, si bien señalan que no existe ningún estudio científico que avale que una alternativa es superior a la otra. Respecto al horario de la comida de mediodía, ven conveniente que en los más pequeños se realice entre las 13:00 y las 14:00 horas, lo que se ajustaría más a la jornada partida. Además, sostienen que los periodos prolongados de ayuno, especialmente en niños pequeños, no son adecuados.

Los docentes, del lado de la jornada continua

Algunos de los informes mencionados también recogen que los docentes prefieren mayoritariamente la jornada escolar continua, y esto es algo que se constata al conversar con algunos de ellos. "En opinión de los profesores, los niños están más atentos en el horario de mañana. También es mejor que acaben antes y que puedan realizar otro tipo de actividades, sin que su jornada se prolongue demasiado. Es uno de los problemas que tenemos en España, que la jornada de los niños, cuando acaban la escolar, la extracurricular y la de tiempo libre, se prolonga demasiado por la noche", señala la vicepresidenta de ANPE Madrid, Carolina Fernández del Pino.

lo que se está haciendo es confundir la jornada educativa con la jornada asistencial

En ese sindicato de trabajadores de la enseñanza consideran que lo que se está haciendo es "confundir la jornada educativa con la jornada asistencial" y subrayan que las nececesidades de la famiilia desde el punto de vista de la conciliación "no pueden condicionar la jornada educativa". Es muy importante que se cubran, puntualizan, pero de otro modo. "La gente esta pensando que vamos a trabajar menos y no se trabaja menos, se organiza de otra manera porque cuando se acaba la jornada continua nosotros tenemos que seguir", añade Fernández.

Su opinión es prácticamente la misma que expresan otros docentes de distintas comunidades con los que ha hablado RTVE.es. María R., maestra de Inglés en un colegio público andaluz, asegura que la jornada continua es la "más efectiva" para el desarrollo de las clases, y Pilar Gredilla, docente en un centro educativo de Castilla y León, y también vinculada a ANPE, afirma que el horario de mañana "beneficia pedagógicamente" al alumnado, porque se rinde más.

División en las familias y la conciliación, en el centro

Las conversaciones con padres y madres que residen en distintas comunidades de España tampoco dan idea de consenso. Los partidarios de la continuada ven un "incordio" desplazarse cuatro veces al día al colegio (si sus hijos no se quedan en el comedor) y agradecen poder pasar más tiempo con ellos en caso de no trabajar por las tardes. También entienden que es mejor para los niños condensar las horas lectivas en la mañana y permitir que disfruten de más tiempo libre al acabar.

"Los míos tienen jornada continua. Van de 9:00 a 14:00, y lo veo genial. Nosotros (en su generación) sí íbamos al colegio hasta las 17:00, pero no había tantas extraescolares. Es que ahora, cuando no están apuntados a fútbol están apuntados a informática o a inglés. No tienen tiempo de ser niños", opina Ruth, madre de un niño y una niña de 6 y 3 años, respectivamente, que van a un colegio público de la provincia de Granada. Ella no le ve perjuicio a ese horario sino todo lo contrario.

Los míos tienen jornada continua. Van de 9:00 a 14:00, y lo veo genial

Sara lo ve de forma muy distinta. Su hijo de 5 años acude a un colegio (concertado) con jornada partida del que sale a las 16:45 horas. Por los horarios laborales que tienen tanto su pareja como ella, ve "imposible" que pudieran organizarse para recogerlo más pronto, ya que incluso quedándose en el comedor tras las clases saldría antes que ahora. Además, le parece que para los niños es más "relajado" hacer un parón para comer y dormir la siesta un rato, en lugar de comer tan tarde.

Por tres razones - ¿Jornada escolar partida o continua? - Escuchar ahora

Hay quienes defienden que el tiempo que pasan los escolares en los colegios puede ser exactamente el mismo con una jornada que con otra, si los padres lo necesitan para conciliar, ya que el comedor empieza a las 14:00 horas pero se prolonga más tiempo y después dan comienzo las extraescolares. Eso encaja con lo que cuenta Juan; sus hijos comenzaron con jornada partida, pero, como consecuencia de la COVID, se implantó el horario continuo en el centro, amparándose en una medida excepcional impulsada por la Comunidad de Madrid. Ese cambio no les ha supuesto tener que reorganizarse para recoger a sus hijos, que "se quedan en el comedor y salen a la misma hora que antes".

Otros padres, en cambio, afirman que hay centros donde sí hay diferencia de horarios. El tiempo de comedor a veces se reduce y, según cuenta Sonia, una madre que vive en Aldaya (Valencia), el vacío se acaba "rellenando" con talleres o extraescolares.

Ella votó a hace un mes a favor de mantener la jornada escolar en horario partido, y no lo hizo pensando en la conciliación (ya tiene jornada reducida en su trabajo) sino por considerar que la fórmula actual se adapta mejor al bienestar de su hijo. "Están acostumbrados a tener una hora de comida, y creo que las 13:00 es un buen horario para comer", dice. Además, la propuesta alternativa era dejar al pequeño en unas actividades que se organizarían para el tiempo posterior a las comidas, hasta las 17:00 horas, sin posibilidad de recogerlo a la misma hora que antes. De esa forma saldría unos 40 minutos más tarde del 'cole' cada día, algo que no le pareció "justo" para el niño.

Las extraescolares son la tabla de salvación para los padres y madres

Lo que sí cuenta Sonia es que esas actividades iban a ser gratuitas, algo poco común en otras comunidades, según lo percibe José Manuel Simancas, vicepresidente de la FAPA Francisco Giner de los Ríos. Al menos en la Comunidad de Madrid lo que ofertan las AMPAS, explica, son extaescolares que, en la inmensa mayoría de casos, son de pago y se convierten en la "tabla de salvación" para numerosos padres y madres.

Iván da fe de esto. Su hija de 4 años está cursando el primer nivel de Infantil en horario de mañana, por ser el que ya estaba fijado en el colegio público en el que la matricularon, y cuenta que está resultando difícil conciliar. "La única forma que tienes de poder acoplar tu horario de trabajo y que te permita o bien recoger a tu hija o llevarla al cole es, o recurriendo a familiares o pagando (comedor o extraescolares). Eso nos exige un esfuerzo económico que, por suerte, podemos asumir. Otras familias quizá no pueden y lo solucionan a costa de familiares, si los tienen, y si no, renunciando igualmente a ingresos económicos porque seguramente uno de ellos, y muchas veces es, con más frecuencia la mujer, tiene que reducir su jornada laboral o renunciar al trabajo para poder asumir el cuidado de los hijos", lamenta.

Ven necesario analizar la desigualdad, la repercusión en comedores y la segregación

En cuanto a esto, Obiol percibe que el interés por la jornada compacta tiene que ver, en gran medida, con una manera de entender la crianza en la actualidad en la que hay mucha preocupacíón por darles "el máximo tiempo y recursos posibles, tanto emocionales como económicos", lo que lleva a pensar a los padres que cuanto más se condensen las clases en una parte del dia y el niño tenga más tiempo libre para dedicar a otras actividades o al tiempo en familia será mejor. "Sin embargo, los estudios que se han hecho en otros países lo que nos indican es que eso solo lo hacen aquellas familias que se lo pueden permitir y que está muy vinculado con la clases sociales. No es solo por un tema económico, es también por el tiempo que les pueden dedicar", apunta la socióloga, que pide analizar la situación también desde el prisma de las desigualdades sociales.

Otra cuestión en la que, según los expertos, hay que indagar es en cómo repercute la jornada intensiva en los comedores, si hay menos niños apuntados, como afirman algunas voces, y si lleva a un empeoramiento de la calidad del servicio. Por otra parte, Morales Yago ha detectado también que hay colegios con jornada continuada que, si no disponen de un número suficiente de escolares apuntados a actividades extraescolares, terminan cerrando por las tardes, lo que va en detrimento de los niños que viven en hogares con menos recursos.

Del mismo modo, ven crucial averiguar si, como todo apunta, la expansión de la jornada continuada es un "fenómeno" de la escuela pública que no se ha dado en la concertada y la privada, y que puede derivar en una segregación. "Al menos en la Comunidad Valenciana esto se da sin duda. También debemos pensar en eso porque, quizá, en lugar de fortalecer la escuela pública lo que se esté haciendo es debilitarla", plantea Obiol.

Por parte de las familias también hay revuelo por cómo se están llevando a cabo las votaciones. Hay algunas que sí entienden que han podido decidir la jornada de sus hijos de forma democrática, pero otras cuentan que aún no han tenido esa oportunidad o consideran que han votado de un modo que no es del todo justo. El referente para algunos es la Comunidad Valenciana, donde se hizo una llamada a las urnas masiva el pasado mes para determinar si se modificaba la jornada escolar el próximo curso. De los 203 centros de Infantil y Primaria autorizados por la Consellería de Educación, en 103 las familias votaron en contra y en 100, a favor, lo que también sirve como muestra del disenso. En esa comunidad es necesario obtener un mínimo del 55 % de votos favorables de la totalidad del censo para que el resultado sea favorable a la modificación de la jornada, pero estas cifras también varían mucho entre comunidades.

En la región de Madrid nació hace un año la Plataforma Votación Escolar Justa, PVEJ. La impulsan madres y padres que, como María José García, consideran "injusta y obsoleta" la Orden 502/2013 que regula el proceso de votación para el cambio de jornada en centros públicos, y que exige que haya 2/3 de participación del censo escolar para que se valide el proceso de votación. "Vemos que muchas veces en los consejos escolares este proceso de votación no se abre y no se permite a las familias poder votar por lo que quieren, sea una jornada u otra", señala García, que expresa otros motivos para considerar "antidemocrático" el procedimiento implantado en esa comunidad.