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¿Provocan problemas cognitivos en adolescentes los envases de plástico con Bisfenol A?

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Un estudio español expone la relación directa entre el Bisfenol A y problemas cognitivos en la adolescencia, con el sello VerificaRTVE en naranja
Un estudio español expone la relación directa entre el Bisfenol A y problemas cognitivos en la adolescencia.

Mensajes compartidos en redes y en portales de Internet aseguran que una sustancia presente en los plásticos de envases alimentarios [el Bisfenol A] produce problemas cognitivos en los adolescentes. Es cierto. La exposición a esta sustancia durante la infancia provoca problemas de comportamiento y cognitivos en la adolescencia, como demuestra un informe realizado por un grupo de investigadores españoles. El uso del Bisfenol A en envases de alimentos está prohibido en España desde abril de 2022. .

¿Qué es el Bisfenol A y para qué se utiliza?

El Bisfenol A (también conocido por sus siglas en inglés BPA) es una sustancia química que se utiliza para fabricar ciertos plásticos de policarbonato y resinas epoxi. Estas últimas son polímeros que se caracterizan por su dureza y brillo, utilizados sobre todo para la realización de diferentes trabajos industriales.

Como expone la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el policarbonato se utiliza para fabricar recipientes alimentarios, como botellas reutilizables, vajillas (platos y tazas) y otros envases de almacenamiento. También se emplea en las resinas epoxídicas para fabricar recubrimientos protectores y láminas para latas y envases de bebidas y alimentos. El catedrático de Medicina Nicolás Olea asegura que a pesar de que “lo que más preocupa es su utilización en elementos relacionados con el agua o con la comida” también se emplea “en la industria porque es un plástico muy resistente a las condiciones climáticas”.

Estudios científicos como “Los efectos adversos para la salud del Bisfenol A y los mecanismos de toxicidad relacionados” o “Bisfenol A en alimentos como resultado de su migración desde el empaque de alimentos” alertan de que el BPA migra en pequeñas cantidades a los alimentos y bebidas, provocando efectos adversos en la salud de la población. “En el año 1995 hicimos la primera publicación tras encontrar Bisfenol A en las latas de conserva de España, Francia, Turquía, Estados Unidos y Brasil”, explica Olea.

En paralelo han empezado a utilizarse sustitutivos del BPA, como el Bisfenol S o el Bisfenol F pero con efectos parecidos. El periodista y director de la campaña ‘Hogar sin tóxicos’, Carlos de Prada, advierte de que “no es nada infrecuente que la industria la sustituya por otras sustancias menos estudiadas”. Cree que es un “problema muy serio” porque se intenta mantener lo que la comunidad científica define como una “sustitución lamentable”. Es decir, que nuevas sustancias químicas sin evaluar debidamente sigan reemplazando a las que se prohíben. Además, De Prada insiste en que la Agencia de Productos Químicos de Suecia “ya denunció hace bastante tiempo que 37 bisfenoles podían tener efectos parecidos a los del Bisfenol A”. En esta línea también opina Olea, que asegura que “los sustitutivos no pueden venir de grupos familiares [en este caso bisfenoles] porque después se acaba descubriendo que son igualmente peligrosos”.

Su efecto en los jóvenes

El grupo de investigación de Oncología Básica y Clínica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) ha concluido que “las concentraciones más altas de BPA en orina infantil se asociaron" durante un periodo de tiempo con "un aumento de los problemas de comportamiento en la adolescencia, especialmente problemas de pensamiento”. Este estudio forma parte del Proyecto INMA, diseñado para investigar el efecto de las exposiciones ambientales y la dieta durante el embarazo en el desarrollo fetal, infantil y adolescente en diferentes áreas geográficas de España. De forma específica, esta investigación estudia un grupo de 700 niños.

En este artículo publicado en la revista científica ‘Science of the Total Environment’ los investigadores españoles exponen cómo los marcadores utilizados fueron “el nivel de Bisfenol A presente en orina y el Factor Neurotrófico del Cerebro (BDNF) en sangre”. El BDNF es una proteína que cuenta con un papel muy importante durante el desarrollo del cerebro, y continúa ejerciendo su acción en la plasticidad del sistema nervioso una vez este ha alcanzado la madurez. Según explica el coordinador de la investigación, Nicolás Olea, esta proteína presente en la sangre “se ha medido y parece que explica parte de ese efecto”. Es decir, estos problemas cognitivos de los adolescentes llegan tras el contacto en su etapa infantil con el Bisfenol A. Olea recalca que “se trata de asociar la exposición pasada [al BPA] con el efecto actual”. Por lo tanto, hablamos de un problema que se prolonga en el tiempo.

Este catedrático de Medicina expone que entre los efectos perjudiciales del BPA se observa fundamentalmente “déficit de atención, un problema de concentración y de memoria y también problemas de comportamiento y de reacción ante las situaciones de estrés”. Por todo ello, asegura que es necesario cambiar ciertos hábitos, como por ejemplo buscar alternativas para “empezar a disminuir la línea de plásticos en casa”. Con ese cambio, el doctor asegura que veremos cómo “cae inmediatamente la presencia de estos compuestos [BPA] en la orina”.

La legislación europea

El Bisfenol A no está prohibido en la Unión Europea aunque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sí recomienda limitar su uso. En su evaluación de riesgo sobre el BPA, la EFSA propone reducir la ingesta diaria tolerable (IDT) de este componente a 0,04 nanogramos por kilogramo de peso corporal al día. Esto es 100.000 veces menos de lo recomendado en su última evaluación de 2015. Esta decisión se toma después de evaluar los estudios publicados desde el 2013 hasta 2018, especialmente aquellos que indican efectos adversos del BPA sobre el sistema inmunológico. Aquí puedes leer toda la información que la EFSA recoge sobre el Bisfenol.

El divulgador ambiental Carlos de Prada aclara que “todavía está por ver si la presión de la industria o de cualquier otro factor que pueda incidir hacen que se aplique esto que ahora la EFSA considera seguro”. Por esa razón, la propuesta no se encuentra todavía aprobada.

Por otro lado, durante los últimos años la comunidad europea ha adoptado algunas medidas en relación al BPA, pero el doctor Nicolás Olea lo considera un proceso “desesperadamente lento”. Entre las más importantes, destaca la prohibición en julio de 2011 en Europa de los biberones de policarbonato. También se prohibió en 2018 el uso de BPA en el “recubrimiento interior de las latas de conserva y alimentos infantiles para niños menores de 3 años”, nos comenta Nicolás Ólea. El especialista también confirma que “en 2020 se eliminó el BPA de los tickets de caja que nos dan en las tiendas y supermercados”. Estos están elaborados con papel térmico y contienen bisfenol A.

El caso de España

En España, la reciente Ley de Residuos y Suelos Contaminados, vigente desde abril de 2022, prohíbe el uso de “Bisfenol A en envases” de alimentación. Su uso está autorizado para otros fines como la fabricación de gafas o en los molinos de viento.

Con esta norma, España se suma a otros países como Francia, que prohíbe desde 2012 el uso del BPA en todos los envases de alimentación. De Prada recuerda que la prohibición del uso del Bisfenol A en envases de alimentación ha llegado a España cuando “lleva más de 20 años existiendo una notable evidencia científica acerca de los efectos de esta sustancia”.