La apicultura se ha adaptado al cambio climático con el uso de colmenas inteligentes
- Las abejas engloban un gran número de beneficios para el ser humano, la agricultura y la biodiversidad
- El cambio climático ha provocado que haya una merma del 40% de las abejas
La polinización es necesaria porque, sin ella, no podríamos tener cultivos y, a la vez, es un estabilizador de nuestro clima y del desarrollo de nuestra flora. El manto forestal es necesario y una de sus cuidadoras principales son las abejas polinizadoras. Si eliminamos esos insectos polinizadores, rompemos todo ese ciclo del desarrollo natural de la biodiversidad y del ecosistema.
Las abejas, cuyo día mundial se celebra el 20 de mayo, engloban un buen número de beneficios para el hombre, la agricultura y la biodiversidad. Esta realidad se demuestra en los centros de producción apícola.
Modernizar la apicultura
En los últimos años, la apicultura ha tenido que adaptarse. El cambio climático ha provocado que haya una merma del 40% de las abejas. Esto les obliga a dividirlas para repoblar, reduciendo la producción de miel de enjambres muy masificados que pueden llegar a tener alrededor de sesenta mil abejas cada uno.
La subida de las temperaturas y la desaparición de la primavera y el otoño también tienen consecuencias. Es muy importante controlar la temperatura ya que, a partir de los 35ºC, la abeja reina se vuelve estéril. Como la naturaleza es sabia, las abejas mantienen una temperatura controlada dentro de las colmenas, aunque fuera de ella haga más de 40ºC.
En la actualidad, el sector se ha actualizado, introduciendo colmenas inteligentes que tienen, entre otros dispositivos, sensores de temperatura exterior e interior. Además, debajo de la colmena inteligente, hay una báscula que indica el peso y, escondido, se encuentra un dispositivo GPS para localizarla en caso de robo. Otra de sus ventajas es que las puertas de las colmenas tienen control de acceso a distancia y tienen cámaras para controlar el número de abejas que entran y salen.
Estas colmenas son las más modernas, tecnológicamente hablando. Todos estos avances no provocarán que las colmenas aumenten su producción, pero la información les orientará sin tener que acudir tanto a las colmenas de cómo está la situación dentro.
Este sector está muy condicionado por la disminución de los polinizadores debido a los cambios en el uso del suelo, a las prácticas agrícolas intensivas y al uso de pesticidas.
Un proyecto de retroalimentación
“No compite por el uso del suelo y conserva el valor primario del mismo“
En Carmona (Sevilla), ENDESA fomentó un proyecto pionero para compartir el uso del suelo. Las plantas fotovoltaicas de Los Naranjos y Las Corchas comenzaron a funcionar a finales de 2020 y cuentan con más de 250.000 paneles fotovoltaicos. Daniel Romero, ingeniero responsable de dicho proyecto, nos cuenta: “El modelo de plantas que estamos impulsando comparte y no compite por el uso del suelo y conserva el valor primario del mismo. Con lo cual, fomentamos así de esta manera el desarrollo socioeconómico local a través del uso de este suelo.”
Primero llegaron las ovejas de los pastores locales, que pasta bajo los paneles solares. Esto beneficia tanto al ganado como al mantenimiento de las propias instalaciones.
Después, llegaron las abejas al apiario solar. Se instalaron dentro de un entorno vallado y seguro. Por último, se han cultivado plantas aromáticas en el entorno. Las abejas podrán realizar la polinización y producir miel con denominación de origen: miel “solar”.
El número de colmenas no es abundante porque, desde el ayuntamiento de Carmona, se han propuesto hacer apiturismo. El objetivo es que los grupos concentrados que realicen las visitas turísticas se sientan a gusto y no se impresionen tanto.
Entre todos los elementos se produce una retroalimentación perfecta para la naturaleza que no contamina.
Este modelo de planta es un modelo de planta responsable desde el punto de vista social y medioambiental. Se consigue fomentar el desarrollo económico local y mejorar la empleabilidad a través de la formación y, con ello, contribuye a la fijación en un entorno tan frágil como es el rural.
La importancia de las abejas
“Si las abejas desaparecieran del planeta, a los humanos sólo nos quedarían 4 años de vida”. Esta afirmación está atribuida a Albert Einstein. La humanidad depende de los insectos polinizadores como las mariposas y los escarabajos.
A pesar de su importancia, el ser humano ha decidido hacer desaparecer la hierba en distintos lugares. Por ejemplo, para evitar incendios. El métodos rudimentario que usan es aplicar venenos que extingue la hierba en la zona. Sin embargo, también matan a todos los polinizadores de la zona.
La desaparición de las abejas supondría la pérdida de una cultura y una forma de entender la apicultura tradicional. Además, provocaría un desequilibrio ecológico, una peor calidad del aire, cambios en el clima, extinción de especies y pérdida de biodiversidad y de cultivos. Por todo esto, se solicita que sean consideradas patrimonio inmaterial de la humanidad.
La desaparición de la mitad de la especie de las abejas ha provocado que se haya invertido en polinizar artificialmente cultivos transportando colmenas. El sistema apícola está en riesgo. Otra de las cuestiones que preocupan es la contaminación genética. Se ha ido perdiendo diversidad tanto animal como vegetal, por buscar sistemas homogéneos.