El Partido Laborista gana las elecciones en Australia
- El primer ministro australiano Morrison admite su derrota electoral frente a los laboristas
El Partido Laborista, liderado por Anthony Albanese, ganó este sábado las elecciones generales en Australia y se impuso a la coalición conservadora del primer ministro Scott Morrison, que ostentaba el poder desde 2013, aunque todo apunta a que tendrá que formar alianzas para gobernar.
"Esta noche el pueblo australiano ha votado por el cambio", dijo el líder de los laboristas, conocido como "Albo", en un acto de su partido en el oeste de Sídney en el que se comprometió a "impulsar la productividad, aumentar los salarios y los beneficios" para que la "economía que trabaje para las personas y no al revés".
Las proyecciones de la Comisión Electoral Australiana otorgan 71 escaños a los laboristas -cerca de los 76 que conceden mayoría absoluta-, frente a unos 53 que habría obtenido la coalición Liberal- Nacional de Morrison.
"Quiero que Australia siga siendo un país que, independientemente de dónde vivas, de a quien adores, de a quien ames o de cuál sea tu apellido, no ponga restricciones a tu camino en la vida", expresó Albanese, al prometer también acciones contra la crisis climática, así como dar pasos para el reconocimiento de los indígenas de su país y la igualdad de género, entre otros asuntos.
Albanese, de 59 años e hijo de una humilde madre soltera, devuelve a los laboristas al poder tras los gobiernos entre 2007 y 2013 de los primeros ministros de su partido Kevin Rudd y Julia Gillard, quienes se alternaron el Ejecutivo y protagonizaron un período de inestabilidad gubernamental a raíz de una serie de disputas internas.
Sin clara mayoría
Según el cómputo provisional oficial, con un 85 por ciento de los votos escrutados, la formación Alianza de Centro y el ultraderechista Partido de Katter obtienen un escaño cada uno, mientras que la próxima Cámara de Representantes, de 151 asientos, contaría con 10 diputados independientes.
A pesar de que los resultados no son definitivos, Morrison reconoció ante sus seguidores la coalición Liberal-Nacional en Sídney su derrota para dar "claridad" a sus compatriotas y para dejar paso al siguiente primer ministro de cara a la próxima reunión de la alianza de seguridad entre Estados Unidos, Japón, India y Australia, llamada QUAD, que se celebrará el martes en Tokio.
Morrison, en el cargo desde 2018, también anunció que dimitirá como líder del Partido Liberal en la siguiente reunión de la formación para garantizar que "pueda avanzar bajo un nuevo liderazgo".
Aunque todavía quedan unos 15 escaños por atribuir oficialmente, los analistas estiman que los de Albanese no alcanzarán la mayoría absoluta y tendrán que llegar a pactos para gobernar. El Partido Verde, que sería el aliado natural de los laboristas, podría obtener entre uno y tres.
Una ola "azul verdosa" para luchar contra la emergencia climática
El escrutinio parcial revela que muchos legisladores de partidos tradicionales han sido sacudidos por lo que se ha llamado un "terremoto verde azulado", en referencia a una veintena de políticos independientes, la mayoría mujeres, que se han presentado con agendas liberales en lo económico pero abogan por medidas progresistas como en la lucha contra la crisis climática.
La falta de una política contundente contra la emergencia climática ha sido una de los principales críticas contra el Gobierno de Morrison, tras una serie de incendios, sequías e inundaciones y blanqueo de corales en Australia.
El senador Simon Birminghan, de la coalición hasta ahora gobernante, admitió que "hay un claro movimiento contra nosotros y es claramente un gran mensaje contra nosotros", según declaró a la cadena ABC, al considerar que uno de los factores determinantes de la derrota son los asuntos de igualdad de género.
Unos 17,2 millones de australianos ejercieron su derecho a voto, que es obligatorio, en unos comicios que transcurrieron sin incidentes para elegir a los 151 miembros de la Cámara de Representantes por un período de tres años, así como a 40 de 76 senadores por seis años.
La campaña electoral se ha centrado principalmente sobre aspectos económicos y al alza del coste de vida, a raíz de la inflación del 5,1 % -la más alta en décadas-, además del cambio climático y la política exterior.