Enlaces accesibilidad

Los médicos, "testigos incómodos" de la guerra en Ucrania: "Vestirse de camuflaje es más seguro que ir de blanco"

  • En Ucrania se han producido más del 68% de los atentados contra la atención sanitaria en 2022, según Médicos del Mundo
  • Los médicos denuncian también el olvido y la disminución de la solidaridad y piden una mayor atención a la salud mental
  • Guerra Rusia-Ucrania: sigue la última hora en directo

Por
Un grupo de médicos atienden a un soldado herido en Zaporiyia, el 11 de mayo de 2022
Un grupo de médicos atienden a un soldado herido en Zaporiyia, el 11 de mayo de 2022

El número de ataques contra instalaciones sanitarias en Ucrania desde el inicio de la guerra ya ha superado el centenar. Concretamente, 167 han afectado a hospitales y a centros y 28 al transporte sanitario, incluidas las ambulancias, de acuerdo a las últimas cifras recogidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Los médicos somos testigos incómodos", cuenta la presidenta de Médicos del Mundo España, Nieves Turienzo.

En Ucrania se han producido más del 68% de todos los atentados contra la atención sanitaria en todo el mundo en lo que va de 2022, según ha denunciado este lunes la ONG en un encuentro con la prensa. Por ello, para Turienzo, ahora "vestirse de camuflaje" es más seguro que llevar una bata blanca. "Contamos lo que está sucediendo", por eso, explica, son objetivos directos de los disparos. "Y en ninguna crisis humanitaria, las personas que ayudan pueden ser atacadas".

La OMS ha registrado hasta 73 víctimas y más de 59 heridos en ataques a centros sanitarios. Sin embargo, la mayoría de los médicos ucranianos han decidido quedarse, explica, por su parte, el coordinador de Médicos del Mundo en Ucrania, Jesús Cruz. Aproximadamente el 95% de los profesionales que cuentan con el apoyo de la organización son locales. De ellos, el 83% son mujeres, pero no están dispuestas a abandonar su país.

Saben de la importancia de su trabajo: acabar con los sanitarios sería la "destrucción total" de un país devastado, añade Turienzo.

El olvido, otra preocupación de los médicos

Pero la propia supervivencia no es el único reto al que se enfrentan los médicos. En un contexto difícil, con hospitales y centros sanitarios colapsados, comienzan a estar preocupados por la disminución de la solidaridad. "La solidaridad se descorchó como una botella de champán", el conflicto ya no está en las primeras páginas de la prensa, opina la presidenta de la ONG, y eso pone en riesgo la salud física y mental de los ucranianos. Sin ayuda, ellos tampoco pueden ayudar.

Por un lado, la falta de medios materiales y humanos ha afectado directamente a los programas regulares de salud. El programa de vacunación infantil, por ejemplo, corre el riesgo de no alcanzar sus objetivos de cobertura. Los programas de tuberculosis y VIH también se han interrumpido, lo que impide el acceso a los medicamentos de los pacientes y un retraso o paralización en su tratamiento.

De hecho, una de las consecuencias más dramáticas que está sufriendo la población en estos tres meses de conflicto en Ucrania es el colapso del sistema sanitario. En zonas del oeste del país, los centros apenas son capaces de atender a un tercio de la población que se ha desplazado en busca de un refugio seguro, huyendo de zonas como Mariúpol y Bucha, cuenta Jesús Cruz.

Esta reducción del acceso a la atención sanitaria y a los medicamentos afectará a la calidad y esperanza de vida, según denuncian desde Médicos del Mundo. Algo que hace especialmente vulnerable a las personas mayores de 60 años, el 20 % de la población ucraniana. Son las que suelen estar afectadas por enfermedades crónicas a las que no pueden hacer frente por falta de tratamientos, explica la ONG.

Las heridas invisibles, las más graves

Lo más urgente en un conflicto armado es tratar las heridas causadas por la guerra, pero también lo es hacer frente a los trastornos de salud mental y psicológicos que se producen y que no se ven. Es lo que ha reclamado este lunes el coordinador de salud mental en la emergencia en Ucrania, Ricardo Angora, quien ha hecho hincapié en la necesidad de proteger y valorar a los médicos con esta especialidad.

En Bucha, donde la brutalidad de la guerra provocó una conmoción internacional y desde donde recientemente ha vuelto Angora, la población sufre ansiedad, alteraciones del sueño y estrés, además de cambios de comportamientos en los menores, entre otras dificultades. También experimentan situaciones similares los desplazados internos, quienes han pasado meses refugiados bajo tierra y aquellos que han perdido a familiares durante los ataques.

La salud mental, la gran olvidada en el conflicto de Ucrania

"La mayoría de los casos son reacciones psicológicas transitorias, pero necesitan una atención temprana", de no ser así, explica, pueden cronificarse. Un duelo tan brutal como aquel que provocan los conflictos armados, que puede llevar en torno a "entre seis meses y un año" superarlo, es posible que terminen convirtiéndose en estrés crónico e incluso en depresión.

En este sentido, Médicos del Mundo ha dispuesto sesiones de apoyo grupal, asistencia psicosocial individual y apoyo a la atención primaria, con atención psicológica a pacientes con somatizaciones, llegando a zonas afectadas por la violencia y desapariciones. Una actuación que, con la ayuda económica necesaria, esperan que permita paliar las consecuencias de la guerra en la salud mental.