¿Puede la contaminación provocar un infarto en una hora?
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Recientemente se ha expandido en las redes el titular de que respirar aire contaminado durante una hora puede provocar un infarto. Estos mensajes se basan en un estudio de la Asociación Estadounidense del Corazón que relaciona las enfermedades coronarias con el tiempo de exposición a la contaminación. Hemos hablado con cuatro especialistas y la opinión mayoritaria es que se trata de un titular que simplifica ese texto científico, cuya idea en todo caso es que hay mayor riesgo durante la primera hora de exposición, pero no que haya una relación directa entre hora de exposición e infarto.
Este es el titular que hemos visto repetirse en muchos mensajes: “La contaminación del aire puede causar un ataque al corazón en una hora”. Suele venir acompañado de una explicación similar a esta: “La exposición a contaminantes del aire, incluso a niveles por debajo de las pautas de calidad del aire de la OMS, puede desencadenar un ataque cardíaco en una hora”. Como fuente, se cita un estudio de la Asociación Estadounidense del Corazón, elaborado por 26 investigadores liderados por Haidong Kan, profesor de la Universidad de Fudan de Shanghái, y que publica la revista Circulation.
Más riesgo en la primera hora de exposición
En los estudios previos sobre esta cuestión se utilizaban valores medios diarios, y este texto es el primero que relaciona la exposición horaria a la contaminación con los síndromes coronarios agudos. Es lo que ha provocado los titulares de “ataques al corazón en una hora”. Los investigadores compararon las concentraciones horarias de distintos contaminantes del aire (partículas finas y gruesas, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono y ozono) con los tiempos de inicio de los eventos cardíacos. Revelan que las asociaciones entre cuatro de esos componentes nocivos y las enfermedades cardiovasculares “fueron más fuertes dentro de la hora simultánea de exposición”. Especifican que los efectos se atenuaban entre las 15 y 29 horas siguientes.
Además, la conclusión de la investigación es que la exposición a esos cuatro componentes contaminantes del aire (partículas finas, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono) puede desencadenar la aparición de enfermedades cardiovasculares incluso si están en concentraciones por debajo de los baremos establecidos por la Organización Mundial de la Salud. Por eso se habla en las redes de “niveles por debajo de las pautas de calidad del aire de la OMS”.
Una investigación relevante para un titular falto de contexto
VerificaRTVE ha consultado a cuatro expertos especialistas en cardiología de distintos institutos que coinciden en darle una gran importancia a las consecuencias de la contaminación ambiental en la salud de nuestro corazón, si bien no todos están de acuerdo con el sentido de los titulares que se han publicado. Ana Navas, profesora del departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Columbia en Nueva York, es quien se muestra más partidaria del tratamiento informativo que ha recibido el estudio. Califica los titulares como “correctos” planteando que “es bueno que la población general sea consciente de la importancia del medioambiente en la salud cardiovascular con el fin de promover ambientes cardiosaludables”. Navas cree que en el ámbito de la contaminación “queda mucho trabajo por hacer”.
Violeta Sánchez, coordinadora del Grupo SEC-FEC Verde de la Sociedad Española de Cardiología, explica que el estudio se refiere a que “el riesgo de sufrir un síndrome coronario agudo es mayor durante la primera hora de exposición a cuatro contaminantes del aire”, añadiendo que “aunque todos estemos expuestos a estos contaminantes, esto no significa que todos vayamos a sufrir sus efectos nocivos”. Antonio Álvarez Vietez, Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, va más allá y desmiente totalmente algunas noticias escritas tras el estudio: “Por pasar una hora en una ciudad con alta contaminación no te va a dar un infarto”.
Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Vall d’Hebron, apunta que no es un ensayo clínico sino un estudio observacional. Explica que se han basado en la estación de contaminación más cercana al hospital en el que estaba ingresado el paciente y no en el lugar donde sufrió el infarto: “El paciente en la hora previa podía estar en una zona muy contaminada o no tanto y el hecho de evaluar el nivel de contaminación cerca del hospital y no del lugar donde estaba [es lo que hace el estudio] es un sesgo”. Este especialista dice que la mitad de los individuos estaba a menos de 3 km del hospital cuando sufrieron el infarto, pero otros estaban hasta a 50 kms. Además, Bañeras dirige su atención hacia el hecho de que “la población del estudio es china y esto implica que no podemos extrapolar los datos a otros países, pues allí están sometidos a un nivel crónico de contaminación más alto que en otros países del mundo”.
Lo verdaderamente relevante del estudio
Pese a estas carencias o sesgos, ninguno de los consultados duda de la calidad del estudio. Se llevó a cabo en 318 ciudades chinas durante 5 años y destaca por la amplitud de la población estudiada: 1.292.880 pacientes tratados por síndromes coronarios agudos en 2.239 hospitales. Bañeras señala que “las patologías detectadas han sido corroboradas por cardiólogos, lo que otorga un valor añadido al estudio”.
Los especialistas recuerdan lo verdaderamente relevante de la investigación: “Reafirma lo que ya sabíamos: la contaminación es un claro desencadenante de infartos de miocardio” y “no existe un umbral, lo que es muy preocupante: hay que reducir la contaminación al máximo porque incluso a niveles bajos puede desencadenar un infarto”. En la misma línea se pronuncia Ana Navas, quien compara los problemas coronarios que provoca la contaminación con “los causados por fumar o estar expuestos a humo de tabaco”.
Álvarez Vietez también reconoce que “la contaminación es un factor de riesgo importante para las enfermedades vasculares, casi tanto como el colesterol, el tabaco o la hipertensión” e insiste en este concepto: “Vivir en ciudades con alta contaminación supone un factor de riesgo para las enfermedades vasculares a largo plazo”. Todos coinciden en la necesidad de que la población sea “consciente de la importancia del medioambiente en la salud cardiovascular”, en palabras de Navas.