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Día Mundial Sin Tabaco

El antes y el después en la percepción del tabaco: "Ya nadie piensa que haya que fumar para divertirse"

  • El 16,6% de la población se considera fumadora diaria, según una encuesta de semFYC
  • Las leyes antitabaco de 2005 y 2010 han sido claves para reducir el consumo entre la población

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Sanidad estudia ampliar los espacios libres de humo de tabaco

Una embarazada fumando, ir a la universidad y salir con olor a tabaco de aulas completamente ahumadas, o consumir cigarrillos en el interior de un centro de salud. Son imágenes "impensables" a día de hoy, pero bastante cotidianas hace apenas tres décadas.

El tabaquismo va más allá de la adicción, es una acción que se asocia a momentos y situaciones concretas que se graban en el cerebro del fumador como una recompensa, más allá de la necesidad física. Se asocia a momentos del día tanto a nivel personal como social.

Fumarse un cigarrillo tras el café de la mañana, unirlo a una sobremesa tras la comida o simplemente para lograr una mejor socialización en edades tempranas, donde se empiezan a crear los grupos de pertenencia.

"Son situaciones que se han ido dando a lo largo de toda la vida y que han estado muy arraigadas en la sociedad", explica Susana Morena, médico de familia y comunitaria y coordinadora de la XXIII Semana Sin Humo, quién defiende aplicar más restricciones a los 'malos humos' del tabaco. "Por ejemplo, prohibir fumar en las terrazas ayudaría a los que quieren dejarlo", añade.

Era como lo que tocaba con esa edad

Ese uso del cigarrillo como elemento socializador a edades tempranas fue el motivo por el que Cristina comenzó a fumar, solo tenía 15 años. Lo hacía de manera esporádica, cada vez que salía de fiesta o iba a una terraza a tomar algo.

"Era como lo que tocaba con esa edad. Ahora pienso por qué fumé, si la primera vez que lo probé vomité, pero cuando te das cuenta de verdad, estás enganchada", asegura.

"Yo ahora voy por la calle y veo a una embarazada fumando y me pregunto como se le ocurriría fumar. Ahora eso es impensable, pero antes se veía", asegura Cristina, fumadora durante una década.

El 16,6% de la población española se considera fumadora

Según la última encuesta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), el 16,6% de la población española se considera fumadora diaria en la actualidad. Es la cifra más baja desde que se tienen registros y la prevalencia del tabaco sigue su tendencia descendente.

Los médicos de familia achacan esta buena tendencia gracias, en parte, a un cambio en la mentalidad colectiva que se tiene sobre el tabaco y que lo asocia a graves enfermedades como el cáncer de pulmón o problemas cardiovasculares.

"Hay un cambio de conducta. La gente ya no piensa que haya que fumar para divertirse como hace 20 años", aseguran.

Las leyes antitabaco, claves para el descenso del consumo

Ese cambio de paradigma empezó a forjarse allá por el año 2005, cuando se produjo un "antes y un después", como afirma Susana Morena, coordinadora de la XXIII Semana Sin Humo.

Ese año se marcó una ruptura con la aceptación del tabaco en la sociedad, tras la aprobación de la controvertida 'ley antitabaco' del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que prohibía fumar en determinados espacios públicos y acotaba lugares específicos para los fumadores, y que fue pionera en Europa.

La percepción sobre el tabaco y sus perjuicios fue cambiando progresivamente. En 2010, aprovechando el cambio de mentalidad, se extendió la prohibición de fumar en espacios cerrados y puertas de centros sanitarios y educativos.

En 1995, diez años antes de aplicarse la 'ley antitabaco' de 2005, el 43,5% de los hombres mayores de 15 años y el 24,5% de las mujeres fumaban a diario. Dos décadas después, en 2015, esa cifra se había reducido al 26% en hombres y al 18.7% en mujeres, según las Encuestas Europeas de Salud (EESE).

"Antes el tabaco estaba muy normalizado"

"Antes el tabaco estaba muy normalizado, era muy normal que se fumara en todos los sitios. Con el transcurso de los años, a raíz de las leyes del 2005 y 2010 se ha ido acotando su consumo", aseguran desde la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

"Que se aprobasen las leyes antitabaco y se prohibiese fumar en sitios cerrados, lo agradecí mucho. Ese hábito social cambió y se vio muy reducido", reconoce Cristina, la exfumadora que logró apartarse de la nicotina hace diez años.

Como ella, el 35,1% de la población española se considera exfumadora, según los datos del semFYC. Otros, como Maria José, están en camino y esperan dejarlo pronto.

A sus 35 años lleva fumando desde los 21, cuando encontró en el tabaco "la única manera de calmar los nervios", tras pasar por una mala etapa personal. "Había gente a mi alrededor que fumaba, probé, y me gustó", cuenta sobre su inicio.

El miedo a enfermar, entre los motivos para dejarlo

El ver tantos casos de gente "que está enferma porque ha fumado" y el precio, es lo que ha llevado a Maria José a ponerse en manos de profesionales para abandonar la nicotina.

"Si se hubiese hablado más de ello, en los medios de comunicación o en el colegio, creo que no hubiese empezado, aunque no lo puedo afirmar del todo", relata.

"A mí nunca me han dado una charla antitabaco en un instituto ni en un colegio. Ahora todo eso sí se hace. Esa es la base de todo y en lo que realmente se ve ahora", dice Cristina, quien ahora está embarazada y se muestra tranquila con la certeza de que su hijo tendrá una concienciación que ella no tuvo cuando empezó a fumar.

"La presión social es real", aseguran los médicos de familia consultados por RTVE.es. Una presión que afecta "tanto a los que empiezan a fumar como a los que quieren dejarlo".

La pandemia, otro motivo para dejar de fumar

La llegada de la pandemia volvió a dar otro impulso a la población fumadora en su lucha contra el tabaco. "Se volvió a reducir y animó a la gente a dejarlo", reconoce Susana, quien a diario pasa consulta en un centro de Salud de Hellín, Albacete. Según los últimos datos disponibles de la EESE, en 2020 el 19,8% de la población mayor de 15 años consumía tabaco a diario.

Más de 15 años después de la primera ley antitabaco "es el momento de dar otro impulso", aseguran. "Hay que animar al Ministerio a que ponga en marcha ya el Plan Integral de Tabaquismo, que lo tiene en fase de borrador desde diciembre del año pasado", añade Susana.

Entre las medidas que se aplicarían entran en el empaquetado neutro o la ampliación de espacios libres de humos, una demanda que se viene haciendo desde años por médicos y asociaciones para la prevención del tabaquismo.

Actualmente, a raíz del coronavirus, y de la mayor concienciación social fruto de años de campañas sanitarias y de prevención, según los datos de la semFYC, un 71,8% de la población no permitiría fumar en las terrazas, un 15,5% lo haría si hay al menos dos metros de separación, y solo un 3,9% permitiría fumar en las terrazas sin restricciones.

"Siete de cada diez fumadores quieren dejar de fumar. Crear las terrazas como libres de humo favorecería mucho los intentos que hacen los fumadores que quieren dejar de fumar", relata Susana.

Los cigarrillos electrónicos, el nuevo reto que regular

Junto al empaquetado neutro y los espacios libres de humo, el nuevo reto se centra en las nuevas formas de consumo. "La industria del tabaco ha cambiado de careta y pasa de los cigarros convencionales a los electrónicos", advierte el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y coordinador del Grupo de Tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Andrés Zamorano.

"La industria tabacalera nos los intenta vender como productos maravillosos, que huelen bien, que no están mal y que no manchan los dientes", dice Andrés.

Andrés lleva casi tres décadas trabajando como médico de cabecera y advierte que cada vez son más los pacientes que fuman cigarrillos electrónicos.

Además, casi uno de cada dos los fuma con nicotina y su prevalencia no deja de aumentar, según los datos de la última encuesta "Edades" del Ministerio de Sanidad publicada a finales de 2020.

Con un consumo a nivel general que no deja de reducirse, pero con la preocupación de los cigarrillos electrónicos latente, las autoridades tienen ante sí un nuevo reto sanitario. En una sociedad que cada vez da más la espalda al tabaco gracias a regulaciones efectivas, ahora se necesita una actualización legislativa acorde a los nuevos tiempos y formas de consumo.