De la desinformación al 'shock' cuando aparece la clamidia, el sífilis o el VPH: "Ahora uso preservativo a rajatabla"
- Un estudio señala que las infecciones de transmisión sexual han crecido un 1000% en mujeres en un periodo de siete años
- A menos edad, se diagnostican más casos. Tres jóvenes que se han infectado recientemente comparten su vivencia
Paula tiene 25 años y cuenta que, desde los 20, ha sufrido tres infecciones de transmisión sexual: una primera por clamidia, otra por escabiosis (sarna) y una más por el Virus del Papiloma Humano (VPH). Con cada una de ellas, un golpe de realidad para una joven que, como tantos, solo fue consciente del riesgo cuando llegó el diagnóstico.
"Yo no tenía ni idea de nada. Solo recuerdo una charla de educación sexual en el instituto, que fue sobre cómo ponerle el preservativo a un plátano y que estaba más enfocada a no quedarte embarazada. Empecé a leer y a informarme más por mi cuenta, a raíz de tener la clamidia. Es cuando ves que todo eso existe, que está ahí. Pero le pasa a todo el mundo en general. Veo también en mi entorno que la gente se conciencia cuando se contagia (...) Yo ahora uso el preservativo a rajatabla", asegura Paula en una charla con RTVE.es.
Si la joven se permite generalizar, dice, es porque en su "círculo cercano" hay más personas que han sido diagnosticadas recientemente de alguna de las ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), lo que encaja con el aumento de casos que, según los expertos, se ha producido en los últimos años. Éstos lo relacionan con el mayor número de parejas sexuales, con relaciones más tempranas y con una "relajación" en el uso de anticonceptivos "de barrera".
Los casos han aumentado un 1.000% entre la población femenina
Un estudio del Observatorio de Salud Femenina de la plataforma Bloom publicado esta semana sostiene que en España se ha producido un "aumento desenfrenado de infecciones". Concretamente, señala que se dispararon más de un 1000% en mujeres entre 2012 y 2019, un porcentaje extraído de las cifras de crecimiento de estas infecciones, a partir de datos oficiales. El punto máximo de contagios (16.304 casos anuales) se registró en 2019 y los especialistas estiman que ese número ha podido aumentar.
Entre las ITS más diagnosticadas destacan la clamidia (64,8 % de los casos), la gonorrea (15,6 %) y el virus del VIH (8 %), seguidos de sífilis (5,6 %), hepatitis C (3,6 %), hepatitis B (2,3 %) y linfogranuloma venéreo (0,1 %). Habría que sumarle otras que están "en la sombra", como el VHS o como el VPH, que es la ITS más común en toda la población pero que se sitúa fuera de la lista de las Enfermedades de Declaración Obligatoria y, por tanto, del seguimiento estadístico. De acuerdo con la Asociación Española de Pediatría, cerca de un 80% de las mujeres se infectará por un tipo de VPH a lo largo de su vida.
“En los últimos años han aumentado las prácticas de riesgo, ha crecido el número de parejas y han surgido algunas aplicaciones para poner en contacto personas que quieren mantener relaciones. Esto, sumado a la mejora en las pruebas diagnósticas y los movimientos de la población —se viaja más y se infecta más que hace unas décadas—, podría explicar el crecimiento de las ITS en España”, explica el doctor Álvaro Vives, andrólogo y Jefe de la Unidad de Infecciones de Transmisión Sexual de la Fundació Puigvert.
“Han aumentado las prácticas de riesgo, ha crecido el número de parejas“
En el mismo sentido, Laura Cámara, enfermera especialista en ginecología y obstetricia, y sexóloga, añade que existen cambios no solo en el modo en el que las personas se vinculan afectivamente si no también sexualmente: “El número de parejas sexuales que podemos llegar a tener durante nuestra vida ha aumentado y, si esto ocurre con menor protección, sí entraña un riesgo mayor”. Por eso, esta especialista remarca la necesidad de ofrecer educación sexual de forma "temprana" y de que sea "inclusiva y con perspectiva de género" para que los adolescentes no tengan que "buscar respuesta en el cine pornográfico".
Más casos a menor edad y un "infradiagnóstico" en hombres
El mismo estudio, para el que también se realizó una encuesta a más de 2.000 mujeres y personas no binarias, apunta que el crecimiento general de las ITS ha afectado a toda la población en su conjunto, pero precisa que existe una marcada diferencia de género en las estadísticas nacionales, ya que, aunque los hombres registran un mayor número de casos, son las mujeres las que han experimentado un mayor incremento de diagnósticos.
"Los hombres tenemos más ITS que las mujeres. Últimamente han aumentado más en mujeres porque hay un infradiagnóstico en hombres. Así como las mujeres habitualmente van al ginecólogo y allí les hacen un chequeo, los hombres jóvenes no saben a dónde acudir", dice Vives, que explica que los varones pueden no tener síntomas pero sí contagiar virus como el del VPH, que en mujeres puede llegar a desencadenar un cáncer de cuello uterino.
La doctora Alicia Úbeda, jefa del Servicio de Ginecología de Dexeus Mujer, explica que contraer una ITS y no tratarla y diagnosticarla a tiempo supone varios riesgos en la salud de la mujer. "En primer lugar, puede provocar irregularidades en su patrón de sangrado menstrual y dolores pélvicos. Además, si perjudica el interior del útero o las trompas puede acabar produciendo esterilidad o abortos”. Por este motivo, subraya, “es importante tomar medidas preventivas y hacerse controles específicos si se han mantenido relaciones de riesgo”.
Además, los expertos señalan que a menor edad hay más casos diagnosticados. En 2019, el 50% del total de casos detectados entre mujeres correspondía a chicas de entre 15 y 24 años, y si se amplía la horquilla de edad a los 34 años, estas mujeres acumulan el 80% de los casos diagnosticados durante aquel año. Esto se vincula a la "estabilización del número de parejas sexuales" a partir de los 35 años, aunque en el caso del VIH, se ha detectado una mayor transmisibilidad en las mujeres en la segunda mitad de la treintena.
El desconocimiento alimenta el miedo y el estigma: "Fue muy, muy traumático"
El caso de Irene no encaja con lo que indica ese último dato pero mucho menos con la extendida idea de que, cuando se practica sexo entre mujeres, no hay riesgos. Ella se infectó de VIH con 23 años, en plena pandemia, tras mantener una relación con otra chica cuando estuvo en Berlín.
“Fue muy, muy, muy traumático. Estuve un año diciendo 'si me callo, no existe'“
"Pensamos que podía ser COVID porque era como tener un gripazo a niveles estratosféricos. Y hay un problema de sesgo porque a las mujeres no se les hace prueba de VIH cuando van al médico, a los hombres gais sí. Supimos lo que era porque nos enteramos de que un chico con el que ella se había acostado tenía VIH (...) Fue muy, muy, muy traumático. Estuve un año diciendo 'no tengo nada, si me callo, no existe', pero, de repente, cuando lo conté, empecé a buscar información y fue un cambio brutal'", explica la joven, convencida de que el desconocimiento alimenta el estigma y los tabúes.
Tampoco ella fue del todo consciente hasta entonces del riesgo al que te expone una relación sexual sin barreras, y cree que en el caso de las mujeres lesbianas la desinformación es aún mayor: "De por sí la educación sexual es nula en general pero entre las mujeres que tenemos sexo con mujeres más. En mi familia nunca me dieron una charla de 'te tienes que proteger', pero a mi hermana que es heterosexual, sí", cuenta.
Después, menciona que uno de los errores más comunes es confundir las infecciones de transmisión sexual (ITS) con las enfermedades de transmisión sexual (ETS), que se usan como sinónimo y que no son lo mismo. Una ITS se produce cuando se contrae un patógeno, un virus, una bacteria, un hongo o un parásito, mientras que la ETS se da cuando este patógeno desencadena una enfermedad. Por ejemplo, el VIH que ella tiene es una ITS y solo se hablaría de ETS si se termina desarrollando el llamado síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), algo que se puede evitar con un tratamiento adecuado.
“Hay un infradiagnóstico en hombres“
El estudio de Bloom sostiene que el 70 % de las mujeres o personas no binarias encuestadas considera que tienen un conocimiento deficiente sobre las infecciones de transmisión sexual y el 27 % cree que ha podido tener una ITS, pero solo el 66 % se ha hecho alguna prueba.
El "pasotismo" y las "presiones" que llevan a no usar preservativo
Irene percibe que aquel miedo a las infecciones transmitidas por vía sexual que existía en la época de sus padres, quienes "vivieron la pandemia del sida", ya no está porque la gente "ya no muere". Paula añade que, de primeras, los jóvenes son muy confiados y nunca piensan en que les va a tocar a ellos, y Pablo, un joven de 19 años, habla de un "pasotismo" generalizado sobre el uso del preservativo. Según la experiencia de este último, entre los chicos homosexuales se usa aún menos el condón porque no hay riesgo de embarazo.
"Hemos llegado a un punto en el que está muy normalizado tener diversas parejas sexuales y en cortos periodos de tiempo. Además, la impulsividad que nos caracteriza hace que, si en el momento no hay protección, sigamos adelante", opina Pablo, que pasó por el sífilis hace unos tres años, al poco tiempo de empezar a salir con su novio. Tenía entonces 16 años.
Paula, que ha tenido diferentes relaciones heterosexuales —esporádicas y estables— en el último lustro, cuenta que son frecuentes las "presiones" para no usar protección durante el acto sexual: "A los chicos, en general, les cuesta bastante usar preservativo. La mayoría no quieren ponérselo (...) Suelo decir que yo quiero usar preservativo y, de primeras, siempre es como 'ah, bueno, vale', pero después te metes en la cama y, con el calentón, te hacen la pregunta estrella: ¿no tomas la píldora?. Empiezan a insistir y muchas veces se lo ponen o dicen 'ay, es que se me baja, es que me aprieta, me molesta'. Cuando la queja te la repiten cuatro veces llega un punto en el que a lo mejor dices 'pues es más fácil que te lo quites y seguimos'", cuenta esta joven.
“Te metes en la cama y, con el calentón, te hacen la pregunta estrella: ¿no tomas la píldora?“
Junto con la pregunta sobre los anticonceptivos orales (que no protegen de infecciones) y las quejas por la incomodidad de usar profiláctico, hay otro argumento muy común entre los chicos para no ponerse condón, comenta Paula: "Te dicen: 'No te preocupes, me hice las pruebas (de ITS) hace un mes'. A ella no le parece casualidad que otras chicas de su entorno hayan escuchado lo mismo cuando estaban en pleno acto; le suena, más bien, a un comentario masculino "tranquilizador" para mantener sexo a su gusto, sin tener en cuenta lo que la otra parte quiere.
Según el mismo estudio, una de cada tres (34,83%) mujeres ha sido presionada para no usar el preservativo y más del 10% declara que se han quitado el preservativo sin su consentimiento. Además, la conocida como "marcha atrás" para no eyacular dentro de la vagina (que no protege de la gran mayoría de ITS) ha sido practicada por el 26 % de las encuestadas y el 10 % admiten que es la habitual en sus relaciones con hombres, con el fin de evitar embarazos no deseados.
También hay que protegerse en el sexo oral y con juguetes eróticos
Otro problema que detectan los expertos tiene que ver con la ausencia de campañas de concienciación que sean variadas, inclusivas y que tengan perspectiva de género. Entre 2005 y 2019, sostiene el informe, se han realizado 18 campañas de prevención y sensibilización, con una inversión superior a los seis millones de euros. Únicamente el 4,55% de las entrevistadas recordaban alguna de ellas y solo el 4,78% podía mencionar al menos una. Además, algunas de las más populares, como la famosa “Yo pongo condón” (2008), no se incluyen en la lista porque en aquel caso no se pretendía sensibilizar sobre la prevención de ITS, sino sobre los embarazos no deseados
Sin embargo, es importante que los jóvenes sepan que de los métodos anticonceptivos solo el preservativo protege de las ITS y que, más allá del condón, existen otros métodos como los diafragmas o las barreras bucales (para prevenir una infección durante el sexo oral), aunque apenas se usen. También es importante ser cuidadosos durante el uso de juguetes eróticos, ya que también se pueden convertir en vía de transmisión.
“Que se normalice, que no llegue la hora del sexo y tú seas la 'friki' que quiere usar protección“
De hecho, Irene cuenta que fue así, mediante el uso de juguetes sin protección, como ella contrajo el VIH. Por eso, con la idea de concienciar a otros chicos y chicas que puedan leer este reportaje, esta joven lanza varios consejos: "Hay que quitarse el miedo a hacerse chequeos de ITS, que es lo más natural del mundo; usar preservativos cuando se comparten juguetes eróticos y cambiarlos o, si es mucho lío, (en el caso de las chicas) que cada una lleve el preservativo femenino puesto. También hay cuadrantes de látex, que sé que no son cómodos, pero a nivel de mucosas te protegen. Y es importante que haya comunicación y que se normalice todo esto, que no llegue la hora del sexo y tú seas la 'friki' que quiere usar protección".