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Entrevista

José Luis Corral: "En las catedrales, hasta se podía jugar a la pelota"

  • El catedrático de Historia medieval, José Luis Corral, aporta su visión sobre las inmatriculaciones de la Iglesia
  • Corral ha publicado varias novelas y ensayos en los que aborda el papel de la institución religiosa a lo largo de los siglos

Por
Jose Luís Corral
Jose Luís Corral, catedrático de Historia medieval y escritor.

José Luis Corral es catedrático de Historia Medieval y escritor, autor de numerosas novelas y más de 35 ensayos. Entre ellos se encuentra “El enigma de las catedrales” donde hace un repaso histórico y artístico de alguna de las catedrales góticas europeas.

Pregunta- Las catedrales se construyeron en la Edad Media, precisamente una época que siempre se ha considerado un periodo poco floreciente…

Respuesta- Una de las mentiras sobre la Edad Media es que fue siempre una época oscura. En la Edad Media hubo periodos brillantísimos como la época en la cual se construyeron las catedrales góticas, finales del siglo XII y el siglo XV. No hay nada probablemente más luminoso, con una estética más cuidada, con una belleza más delicada que las catedrales góticas. Por tanto, estamos en la época en la cual había carencias, había guerra, pero había también un sentido estético y un sentido extraordinario de la belleza.

P.- ¿Que representaba una catedral en aquella época?

Una catedral gótica en realidad es una imagen icónica del prestigio de una ciudad.

R.- Una catedral gótica en realidad es una imagen icónica del prestigio de una ciudad. Los obispos, el Cabildo de la Catedral y sobre todo los burgueses de la ciudad, querían que esas ciudades tuvieran un prestigio, que se sobrepusieran al poder de los señores que vivían en el campo; a los castillos, a las fortalezas feudales. La contraposición a eso es la Catedral y es por tanto un edificio de una construcción magnífica, enorme. Y son ese icono del prestigio de la ciudad. No son solamente un lugar de culto para ceremonias religiosas y eclesiásticas sino también el icono, el símbolo, la señal de que la ciudad está emergiendo, está floreciendo, que el comercio se ha desarrollado, que los burgueses de la ciudad, los comerciantes, los artesanos tienen poderío económico y lo manifiestan invirtiendo en esta gran obra, que destaca extraordinariamente como un elemento icónico en el espacio urbano.

P.- ¿Las catedrales eran también la Biblia del pueblo?

R.- La catedral no es solo un edificio físico. La catedral es también un elemento simbólico. Y es un microcosmos, una especie de paraíso en la tierra de la representación del mundo en una pequeña escala. En la catedral nos encontramos con la Historia, el Antiguo y el Nuevo Testamento en las fachadas, representado en formas de esculturas o de pinturas. Nos encontramos símbolos de la ciudad: El artesano que está trabajando la piedra, el cantero que está tallando los sillares, el alfarero que está fabricando botijos. Hay mensajes iconográficos muy interesantes. Por ejemplo, la denuncia del mal, de los vicios, del pecado, de la perversidad y los castigos. Es decir, es la historia de la Edad Media. Un microcosmos medieval representado en un mundo en piedra, en vidrieras de colores en pintura.

P.- ¿Cómo se financiaron las catedrales?

No hay un modelo único para financiar las catedrales en Europa, sino que hay muchas fuentes de financiación

R.- No hay un modelo único para financiar las catedrales góticas, o románicas también, en Europa, sino que hay muchas fuentes de financiación. Fundamentalmente el Cabildo de la Catedral, dónde estaban los canónigos y también el obispo, buscaba fuentes de financiación. Pero sobre todo fue el pueblo compuesto por los trabajadores, por los oficios de la ciudad, los artesanos, los menesteres, toda esa gente que trabajaba, que creaba riqueza en la ciudad y que quería colaborar a que esa ciudad tuviera un gran prestigio porque tenía una gran catedral. Por lo tanto, las poblaciones de artesanos, comerciantes, mercaderes, notarios, abogados, eso que llamaríamos también profesiones liberales, fue fundamental. Sin esas aportaciones no se hubiera podido construir una catedral gótica. También se contaba con las aportaciones de los campesinos, vasallos muchos de ellos de los obispos, que además eran señores feudales y que, mediante las rentas del trabajo, o con las rentas en especie de lo que producían en el campo, pues contribuyan a la construcción al mantenimiento de las catedrales.

P.- Aparte de las aportaciones particulares, ¿también los impuestos servían para pagar las obras?

R.- Estás formas de financiación tienen muchas vicisitudes. En la ciudad había una especial forma de recaudar a través de impuestos. Por ejemplo, por el paso de un puente, pues esos impuestos, podían dedicarse perfectamente, una parte, a la construcción de la catedral. O la propia Iglesia, cobraba un impuesto por atravesar una puerta, por participar en un mercado. Había obispos en España, también en Francia, que eran grandes señores, que tenían el monopolio del molino, el monopolio del horno, y por tanto el beneficio que producía ese molino o ese horno, dónde, sí o sí, tenía que ir la gente a moler el trigo o a cocer el pan, obviamente podía invertirse, parte de esas rentas, para la construcción de la catedral.

Las fuentes de financiación eran muy diversas y mucha gente participó en ellas

En el caso, por ejemplo, de Aragón, el Arzobispado de Zaragoza tenía la propiedad señorial de una localidad en el Campo de Cariñena que se llama Longares. Parte de las rentas que producía la gente de Longares que trabajaban los campos, y que pagaban rentas al señor obispo, arzobispo desde 1318, dedicaba parte de esas rentas a la construcción de la Catedral, de la Seo de Zaragoza. Por lo tanto, las fuentes de financiación eran muy diversas y mucha gente participó en ellas.

P.- En aquella época la Iglesia y el Estado estaban bastante unidos, ¿era difícil desligar estos dos conceptos?

R.- la Iglesia tenía un poder casi como el Estado. De hecho, en el mundo medieval, especialmente en el mundo católico, la diferencia entre Estado e Iglesia a veces es casi una diferencia imperceptible. Muchas de las disposiciones legales, jurídicas, estatutos de todo tipo, tienen que estar basadas en la religión. Incluso en algunas ciudades donde había juderías, como es el caso de la península Ibérica, había una separación jurídica entre judíos, musulmanes y cristianos. Por lo tanto, Estado e Iglesia, en la Edad Media, andan juntos en tantas ocasiones que prácticamente la separación absoluta es imposible.

P.- ¿Cuándo se da esa separación entre la Iglesia y el Estado?

Durante la Edad Media, no había una gran separación entre las finanzas del Estado y las finanzas de la Iglesia

R.- Esta separación entre Iglesia y Estado comienza a darse ya en el Renacimiento y especialmente en el siglo XVIII. Pero habrá que esperar hasta el siglo de La Razón, hasta la ilustración, para que la Iglesia y el Estado anden ya por caminos, si no del todo separados, ya diversificados. Pero desde luego, durante la Edad Media, no había una separación entre el tesoro del Rey y el tesoro del reino y tampoco había una gran separación entre las finanzas del Estado y las finanzas de la Iglesia. En muchas ocasiones había una interrelación entre ellas. De igual manera que un rey podía colaborar a financiar una catedral, un obispo podía colaborar a financiar una campaña militar en la conquista de Granada.

P.- ¿Las catedrales tenían otros usos en la ciudad aparte de los usos religiosos?

R.- Si. Las catedrales son un espacio multiusos. Fundamentalmente para el culto, para las grandes ceremonias en la sede del obispo, pero también hay muchísimos datos, muchísima información sobre fiestas de todo tipo, que se celebraban en las catedrales. Incluso había una, especialmente del siglo XIV, la época de crisis, de peste, de hambres y de epidemias, en la cual se celebraba lo que llamaban la "fiesta de los locos". Era un carnaval en el cual se subvertía el orden social, hasta tal punto que uno de los elementos de esta fiesta era la entrada del monaguillo, montado en un obispo, como si fuera un burro, incluso con orejas. Era un día en el que se cambiaba todo. Lo de arriba estaba abajo, lo de abajo estaba arriba.

Estas catedrales tan enormes eran utilizadas para funciones y fines muy diversos. Incluso para grandes manifestaciones políticas

En algunas catedrales sabemos perfectamente que se jugaba a la pelota. No tanto en España, que tiene un clima más benigno, pero, por ejemplo, en la catedral de Londres en la catedral gótica de Londres, que se quemó en el siglo XVII, una catedral enorme era donde los londinenses pasaban tardes conversando, incluso jugando a pelota. Algunas catedrales de peregrinación, como Santiago de Compostela, tienen esa peculiaridad de ser el final del Camino de Santiago y era utilizado por la noche como dormitorio. Mucha gente, peregrinos que no tenían un lugar para dormir, con un saco de paja, pues dormían dentro de la catedral. Por lo tanto, estas catedrales tan enormes eran utilizadas para funciones y fines muy diversos. Incluso para grandes manifestaciones políticas para celebrar Cortés. Las Cortes de Castilla y León, las Cortes de Aragón, las Cortes de Valencia, las Cortes de Catalunya se celebraban en catedrales porque era un espacio enorme donde podían reunirse 200 o 300 personas y podían participar todos en ese tipo de asambleas.

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P.- ¿Cuándo empiezan las catedrales a perder está importancia que se les daba en la Edad Media?

R.- Las catedrales empiezan a perder esa función multiusos sobre todo en el siglo XIX. En el siglo XIX empiezan a establecerse convenios con la Iglesia y los Estados modernos. Entonces, si, la Iglesia se hace cargo de la catedral, reduce su uso casi exclusivamente, no del todo, pero casi exclusivamente a actos de tipo litúrgico. El Estado tiene ya otros lugares donde reunirse. Por ejemplo, los Estados Generales de París ya no se reúnen en Nuestra Señora de París, Notre Dame. Los grandes palacios empiezan a construirse... Entonces es en el siglo XIX cuando la función de la catedral pierde ese espacio polivalente que había sido hasta entonces y ya se reduce casi exclusivamente a usos de tipo litúrgico.

P.- Ahora gran parte del interés que despiertan las catedrales es, sobre todo, turístico. ¿Vuelven a vivir un momento glorioso las catedrales?

Las catedrales, siguen siendo los edificios más visitados de la mayoría de las ciudades europeas

R.- Claro. Las catedrales góticas siguen siendo los edificios más emblemáticos, cómo se dice hoy en día, de la mayor parte de las ciudades, que son o han sido sedes episcopales. En Burgos, León, la propia Palencia, que por cierto tiene una catedral gótica fantástica y es la bella desconocida, Salamanca... en Barcelona la catedral es un referente fundamental para el turismo, es el lugar que hay que visitar, ese lugar que destaca en el paisaje urbano. Todavía hoy cuando nos acercamos, por ejemplo, a Segovia, vemos la mola de la catedral que destaca extraordinariamente en el caserío. Lo mismo en Ávila. Probablemente sean los edificios más visitados de las ciudades actuales, salvo excepciones, algunos casos como puede ser la Torre Eiffel, o la Alhambra Granada, pero las catedrales, siguen siendo los edificios más visitados de la mayoría de las ciudades europeas.

P.- Quería saber su opinión sobre toda esta polémica referente a las inmatriculaciones de la Iglesia Católica.

La propiedad, la fortuna, el dinero... implica poder, y la Iglesia desde la Edad Media hasta nuestros días quiere ese poder

R.- La Iglesia habitualmente ha tendido a acaparar mucho poder y muchas propiedades. La propiedad, la fortuna, el dinero... implica poder, y la Iglesia desde la Edad Media hasta nuestros días quiere ese poder que da el dinero, que da la propiedad. Jurídicamente yo no soy un experto de estas cuestiones, pero jurídicamente parece claro que la Iglesia se ha apropiado, por dejadez, y en muchas ocasiones en connivencia con los poderes del Estado, de algunos poderes del Estado. Se ha apropiado, ha inmatriculado a su nombre bienes que no le pertenecen. Ya hay varios cientos reconocidos, seguramente habrá muchos más.

¿De quién son las iglesias? ¿De la Iglesia? ¿Del Vaticano? ¿De la gente que la construyó? Pero ¿Quién la construyó?: ¿El campesino del siglo XIII que labraba los campos de Burgos y pagaba una renta el obispo y con esa renta se construía parte de la catedral?, ¿El artesano que fabricaba collares de cuero para los animales de tiro para la labranza y que también pagaba parte para la catedral?,¿El rey que puso dinero, que expolió a su vez a los parias de los musulmanes de Granada o de Sevilla o de Córdoba para construir una catedral? Claro si lo retrotraemos en el tiempo es muy complicado. Yo creo que hay que ser más pragmático, más realista y que el uso de un edificio público, como es la catedral, tenga la función que la gente la pueda visitar, la pueda ver como una obra de arte y que la Iglesia tenga espacios para su liturgia y para su culto.