Detectar depresiones o posibles suicidios en cinco minutos, el reto de la atención primaria que "cuesta vidas"
- Los médicos de familia, el primer eslabón del sistema sanitario, son cruciales en el cuidado de la salud mental
- La falta de tiempo puede hacer que pasen desapercibidos muchos trastornos y afecta también a la atención psicológica
De cinco a ocho minutos. Ese es el tiempo que un médico de familia suele tener por consulta en gran parte de los centros de salud en España. En menos de lo que duran algunas conversaciones de pasillo, la atención primaria afronta el diagnóstico de todo tipo de patologías. Algo que quema y sobrecarga a los profesionales, pero que, además, puede perjudicar gravemente a los pacientes. Y la presión del cronómetro, opina el coordinador de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg), Antonio Torres, se nota especialmente en la salud mental. "La falta de tiempo está costando vidas y mucho sufrimiento", insiste a RTVE.es.
La atención primaria es el primer eslabón del sistema sanitario. Estos profesionales son los primeros a los que acude la mayoría de los pacientes antes de ser derivados a los distintos especialistas y con los que más confianza suelen tener. La cercanía hace que su función sea crucial y que su posición sea la mejor "para diagnosticar los problemas de salud mental más frecuentes", opina el coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), Vicente Gasull.
Pero en la detección de un trastorno psicológico suele hacer falta algo más que la confianza. "Por eso es una pena que tengamos tanto déficit de tiempo", apunta. Como recuerdan los expertos, el estigma y el desconocimiento, aunque cada vez menores, suponen que muchas veces se somaticen este tipo de dificultades. La clave, entonces, está en observar los pequeños detalles. Pero en cinco minutos, resulta una tarea más que complicada.
“Y al final llega la desgracia del suicidio“
"Y al final llega la desgracia del suicidio, ejemplifica. Ambos profesionales, sin embargo, reconocen también que el aumento de los problemas de salud mental ha hecho que la sobrecarga afecte igualmente a los psicólogos de la Seguridad Social. La frecuencia de las citas se puede contar por meses, y la duración de las mismas no tiende a llegar a una hora.
Una "puerta de entrada" indispensable para proteger la salud mental
En España, para conseguir una cita en un psicólogo de la Seguridad Social se debe acudir antes al médico de familia. Este sanitario es el encargado de evaluar la gravedad del problema y de tomar las primeras medidas, sumamente importantes para frenar el avance de los trastornos psicológicos o para abordar precozmente las ideaciones suicidas. "Somos la puerta de entrada a la salud mental", opina el doctor Torres: "Y sin salud mental no hay salud".
Según este médico de familia, actualmente uno de cada cuatro pacientes presenta problemas relacionados con la salud mental. "Y luego están quienes no lo cuentan en consulta porque no lo identifican como tal", afirma, para añadir: "Aquellos que inconscientemente los somatizan y los sufren, por ejemplo, en forma de cambios digestivos, dolor, falta de energía o caída del cabello". Los expertos, en estos casos, deben fijarse más allá de las palabras.
Los médicos de familia tienen de su lado normalmente un conocimiento previo de la vida y personalidad del paciente. Llevan años atendiéndolos y son capaces de observar cambios en el tono de la voz o en la manera de actuar, así como en su lenguaje corporal. Cualquier cosa puede ser una señal de que algo no anda bien. Pero no siempre la saturada atención primaria es capaz de percatarse de esos detalles. "Estoy convencido de que hay casos que se nos están escapando", alerta Torres.
Entre otros, los cuadros de somatización son muy habituales en trastornos de ansiedad, una de las dificultades que más han aumentado en los últimos años y que puede derivar en otras más graves de no ser abordadas. A veces las largas historias de pruebas, radiografías y escaners acaban en ese sencillo diagnóstico. Un sufrimiento que podría evitarse con mayor tiempo, dicen los doctores.
Hasta 29 pacientes en una hora: “Llevamos años pidiendo más tiempo”
Solo en 2020, la atención primaria recibió 243,5 millones de consultas y, según estima el portavoz de Semergen, alrededor del 30% de las visitas suelen estar relacionadas con la salud mental. De hecho, las personas con trastornos psicológicos van de media unas 13,1 veces al año a los centros de atención primaria. Pero en España hay únicamente 36.259 médicos de familia y pediatras en la Seguridad Social, de acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Sanidad. "Yo he llegado a tener hasta 29 personas en una hora", explica como la principal consecuencia de esta disparidad.
El ratio del total de médicos por paciente difiere según las comunidades autónomas y, por eso, el tiempo del que disponen los profesionales para las visitas también cambia en cada región, aunque "pocos privilegiados tienen diez minutos", añade Torres. Hace más de una década que ejerce como doctor y es testigo de lo poco que se ha mejorado esta problemática que afecta a toda España: "Llevamos años pidiendo más tiempo".
“Una buena consulta de salud mental serían como mínimo 15 minutos“
El doctor Torres exige un mínimo de 10 minutos por cita, cifra que el coordinador del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) eleva a cinco más. "Una buena consulta de salud mental serían como mínimo 15 minutos", opina este último. Son múltiples los matices a los que tienen que estar atento en este tipo de vistas y varios los interrogantes que suelen tener que realizar para descubrir un trastorno psicológico. "Pero muchas veces no preguntas todo porque sabes que puede llegar a prolongar mucho la consulta", narra, "y eso es bastante triste".
Un posible peligro para el suicidio, la primera causa de muerte no natural
El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España. En 2020, perdieron la vida de esta forma una media de 11 personas al día, conforme señalan las cifras del Observatorio del Suicidio. Sin embargo, los expertos consideran que muchos podrían haberse evitado. El 50% de los suicidas españoles habían comunicado esta ideación a un médico en el mes anterior y el 25% de ellos acudieron a una consulta médica en la semana previa, según Rioja Salud. Unas estimaciones que confirman los médicos consultados por RTVE.es.
"En un porcentaje muy amplio de casos, la desgracia del suicidio sería totalmente prevenible y abordable", opina Gasull. Los pacientes casi siempre advierten de la tentativa a sus médicos o familiares, pero a veces lo hacen a través de sutiles comentarios que pueden pasar desapercibidos. De hecho, aproximadamente un 15% de quienes mueren por suicidio no tienen un diagnóstico, es decir, sus problemas mentales no fueron detectados por el sistema sanitario. "Afortunadamente, paramos más que se nos escapan, pero sí, sucede", explica, por su parte, Torres.
Aunque la falta de tiempo y la tensión que causa la sobrecarga de trabajo puedan afectar en su observación, las señales existen y facilitan prevenir los suicidios. Comentarios superfluos sobre la muerte, como acordarse de personas que han fallecido, pueden ser algunas de ellas. Hay también diversos métodos para descubrirlas: desde la tradicional entrevista clínica hasta cuestionarios de uso rápido. El problema es que, en menos de ocho minutos, el médico debe descubrir las alertas, profundizar en ellas, valorar sus riesgos y pensar en la mejor estrategia individualizada para abordarlas.
Pero si se detecta, la atención primaria actúa. Muchos médicos suelen echar horas de más, sacar huecos de agendas imposibles e incluso llegar a contactar con las familias. Al fin y al cabo, "no es menos enfermedad que el infarto de miocardio que la fractura de tobillo". "Es una situación de riesgo y, por tanto, nos debemos a ella", dice el coordinador de Semg. En los casos más graves, el paciente es remitido a psiquiatría de urgencias, mientras que en los moderados se establece una medicación y se propone un plan de actuación, que normalmente implica atención psicológica y un seguimiento semanal, quincenal o mensual desde la consulta de familia.
"Con suerte consigo una cita al mes": la sobrecarga llega también a los psicólogos
La falta de tiempo dificulta la detección precoz de los trastornos psicológicos en la atención primaria, el principal eslabón de la salud mental, pero los propios profesionales especializados a los que se derivan los pacientes también están desbordados. Marta (nombre ficticio), por ejemplo, tiene 24 años y lleva desde los 13 años acudiendo interrumpidamente a psicólogos de la seguridad social. Tiene ansiedad, agorafobia y depresión. "Y con suerte consigo una cita al mes", cuenta a RTVE.es.
Para Marta, lo normal es tener que esperar hasta dos meses para una visita. Una realidad que confirma el portavoz de Asociación Nacional de Psicólogos y Residentes, Javier Prado: "El estándar puede ser tranquilamente cuatro semanas". No obstante, el tiempo de espera es incluso mayor cuando se trata de la primera consulta tras la derivación del médico de familia. Entonces, se habla de dos, tres o incluso cuatro meses.
Las citas psicológicas, aparte de ser mensuales, no suelen alcanzar la hora de duración. La joven ha llegado incluso a tener conversaciones con su profesional de menos de 30 minutos en las que narra no haberse sentido "escuchada". Algunos días ha salido de la consulta completamente destrozada, dice, pero sabe que el problema es que "no dan a basto" y no la falta real de empatía. "Lo que pasa es que están tratando con personas vulnerables, y esa desatención puede hacer mucho daño", reivindica.
Lo ideal sería que los pacientes asistiesen a consulta una vez por semana, aunque también sería razonable cada 15 días, apunta Prado. Lo contrario puede causar muchos perjuicios. "Imagina si tuvieses cáncer y te aplicásemos la quimioterapia en ciclos demasiado espaciados", compara. Sin embargo, es consciente de que el resto de médicos tampoco tienen las mejores condiciones. Así es la dinámica general del sistema sanitario, opina, una peligrosa "sobrecarga laboral" que quema a los responsables de salvar vidas.