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Benlliure y Sorolla: una amistad retratada a través de esculturas

  • La exposición recoge ocho piezas que Benlliure regaló a Sorolla
  • Por primera vez se exhibe una escultura de Velázquez, realizada en yeso

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De izq. a dcha.: Mariano Benlliure Gil (1904) y Joaquín Sorolla Bastida (1895)
De izq. a dcha.: Mariano Benlliure Gil (1904) y Joaquín Sorolla Bastida (1895)

La amistad entre el escultor Mariano Benlliure y el pintor Joaquín Sorolla se transmitió a través del arte de cada uno. Con motivo del 75 aniversario de la muerte del escultor, 'Una amistad, dos artistas: Sorolla y Benlliure' reúne un total de ocho esculturas que el escultor regaló al artista junto a algunas fotografías y cartas de los dos en el Museo Sorolla de Madrid.

Una pequeña muestra, organizada por el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla, que tiene el objetivo de rendir homenaje a Benlliure y a la amistad que hubo entre los dos artistas.

Su relación se mantuvo desde que eran adolescentes en Valencia hasta la muerte de Sorolla a los 60 años. Durante toda su vida, como resultado de su buena amistad, se realizaron una serie de intercambios artísticos. El pintor retrató a Mariano Benlliure y a su familia y les regaló cuadros dedicados. Por su parte, el escultor le regaló una pequeña colección de bronces, un yeso y un jarrón de cerámica decorativa, piezas que por primera vez se recogen juntas en esta exhibición.

Una relación de amistad atravesada por el arte

El trabajo minucioso de Benlliure queda representado en las obras de bronce a través de diferentes técnicas. En el busto de María Sorolla García, hija del pintor, se puede apreciar "esa delicadeza y esa suavidad con la que retrata la piel y el rostro", apunta Covadonga Pitchart, comisaria de la exposición.

'Estudio para el monumento a Velázquez' (1899)

'Estudio para el monumento a Velázquez' (1899) Mariano Benlliure Gil. MS 20047

Debido a su delicadeza, el yeso Estudio para el monumento de Velázquez estaba guardado en los almacenes del museo, pero con motivo de la exposición se muestra por primera vez al público. Además es uno de los yesos que mejor se conservan del autor.

Algunas piezas ya se encontraban en el museo y han sido trasladadas a esta sala. Una de ellas es la placa conmemorativa que representa al artista de perfil. "Es un regalo que Benlliure le hizo para conmemorar los éxitos que el pintor había alcanzado durante sus exposiciones en Estados Unidos en el año 1909", explica Covadonga Pitchart.

La única obra que se sitúa fuera de la sala es el busto del pintor que la Hispanic Society of America regaló al Museo Sorolla con motivo de su apertura. Desde 1932 esta escultura se encuentra en una columna del patio. "Se ha preferido que el jardín participara en esta exposición, además para nosotros es una pieza más del museo", indica Pitchart.

Jarrón (1919)

Jarrón (1919) Mariano Benlliure Gil. MS 40676

Aparte de los bronces, se encuentra un jarrón de cerámica decorativa, un modelo que está repetido en bronce y en barro en otros museos, aunque en sus diferentes versiones mantiene el mismo esquema decorativo. "Es muy escultórico por los relieves" y la escena que muestra "probablemente sea mitológica", apunta Ana Muñoz, comisaria de la muestra.

Crear diferentes versiones de una misma pieza suponía una manera de "diversión" para el escultor. "Realizaba diferentes modelos que luego regalaba o subastaba con fines benéficos", señala Muñoz.

Caricatura de Mariano Benlliure (1885)

Caricatura de Mariano Benlliure (1885) Joaquín Sorolla Bastida. MS 14139

Además de las esculturas, la estrecha relación queda reflejada en una vitrina, donde se encuentran fotografías, cartas y dibujos. Concretamente se han expuesto tres caricaturas de los artistas, dos realizadas por Sorolla y otra por Benlliure.

A pesar de la buena amistad que había, las comisarias aseguran que ha sido difícil encontrar imágenes en las que aparecieran los dos, así que se ha expuesto finalmente una foto que estaba guardada en la colección del museo.

Aparte de los regalos, los artistas llegaron a compartir proyectos comunes, como la creación de un Palacio Permanente de las Bellas Artes e Industrias en Valencia, que finalmente no se llevó a cabo, o la organización de exposiciones de la Juventud Artística Valenciana.