Consolidación, declive y derrumbe: lo que las elecciones andaluzas apuntan del futuro de Vox, Podemos y Cs
- La caída de Ciudadanos, la solidez de Vox y la división en la izquierda son recurrentes en las últimas autonómicas
Cómo rinde el voto a estos partidos en cada elección condiciona su viabilidad política en próximas citas
Las elecciones en Andalucía han supuesto un vuelco sin precedentes en el Parlamento autonómico y un nuevo reparto del poder. La mayoría absoluta del PP ha provocado un fuerte impacto político y mediático, tras el que vienen diversas especulaciones que tratan de trasladar el aquí y ahora a otros escenarios futuros, que en realidad son demasiado diferentes e imprevisibles como para extrapolar sin más lo sucedido.
Lo visto en Andalucía es inédito, pero también es consecuencia de las tendencias de fondo en esta comunidad y en el contexto político del país: el giro a la derecha en Andalucía en los últimos años, y junto a él, la participación relativamente baja, la concentración del voto de la derecha en torno al PP por el desmoronamiento de Ciudadanos y la división política de la izquierda han multiplicado los efectos típicos del sistema electoral en España, que de por sí recompensa con más representación al partido más votado.
La caída de Ciudadanos, cuyo voto se fuga al PP o Vox, no es nueva, como tampoco lo son la división y el debilitamiento de las alternativas al PSOE en la izquierda. Son hechos que se repiten en las últimas convocatorias electorales, que dibujan una tendencia en el "coste" del escaño y la "utilidad" de votar a estos partidos en el ciclo de elecciones que vivimos desde 2020 y apuntan a lo que cabe esperar en próximas citas para estos partidos, protagonistas del cambio en la política española en la última década.
Vox, un fracaso relativo pero una posición consolidada
La lectura de los resultados de Vox tras las elecciones andaluzas es relativa. Acostumbrado a captar más protagonismo y voto en todas las elecciones autonómicas desde las catalanas, no lograr su objetivo de entrar en la Junta de Andalucía es un fracaso ante las expectativas depositadas tras haberlo logrado en Castilla y León el pasado febrero. También lo es en parte porque fue en Andalucía donde Vox, una formación con cinco años de existencia, logró su primer éxito al entrar en el Parlamento con 12 diputados, y porque en las generales de 2019 obtuvo en esta región el 20,6% de los votos.
No obstante, crecer más de dos puntos de voto (13,46%) respecto a las últimas autonómicas, ganar dos escaños extra y un 25% más de papeletas son cifras que hablan de que el partido sigue al alza. "Si esto es una mala noche electoral, se tienen que preparar para cuando tengamos buenas", celebraba este martes el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros.
Además, Vox se vuelve un actor político más eficaz y tiene menos votos perdidos, considerando como tales todos los obtenidos en las provincias en las que no se consigue ningún escaño al aplicar la fórmula electoral.
Si Vox se consolida en próximos comicios como tercera opción en más lugares, tendrá a su favor la mecánica electoral. "Vox está en el umbral en el cual ya empieza a ser eficiente para tener votos, que en el nivel nacional está en el 15%", señala Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid. En Andalucía, ha conseguido escaños en todas las provincias, pero solo ha superado ese porcentaje en Almería y Granada, lo que no le ha ayudado a convertir mejor sus casi 500.000 papeletas en escaños.
Así lo evidencia su trayectoria desde las elecciones generales. Vox no consiguió entrar en el Parlamento gallego pese a recibir 26.485 votos (el 2,03% de los sufragios), pero los electores vascos sí le dieron un escaño con 17.517 votos en la provincia de Álava. Más tarde, en Cataluña, tuvo una entrada fulgurante en su debut en esta comunidad, con 11 escaños, conseguidos en todas las provincias.
En Madrid creció en un diputado (13 en total), pero la victoria del PP de Isabel Díaz Ayuso hizo que cada escaño para la formación fuera más caro que en los anteriores comicios. En Castilla y León, pasó de un procurador a 13, con representación en todas las provincias menos en Soria y necesitando un 80% menos de votos para cada uno que en las elecciones de 2019.
Que no hayan sido determinantes para formar gobierno en Andalucía no significa que corran la misma suerte en futuras elecciones. Que la relación futura de PP y Vox siga el camino de Castilla y León o el de Andalucía dependerá, como ha ocurrido hasta ahora, de la fortaleza de los 'populares' en cada una de las arenas electorales. Contra un PP sólido, como en Madrid y la comunidad andaluza, al partido de Santiago Abascal le cuesta mucho más convertir sus votos en representantes.
Pero mientras siga por encima del 15% del voto, Vox estará en condiciones de "conseguir el tercer escaño en liza en prácticamente todas las provincias, y eso les permite mantener un grupo parlamentario nutrido como tienen ahora" en el Congreso, añade Simón. Según los promedios de encuestas publicados en varios medios, el partido conseguiría en torno al 19% de los votos si se celebrasen ahora elecciones generales en España.
Podemos paga el precio de la división y la falta de arraigo
En sentido contrario a Vox, Unidas Podemos encuentra en cada elección una montaña cada vez más alta que escalar. Cada vez que se abren las urnas, la coalición morada, bajo sus diferentes marcas y confluencias, pierde votos respecto a la anterior y necesita más papeletas para obtener un diputado autonómico.
En Andalucía, la formación ha pasado de los 17 escaños de 2018 a los cinco de la coalición Por Andalucía y los dos de Adelante Andalucía. Son menos que los 12 que obtuvo IU en 2012 con un porcentaje de voto similar. Les ha perjudicado también la dispersión territorial del voto, que hace que no conviertan bien sus votos en escaños.
Es una dinámica que se repite. Tras desvanecerse los 14 escaños que había logrado en Galicia con la confluencia En Marea, en 2020 Podemos también perdió otros cinco representantes (de 11 a seis) al concurrir con su propia marca en el País Vasco, y redujo a la mitad (de dos a uno) sus escaños en las Cortes de Castilla y León.
En cambio, la formación mejoró con En Comú Podem sus resultados en Cataluña: mantuvo el número de escaños y redujo su coste en votos, pero fue solo un paréntesis. En Madrid, donde surgió el partido, y con la candidatura de Pablo Iglesias, quien dejó la vicepresidencia del Gobierno para tratar de impedir la victoria de la derecha, ocurrió algo parecido. Podemos pasó de siete a diez escaños, pero necesitó unos pocos votos más que en 2020 para hacerse con cada uno.
En una formación en constante realineamiento de siglas, se podría pensar que son los cambios de marca lo que perjudica a Podemos, sobre todo cuando se desvincula de las fuerzas de izquierda del territorio y se le percibe como una candidatura tutelada desde Madrid. Ese es al menos el discurso escuchado en estas elecciones andaluzas por parte de Adelante Andalucía.
Pero la explicación podría ser más terrena. Con sus problemas de escisiones, gestoras y similares, como los vividos en Andalucía, la oferta política a la izquierda del PSOE presenta una debilidad organizativa endémica. "En términos territoriales, Podemos ha tenido un enorme problema porque no ha sido capaz de formar organizaciones políticas a nivel local y regional que tengan entidad propia y que sean sostenidas en el tiempo", argumenta el politólogo Pablo Simón.
"No es solo que no tenga una matriz regional, es que no tiene una organización regional con la que presentarse a las elecciones, que tenga un mínimo músculo y una mínima capilaridad. Eso no se construyó y lo que ha implicado es que da igual cómo configuren después las alianzas, porque, a la hora de la verdad, si tú no tienes gente y no tienes militantes ni músculo organizativo, es mucho más difícil conseguir votos".
Ciudadanos, otra vez a cero, y con un futuro oscuro
Ciudadanos, afirma Simón, "está en un proceso de descomposición en el que no supera los umbrales efectivos para sacar escaños en prácticamente ninguna comunidad autónoma. Con los datos de Andalucía [un 3,3% de los votos], ni siquiera conseguiría un diputado por Madrid", pese a que es la provincia que más diputados elige en el Congreso y donde el voto funciona de manera más proporcional.
El partido 'naranja' desaparece políticamente en Andalucía y firma otro episodio electoral traumático tras perder todos los diputados que tenía (21) y con los que fue decisivo en las anteriores elecciones y le permitieron entrar en la Junta andaluza. Por el camino han quedado las papeletas de casi 121.000 electores, en la comunidad donde vivieron en 2015 el impulso inicial a sus siglas en la política nacional.
Es lo mismo que le ocurrió en Madrid, donde pasó de 26 escaños a ninguno tras las elecciones del año pasado. Antes, Ciudadanos perdió 30 escaños de 36 en Cataluña, donde logró la supervivencia a un alto coste. Necesitó más de 26.500 votos para cada uno de los seis diputados que conservó en comunidad donde surgió la formación. En Castilla y León, Ciudadanos se desmoronó de 13 a escaños a tan solo uno, y en el Parlamento Vasco, también cayó en la irrelevancia al mantener solo uno de los dos representantes que ganó en su alianza con el PP.
A partir de ahora, Ciudadanos tiene por delante el reto de sobrevivir a nivel nacional, que se antoja improbable. Los votantes se dan cuenta de lo complicado que se ha vuelto que esta formación obtenga una mínima representación y lo infructuoso de la mayoría de sus papeletas en las últimas elecciones. Por mero cálculo, ello le convierte en una formación sin utilidad política a ojos del electorado, que encuentra más práctico votar a otras siglas.
En un intento por salvar el partido que llegó a tener 57 diputados en el Congreso en 2019, la presidenta de la formación, Inés Arrimadas, llama a una "renovación profunda", una refundación que podría llevar incluso a cambiar de nombre al partido, cuya marca sus propios líderes consideran "quemada". El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, llama a hacer su "proyecto de liberalismo español más atractivo para el votante". Pero los hechos juegan en contra y los potenciales votantes de centro y liberales, dice el profesor Pablo Simón, ya "han elegido otros partidos a los que votar".
En definitiva, para los anteriormente conocidos como 'nuevos' partidos, llega la hora de la estrategia, de que los líderes traten de revertir las tendencias mecánicas de las elecciones que les son menos propicias. Reinvención de Ciudadanos en el borde del abismo, revisión táctica por parte de Vox tras su primera campaña fallida y el ensanche de Unidas Podemos de su espacio político con nuevas alianzas para volver a movilizar a las bases progresistas. Todo para seguir siendo una opción política viable para sus potenciales votantes.
Resultados de las elecciones andaluzas por municipio
Consulta los resultados de la elecciones andaluzas de 2022 en este mapa, en el que podrás conocer para cada municipio el partido más votado, el voto a los principales partidos y el bloque ganador (izquierda o derecha).