Álvarez-Pallete, sobre el metaverso: "Es el momento de que decidamos qué es lo aceptable con la tecnología"
- El presidente de Telefónica explica en el Telediario su visión del metaverso y la revolución de la web 3.0
- España parte en una posición de ventaja porque "cuenta con más fibra que la suma de los principales países europeos juntos"
José María Álvarez-Pallete es el presidente ejecutivo del grupo de telecomunicaciones más importante de España. En la entrevista concedida al Telediario muestra su visión -y la de la empresa que dirige- sobre el metaverso y el mundo virtual. El principal ejecutivo de Telefónica sostiene que es el momento de los valores, que España está en una posición privilegiada para vivir esta revolución tecnológica y que los datos son una de las claves de futuro para saber hacia dónde derivará esta nueva web 3.0 que va a transformar nuestro mundo real desde lo virtual.
Pregunta: ¿Tanta trascendencia va a tener el metaverso en nuestras vidas en los próximos años?
Respuesta: Sí, yo creo que sí. Es pronto para saber qué dimensión va a tener, pero es una revolución. Es básicamente pasar de un internet en dos dimensiones a un internet en tres dimensiones. Y al añadirle una dimensión, es como reabrir otra vez todo lo que puede aportar el mundo de internet, el mundo de la tecnología, con una dimensión más. Yo sí que creo que es una revolución.
“El metaverso es básicamente pasar de un internet en dos dimensiones a un internet en tres dimensiones“
P: ¿Y en qué sentido va a cambiar nuestra manera de relacionarnos, de comunicarnos? ¿Qué va a suponer el metaverso? ¿Vamos a ir todos por la calle con gafas? ¿Cómo ven el futuro desde Telefónica?
R: Todo parte de que va a haber mucha más capacidad de hacer cosas a través de la red. Es lo que se llama la evolución de la red hacia la web 3.0. En la primera versión de internet, de lo que se llama la web 1.0 era un internet muy unidireccional. Yo podía consultar cosas, daba un clic en un enlace y me informaba de cosas o miraba cosas, aprendía cosas. La web 2.0, que viene con todo lo que es la explosión del mundo de los móviles, se vuelve bidireccional porque aparecen las redes sociales. Yo puedo subir contenido, ya no sólo miro cosas, o recibo cosas o leo cosas, sino que puedo compartir cosas. La web 3.0 lo que va a permitir es, a través de las redes de comunicaciones, hacer muchas más cosas. No sólo añadir una dimensión, sino la posibilidad también de otorgarme derechos de propiedad sobre mi propio contenido. El que la capacidad de procesar información sea mucho más amplia. Es como añadirle un superordenador en tres dimensiones a la red actual, con la posibilidad de ser dueño de tu propio contenido y poder disfrutar del rendimiento de tu propio contenido. Es una revolución.
P: ¿Comparable, por ejemplo, a los móviles o a lo que supuso internet en su día? ¿De esa dimensión?
R: Yo creo que sí. Es pronto para saber, pero no nos quedemos solo con lo que puede ser el mundo, la realidad virtual o la realidad aumentada. Quedémonos con que es como si internet empezara de nuevo, sólo que con mucha más capacidad. Y en concreto con una dimensión más.
"Es el momento de los valores"
P: Estamos hablando de nuevos escenarios, de un nuevo entorno de internet. Hemos visto, por ejemplo, en el pasado, lo que ha ocurrido con las plataformas de las redes sociales, su interacción en el mundo de la política y la opinión pública. Ha habido después cierto miedo o cierta marcha atrás en Estados Unidos y en Europa por tratar de regularlas, de poner algunos límites por sus posibles efectos. ¿Es el momento, a lo mejor, de fijar las reglas antes de que el desarrollo del metaverso avance?
“La tecnología avanza más rápido que el marco de valores que nos queremos dar como sociedad para utilizar esa tecnología“
R: Sí. Yo de hecho creo que que es el momento, incluso aunque no viniera la web 3.0 o el metaverso. La tecnología en sí misma no es buena o mala, depende del uso que hagamos de ella y, por lo tanto, la tecnología ya está aquí. Vamos a tener toda la tecnología que queramos porque está avanzando muy rápido. Esta revolución tecnológica está avanzando mucho más rápido que cualquier otra de las que hemos conocido hasta la fecha. El problema que tiene esto es que muchas veces la tecnología avanza más rápido que el marco de valores que nos queremos dar como sociedad para utilizar esa tecnología. Nosotros personalmente creemos que es el momento de las ciencias sociales, es el momento de que decidamos como sociedad qué es lo que es aceptable o no con la tecnología que es posible utilizar. Es un momento trascendental como fue en la Revolución Industrial, el regular el mundo laboral o como fue en el Renacimiento el regular el acceso al conocimiento, o el definir las fronteras entre las diferentes sociedades. ¿Es un momento trascendental? Sí. Personalmente creo que es el momento de los valores.
P: En ese de esa posición Europa siempre en los últimos años ha tratado de diferenciarse de otras regiones del mundo: de los Estados Unidos, de Asia... precisamente anteponiendo esos valores frente a los grandes gigantes tecnológicos. ¿Eso nos da una ventaja competitiva? ¿Estamos perdiendo peso en la innovación y fijándonos demasiado en esa regulación?
“Lo que no podemos es intentar regular con reglas del siglo pasado un mundo nuevo“
R: Creo que lo que tenemos es que fijarnos un objetivo: ¿Qué queremos ser? ¿Qué quiere ser Europa? ¿Europa quiere participar en el mundo de innovación? Entonces hay que adoptar el marco regulatorio, el marco legal a esa innovación. Lo que no podemos es intentar regular con reglas del siglo pasado un mundo nuevo. Hay que adaptar esas reglas. Y yo creo que Europa en eso tiene una oportunidad porque no hay ningún modelo de negocio de los que hoy Europa tiene en la actualidad está basado con la utilización de ventajas competitivas que no sean sostenibles en un mundo de valores. Creo que Europa siempre ha sido cuna de valores y creo que tiene una oportunidad de tener algo que decir en esa nueva definición de los valores en un mundo de una tecnología que avanza a pasos agigantados. Y que es el momento de decir cómo la queremos utilizar. Personalmente creo que es una oportunidad para Europa.
España, en situación de vanguardia
P: Es cierto que se lleva tiempo hablando del metaverso, pero es con un vídeo de Mark Zuckerberg cuando la compañía Facebook se convierte en Meta, lo que abre un poco la carrera por el metaverso o hace que se convierta en gran tema de conversación. De nuevo Meta, en el caso de Zuckerberg, pero también de Microsoft. Las grandes empresas americanas parece que están tomando la delantera. ¿Cómo se posiciona España ante este nuevo mundo del metaverso que se empieza a construir?
“Es como si la Revolución Industrial encontrara nuestro país con el 82 % del territorio cubierto con ferrocarriles y una máquina de vapor en cada casa“
R: Esta es la primera revolución tecnológica que encuentra a nuestro país en una situación de vanguardia. Y me explico. La posición de infraestructuras digitales en España es puntera a nivel mundial. Hay más fibra en España que en la suma de los principales países europeos juntos. Y eso significa que esto es como si la Revolución Industrial encontrara nuestro país con el 82% del territorio cubierto con ferrocarriles y una máquina de vapor en cada casa, no en cada empresa, en cada casa, que eso es lo que es un router inteligente. Por lo tanto estamos preparados con las infraestructuras necesarias. Hablábamos antes de la llegada al metaverso. El metaverso son varias capas. La primera es la infraestructura digital. Para hacer un coche que se pilote solo, lo que es el internet táctil, cosas que requieren que las cosas ocurran inmediatamente, necesitas una buena red de fibra y una buena red de 5G y nosotros la tenemos. Tenemos todos los elementos necesarios para que ese caldo de cultivo de tecnología sea fructífero. En el caso concreto de nuestro país nos encuentra bien preparados. La clave es cómo utilizamos esa infraestructura para hacer nuevos modelos de negocio, para hacer que la sociedad avance. Y para mí esa es la clave, ese es el desafío.
P: Estamos hablando mucho en los últimos años del 5G, de cómo se desarrollan esas redes, de qué compañía accede a los núcleos de esas redes. China ha sido vetada por Estados Unidos, por ejemplo. ¿Usted se imagina en el futuro mundos casi incomunicados de sistemas de comunicaciones, incluso de internets paralelos, uno para China o para Asia, otro para Occidente y otros que puedan surgir ? ¿o esto no es viable?
R: No lo sé. Honestamente no lo sé. Lo que creo es que la ventaja que ha tenido Internet o la que ha tenido el modelo actual es que ha permitido tener una única red a nivel mundial y eso ha proporcionado ventajas innegables. Creo, una vez más, que va a ser un tema de valores. Si compartimos los mismos valores universales, eso no tiene por qué producirse. Es el momento de decidir cómo queremos que pase. Si todos compartimos unos valores universales, pues entonces probablemente eso no llegará a ese extremo. Pero estamos en un momento en el que la tecnología permite hacer una serie de cosas y no en todas partes son aceptables las mismas cosas.
5G con fibra, una red "radicalmente distinta"
P: Da la sensación, al menos viendo las noticias, de que estamos al borde de una especie de explosión, de una revolución tecnológica. Se empieza ya a vislumbrar, pero se habla de que la clave, esa red 5G, cuando esté funcionando a plena potencia, va a permitir articular un montón de sistemas de inteligencia artificial, de dispositivos conectados, el internet de las cosas... Ese mundo parece que está a la vuelta de la esquina y que puede llegar dentro de muy pocos años. Ahí los datos que compartamos y que permitan trabajar estas máquinas van a ser también cruciales y cómo se protejan, imagino.
“Es el momento de preguntarnos qué son los datos, de quién son los datos y quién es el dueño de los datos“
R: Sí. Ya está aquí. Y no es solo 5G, es 5G con fibra. Es una red radicalmente distinta. Es decir, la combinación de 5G con fibra óptica hace que las redes de telecomunicaciones sean radicalmente distintas de lo que han sido hasta ahora. Les permite muchísima más velocidad. Es decir, los datos van mucho más rápidos. Mucha más capacidad. Es decir, podemos hacer muchas más cosas en el mismo espacio de tiempo. Y además eliminan una cosa que se llama la latencia, que es lo que tarda la señal en ir y volver. Y por lo tanto eso lo que posibilita es que cosas que necesitamos que pasen instantáneamente, que puedan pasar. Para eso se necesita la combinación de 5G con fibra. Eso es una explosión de datos, porque hay mucha más velocidad, mucha más capacidad y muchas más máquinas y personas conectadas a la red, generando datos. En ese mundo lo que nos tenemos que preguntar es ¿qué son los datos?, ¿de quién son los datos? Y es el momento de decidir de quién es la propiedad de los datos. Si los datos son propiedad individual, es soberanía individual de la persona, entonces deberíamos tener derecho absoluto a controlarlos y a decidir nosoros cuál queremos que sea nuestro nivel de privacidad. Es decir, si yo no quiero exponer ningún dato mío en la red, debería tener ese derecho. Y si quiero exponerlos porque me trae cuenta o porque a través de la web 3.0 voy a poder monetizar los de alguna forma, también debería ser mi derecho. Entonces es el momento de preguntarnos qué son los datos, de quién son los datos y quién es el dueño de los datos.
P: Estamos viendo que todos esos sistemas de inteligencia artificial se van integrando más en los puestos de trabajo. Hay opiniones más pesimistas que creen que van a dejar a mucha gente en la cuneta. Por otro lado están los que son más optimistas con la tecnología y piensan que van a surgir nuevas categorías. ¿Cuál es su pronóstico de lo que puede ocurrir con toda esta revolución?
R: Bueno, si uno analiza lo que ha pasado en revoluciones tecnológicas anteriores, la tecnología siempre ha posibilitado hacer las cosas de una forma distinta a como se venía haciendo hasta ahora. Y eso lo que hace es que transforma la forma de hacer las cosas y por lo tanto esta revolución va a ser parecida. Vamos a tener que dejar de hacer ciertas cosas y van a surgir nuevas cosas que podremos hacer con la tecnología. La clave está en cómo gestionemos esa transición. Y desde nuestro punto de vista, eso hay que gestionarlo con educación, con capacitación, con formación. No sólo a nivel de enseñanza primaria o secundaria o universidad a formación profesional. También a la propia fuerza laboral, la que ya está trabajando. Decidir cuáles son los trabajos que una empresa como Telefónica va a necesitar dentro de cinco años, cuáles va a dejar de necesitar y capacitar a nuestra gente para que haga esa transición. Nosotros en Telefónica tenemos el mayor programa de recapacitación que hay en Europa en estos momentos con nuestras 23.000 personas en España. Ellos saben cuáles son las capacidades que va a necesitar telefónica dentro de cinco años, se autodiagnostican cuáles son las necesidades de formación que tienen y la empresa le da la capacidad de formarse. Yo creo que esto puede ser destrucción creativa de empleo, pero necesitamos gestionar esa transición para que no se quede nadie atrás.
Populismo, regulación y desarrollo tecnológico
El hecho de que se haga correctamente, de que se adecue la velocidad de la tecnología al impacto social que pueda tener es importante. No hacerlo puede generar también fricciones y corrientes populistas que aprovechen ese desasosiego... El reto es enorme en los próximos años.
“Tenemos que garantizar que la tecnología nos dé más capacidad de igualdad de oportunidades“
R: Sí, es como todo. Tenemos que garantizar que la tecnología nos dé más capacidad de igualdad de oportunidades. Si no genera igualdad de oportunidades, tendremos esos retos, desde luego. Pero la propia tecnología nos da la oportunidad de nivelar esas oportunidades. Nosotros tenemos ejemplos como Escuela 42 o los programas de capacitación de los que le hablaba antes. La propia tecnología te puede ayudar a solucionar ese reto, pero tenemos que partir de la base de que la igualdad de oportunidades es la que hará que esta revolución tecnológica al final resulte en algo mejor de donde partimos. Y yo creo que puede ser así.
P: Estamos viendo un mundo de enorme competición por la hegemonía tecnológica. Es un factor que decide quién sube y quién baja entre las naciones. ¿En qué posición está Europa frente a regulaciones más laxas como la de Estados Unidos -con grandes gigantes tecnológicos- o lo que puede estar haciendo China con una planificación a cinco, diez, veinte años vista y con enormes recursos? ¿Cree que Europa se quedará un poco descolgada en esta lucha por la primacía tecnológica?
“No podemos regular para caballos un mundo de autopistas“
R: Yo lo que creo es que es importante que todas las partes del mundo tengan las mismas reglas del juego. Y me explico. Lo que es importante es que cualquiera que esté ofreciendo un producto tenga las mismas obligaciones y los mismos derechos. De lo que se trata es de nivelar el terreno de juego. Y ahí creo que lo que viene con la web 3.0 y demás es una oportunidad única para nivelar ese terreno de juego. Reitero lo que decía al principio. Lo importante es no intentar mirar este mundo con los ojos del siglo pasado. No podemos regular para caballos un mundo de autopistas. Y ahí es donde yo creo que tenemos que hacer un esfuerzo de imaginarnos cómo va a ser el mundo y cómo podemos garantizar que todos tengamos las mismas oportunidades y podamos competir en igualdad de oportunidades. Y ahí es donde yo creo que Europa tiene una oportunidad. No hablaría de Europa sobre regulación, sino sobre nivelar el terreno de juego. Ahí creo que tenemos una oportunidad.