Los NFT llegan a los Sanfermines con la primera peña digital
- La comunidad virtual podrá tener hasta 10.000 socios
- Los miembros destinarán el 10% de lo recaudado a ONG locales
Kiliki Club es la primera peña digital de la fiesta de los Sanfermines. Con la vuelta de la tradicional celebración después de dos años suspendida por la pandemia, cuatro amigos de Pamplona han lanzado esta iniciativa que abrirá sus puertas virtuales al compás del chupinazo.
Detrás de Kiliki no hay personas que vengan del mundo del blockchain, reconoce a RTVE.es uno de los fundadores, Pablo Aldaz. Entre los creadores de la peña digital hay arquitectos e ingenieros que se interesaron por este campo de la tecnología y decidieron "aplicarlo a algo real".
La idea es trasladar el concepto tradicional de peña al mundo virtual. "No hacemos una cosa que no existe, usamos la tecnología al servicio de lo que se ha hecho siempre", asegura Aldaz.
La visión de Kiliki Club es crear una comunidad alrededor de los Sanfermines mediante la tecnología blockchain. La forma de hacerse socio es mediante un Kiliki NFT, un activo digital cuya propiedad te convierte en miembro de esta nueva peña virtual. En total se van a comercializar 10.000 Kilikis, por lo que habrá un máximo de 10.000 socios, que podrán ser de cualquier parte del mundo.
Los Kilikis son avatares generados de manera algorítmica y Aldaz asegura que son "piezas de arte únicas". Cuando salgan a la venta, los NFTs podrán comprarse a través de la cartera Metamask, que es un método de pago para aplicaciones de blockchain compatible con la plataforma Ethereum.
Ya hay una lista de espera para reservar los Kilikis y todo aquel que se hubiera registrado antes del 21 de junio recibirá el suyo gratis. El día de inicio de los Sanfermines los avatares serán revelados a sus miembros en el momento del chupinazo. El precio de los NFT será de unos 150 matics, la criptomoneda usada en Metamask.
"Queremos dar a conocer los Sanfermines de una forma diferente", asegura Aldaz, que añade que el objetivo también es impartir formación sobre tecnología blockchain, su funcionamiento y sus posibilidades.
Sin embargo, Kiliki Club quiere mantener la esencia de una peña tradicional y el fundador asegura que los miembros se reunirán, harán actividades juntos y disfrutarán de las fiestas como una peña más.
Durante el año, ampliarán los beneficios para los socios y los miembros interactuarán a través de un grupo de Telegram en el que, entre otras cosas, decidirán a que ONG destinan el 10% de lo recaudado. Aunque su papel es certificar la condición de socio de la peña, una vez comprado el NFT, su dueño lo puede vender en el mercado secundario.
Hacerse rico "no es el objetivo"
Aldaz es consciente de las críticas que recibe el fenómeno de los NFT por la volatilidad del mercado y porque, aunque parece estar revolucionando el mercado del arte digital, no todas las iniciativas han llegado a buen puerto.
Parte de la visión de Kiliki Club consiste en formar sobre el funcionamiento y el futuro de esta tecnología, en la que tienen plena confianza si se utiliza correctamente. "En el futuro, la propiedad digital se va a entender mejor de cómo se entiende ahora", cree Aldaz.
"No hay que olvidar que un NFT es una pieza de código en una red de blockchain. Es una cosa vacía si no se le da utilidad. Y si el día de mañana no hacemos nada, no tendrá valor", asegura el fundador. "El token no es una pieza de arte, es una membresía", advierte. Si en un futuro ser socio de la peña no tiene ningún valor, el NFT tampoco lo tendrá.
En 2017, una iniciativa de la empresa LarvaBanks popularizó el concepto de criptoarte al poner a la venta 10.000 criptopunks, piezas coleccionables representadas mediante NFTs en Ethereum. La comercialización de estas creaciones digitales fue todo un éxito y se ha llegado a pagar 8.000 ethers (más de 23 millones de dólares) por solo una de ellas.
Aldaz reconoce la influencia de este proyecto, una leyenda en el sector de los NFT, en la creación de sus avatares, pero señala que sus tokens no tienen esa función y que no se busca un rédito económico de ese calibre.
"Si alguien se mete en esto pensando en que con los kilikis le van a hacer rico, pues ojalá, pero no es el objetivo", advierte. "El objetivo es generar beneficios para todos", concluye finalmente.