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Incendios en Navarra

Fuego, viento y suerte en una calle de Obanos

  • Tres casas del pequeño pueblo de Obanos sufrieron, con distinta suerte, el incendio del Perdón
  • Una quedó arrasada por las llamas, otras dos se salvarón por un afortunado cambio de viento y la llegada de los bomberos

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Fuego, viento y suerte en una calle de Obanos

La calle Camino de la Cruz de Obanos, es un lugar arrinconado por el fuego. Todos los montes y cultivos de alrededor están negros, grises, humeantes incluso, después de que el fuego los arrasase. La primera casa que nos encontramos es la de Daniel y Helena, dos jóvenes que habían invertido todos sus ahorros en su hogar,en su sueño, hoy totalmente carbonizado.

Todos nuestros ahorros están aquí

"Todos en el pueblo saben lo que hemos trabajado aquí. Desde primer hora de la mañana hasta caer la noche", explicaba Helena con un hilo de voz y los ojos húmedos. "Todos los ahorros, todo el dinero del trabajo lo metíamos en la obra", comenta Daniel, también muy afectado que añade: "A nuestros amigos les decíamos éste regalo para la casa de Obanos, este perchero, este cuadro, todo era para aquí".

La casa está totalmente quemada. Ni siquiera han podido subir a la planta de arriba porque la escalera de caracol de madera que unía las tres plantas, ha desparecido, fue fuliminada por las llamas. "La escalera de caracol era de madera", explica Helena, una de las claves de que la casa fuera la más afectada por el incendio de toda la calle.

La caprichosa suerte

Justo al lado de la casa de Helena y Daniel está la casa de Noelia. Ella tuvo mucha, mucha suerte. Un cambio de viento que coincidió con la llegada de los bomberos salvó su casa a pesar de que el fuego ya había alcanzado la terraza superior y estaba prendiendo con violencia el césped artificial que cubría dicha terraza.

"Las llamas ya estaban en la terraza y los bomberos me dijeron que no podían hacer nada, que la casa estaba perdida" señala Noelia entre lágrimas, "pero el viento cambió y de repente los bomberos pudieron acceder a la terraza y apagar el incendio". "Ya no compraré Lotería de Navidad, afirma Noelia con una sonrisa en la boca pero con lágrimas en los ojos.

Di mi casa totalmente por perdida

También tuvo la misma suerte el vecino de más abajo, Pedro, que también dio la casa por perdida. "Llevé a mi mujer y a mis hijos a casa de mis suegros y volví pero las llamas ya estaban llegando a mi casa y la di por perdida, totalmente por perdida", comenta Pedro.

Este vecino de Obanos nos explica que en un primer momento cayó de rodillas llorando pero que luego vio a la gente colaborando, buscando agua, y que se unió al grupo que intentaba apagar el incendio de su vecina. Un mérito enorme porque su casa estaba a punto de ser devorada por las llamas a su espalda.

"Creo que es lo que cualquiera hubiera hecho. Buscar una manguera, una llave inglesa, ayudar", comenta Pedro que aquí peca de modesto. Noelia recuerda con cariño como sus vecinos intentaban ayudar y lamenta, al mismo tiempo, como nadie pudo hacer nada en casa de Daniel y Helena.

La mala suerte de Daniel y Helena

La desafortundada pareja visita las ruinas de su casa sin poder contener las lágrimas. Esperan que los seguros no les toreen y les cubran el destrozo. Lo más asombroso es que en este momento desolador tienen un recuerdo positivo para todas las personas que les están ayudando. "La familia, los amigos, los compañeros de trabajo, todos nos mandan mensajes de ánimo y nos prometen ayuda y eso es lo realmente bonito y con lo que nos quedamos", explica Daniel.

No es fácil sentir y expresar ese cariño en medio de tanta desolación. Helena y Daniel, Daniel y Helena merecen un final feliz a una historia de fuego, viento y suerte, mala en su caso.