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Cumbre de la OTAN

Los ucranianos pierden la esperanza con la OTAN: "Solo el cierre del espacio aéreo podría haber evitado muertes"

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Manifestantes que piden a la OTAN el cierre del cielo sobre Ucrania
Manifestantes que piden a la OTAN el cierre del cielo sobre Ucrania

En Ucrania se han hecho a la idea de que nunca formarán parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Se refieren a ella en condicional compuesto. "Si hubiéramos formado parte de la OTAN, no estaríamos ahora en guerra", dice contundente Katrin Martell, analista y traductora en Odesa. Ella vive en la perla del Mar Negro, que desde el comienzo de la guerra ha estado en el punto de mira de Vladímir Putin. Su obsesión va más allá del impacto del conflicto sobre la vida de las personas, en lo que va de guerra se ha preocupado mucho por el patrimonio cultural y considera que solo con “el cierre del cielo puede salvarse el teatro de ópera y ballet más grande de Europa".

La ciudad, que cuenta con uno de los puertos más importantes de Ucrania, aún resiste al embate de la agresión rusa que choca, sin posibilidad de avance, contra la vecina ciudad de Mykolaiv, el muro de contención frente a la invasión terrestre. Sin embargo, la amenaza permanente de sufrir un asalto vía mar o aire no se desvanece entre su población. Martell asegura a RTVE.es que muchas familias habrían dormido más tranquilas durante estos meses de conflicto si se hubiese cerrado el cielo. Establecer una zona de exclusión aérea ha sido una de las principales reivindicaciones de los ucranianos ante la OTAN, sin embargo, la organización lo descartó desde principio de marzo para “evitar una confrontación directa con Moscú”.

"¿Cuántas muertes y pérdidas más se necesitan para cerrar el cielo sobre Ucrania? ¿En qué se diferencian los civiles de Jarkóv o Mykoláiv de los de Hamburgo o Viena? Estamos esperando una decisión sobre el cierre del cielo o el envío de las fuerzas que tienen", dijo durante los primeros días de la guerra el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, refiriéndose directamente a la OTAN. "Puede enviarnos aviones de combate y sistemas de defensa aérea, que nos darán la fuerza que necesitamos. Esa es la ayuda que el mundo debe brindar, no solo a Ucrania, sino también a ellos mismos, para demostrar que la humanidad ganará", decía Zelenski quién también participará vía telemática en la cumbre de la OTAN que se celebra esta semana en Madrid.

Un encuentro que reúne a 41 jefes de Estado y de Gobierno en la capital española y que coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España. Entre los asistentes estarán el secretario general de la organización militar, Jens Stoltenberg, los 30 países aliados, cuatro países de Asia-Pacífico invitados (Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur), otros cuatro países miembros de la Unión Europea pero no de la Alianza, así como los titulares de la Comisión Europea y el Consejo Europeo.

Ucrania pierde la esperanza mientras pide más armas

La joven odesana aclara que el propio Zelenski ha ido cambiando su discurso con respecto al apoyo de la OTAN y que ya es consciente de que, únicamente, “pueden darnos armas, pero que no van a intervenir en un choque directo con Rusia ni van a cerrar el espacio aéreo". Es una organización fuerte, opina, pero que sus beneficiarios son "exclusivamente los Estados miembros". "No vendrán en nuestra defensa, ya que tienen demasiado miedo a un choque directo con Rusia", añade. "Los ucranianos comunes esperaban con ansias la participación de la OTAN. Eso no sucedió, por lo que ahora Ucrania ha perdido sus esperanzas", coincide Cecilia Kupchnsky, doctora y profesora de Ciencias Políticas en Kiev.

Los ucranianos comunes esperaban con ansias la participación de la OTAN. Esto no sucedió, por lo que ahora Ucrania ha perdido sus esperanzas

El silencio de aquellos que ni defienden ni la guerra ni la OTAN

La sociedad civil ve como la guerra no cesa y ha interiorizado que la neutralidad de Ucrania es uno de los puntos claves para negociar un alto el fuego. No hay una unanimidad de opiniones sobre el papel de la OTAN, ni siquiera sobre la lucha armada. No suelen escucharse las voces de aquellos que reclaman más negociaciones y menos discursos belicistas. Vladímir es el nombre ficticio de un joven que vive en Zaporiya y que está en contra del ensalzamiento de la alianza militar y de pedir su intervención en Ucrania. "Lo que quiero es que pare la guerra y no por eso no amo a Ucrania", asegura. Sin embargo, estas voces disidentes no son muy bienvenidas en este contexto.

"Con el tiempo sufriremos las consecuencias de la llegada de tantas armas", augura. Según denuncia, no hay un registro de dónde están ni en qué manos acabarán. Este joven no concibe cómo es posible que no haya espacio para el diálogo y las negociaciones. "La gente que no piensa como yo no habla públicamente. Aquí hay voces que están en contra de la OTAN, al igual que hay voces que quieren la paz", añade. Se siente cohibido, ya que no puede expresar sus opiniones libremente. Considera que se están dando por hechas muchas cosas sin consultar a la propia sociedad ucraniana. "Nunca nos preguntan por estas cosas, los políticos toman sus propias decisiones y la gente sigue sufriendo las consecuencias de la guerra. Nunca preguntan si queremos paz", se lamenta. Recuerda que, además, él por ser un hombre está obligado a prestar el servicio militar en el país y tiene prohibido abandonarlo.

Sin embargo, los ataques por aire son cada vez más usuales y cruentos. "Si hubiéramos recibido el apoyo adecuado desde el comienzo de la guerra, si hubieran cerrado el cielo se podrían haber evitado decenas de miles de bajas humanas y nuestras ciudades podrían haberse salvado", contraargumenta Martell. Ana Strutinskiy ha sido testigo del bombardeo de una escuela en Mykolaiv, dos bombas consecutivas han matado a su padre, uno de los civiles que se refugiaban en el sótano del colegio.

Fatiga si el conflicto se alarga

Su localidad es estratégica en el conflicto y viven las consecuencias diarias de la guerra. Strutinskiy, tras enterrar a su padre, decidió marcharse al oeste del país. No tiene ninguna expectativa puesta en la cumbre de Madrid. "El pueblo ucraniano esperaba que la OTAN cerrara el espacio aéreo", coincide con sus paisanas. Considera que de haber sido así, los ataques con aviación no habrían matado a tanta gente y que no se habrían destruido tantas ciudades. Kostiantyn Kuzhelniy es empresario, asesor político y humorista, ha estado en los últimos meses trabajando en el Donbás, donde en estos momentos se concentra el grueso de las tropas rusas.

Llevan en guerra desde 2014, en un principio comenzaron a notar las ayudas en armamento que reciben de los países occidentales, pero no han sido suficientes porque el Kremlin sigue ganando y cada vez controla más territorio del Donbás. El pasado viernes, el gobernador de Lugansk, Sergéi Haidai, anunció la retirada de sus tropas de la localidad de Severodonetsk, dejando el control a los rusos, que ahora avanzarán hacia la vecina localidad de Lisichansk. Ante este escenario, Kuzhelniy considera que el apoyo "de los aliados solo se materializará en su totalidad cuando Rusia ataque a los países que pertenecen a la OTAN y que, por el momento, estos países aún no se sienten amenazados", argumenta, y augura que que, antes o después, la organización "tendrá un enfrentamiento con Rusia".

En la Organización del Tratado del Atlántico Norte comienzan a sentir una especie de fatiga sancionadora con respecto al conflicto. En esta fase, los aliados apoyan con el envío de armamentos más sofisticados que requiere de mayor formación y entrenamientos específicos de los soldados ucranianos. Kiev, por su parte, lamenta que solo les han suministrado el 10% de las armas prometidas. Por su parte, la Alianza ya advirtió a sus miembros que “hay que estar preparados para que la guerra dure años”. Será complicado mantener este ritmo de ayuda y de sanciones ante una cronificación del conflicto.

Su secretario general adelantó que en esta cumbre se adoptará un nuevo documento estratégico en el que se declarará que Rusia "es una amena para nuestra seguridad, paz y estabilidad". China también figurará en esta nueva declaración estratégica, ya que su auge "es un reto para nuestros intereses, nuestros valores y nuestra seguridad". Los comentarios de Stoltenberg sobre el enquistamiento de la guerra, recogidos en una entrevista con el diario alemán Bild confirman el temor de que "la guerra en Ucrania podría durar años”. La dilatación en el tiempo del conflicto ya está teniendo un alto coste para Europa, sin embargo, Sotltenberg asegura que el precio a pagar sería aún mayor si no se impide a Rusia seguir el camino que emprendió desde la anexión de Crimea en 2014.

La OTAN refuerza sus flancos orientales para disuadir a Rusia

La cooperación de Ucrania con la OTAN siempre ha existido y en los últimos años se ha intensificado. Kiev ha implementado dos tercios de los estándares de la Alianza, según el gobierno ucraniano. Recuerdan que son el único país postsoviético que ha señalado la integración del Atlántico Norte como su principal prioridad. "Esto significa que Ucrania está plenamente decidida y motivada en su camino hacia la integración en la Alianza. Los países de la OTAN son ahora socios clave de Ucrania en términos de ayuda militar, humanitaria y diplomática. Pero la OTAN como organización no está haciendo mucho para ayudar directamente a Ucrania", asegura Cecilia Kupchnsky.

La previsible ampliación de la OTAN a Suecia y Finlandia es vista como un avance en la estrategia de disuadir a Rusia. "La OTAN fortalecerá sus flancos orientales y estará más armada, pero no ayudará a expulsar a los rusos del territorio ucraniano", zanja la experta. Considera que, aunque los ucranianos no tienen muchas expectativas puestas en el resultado de la cumbre de Madrid, están agradecidos por la inclusión del conflicto de Ucrania como tema principal. "Al menos, el mundo no se olvida de nuestra guerra", aunque lamenta que, en términos prácticos, la cumbre no vaya a tomar ninguna decisión que afecte directamente al territorio de Ucrania.