Solana: "Si Ucrania quiere estar en la OTAN y cumple con las condiciones, no hay razón para decirle que no"
- El exsecretario general de la Alianza Atlántica considera que en estos días se dejará la "puerta abierta" al país
- "Que Finlandia crea ahora que le interesa estar en la OTAN es una buena lectura de lo que pasa en el mundo"
- Sigue en directo la cumbre de la OTAN en Madrid
Los cambios en el orden mundial desde la invasión rusa de Ucrania han dado un nuevo aliento a la Alianza Atlántica. Los socios exhiben esta semana su unión en la Cumbre de la OTAN en Madrid, un momento "crucial" para el que Carlos Franganillo ha entrevistado en el Telediario al único español que ha dirigido la organización militar. Javier Solana fue su secretario general de 1995 a 1999 y, posteriormente, actuó durante diez años como alto representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea. Ahora es el presidente de EsadeGeo.
Pregunta: ¿Cómo llega la Alianza a esta cumbre? Venimos de meses intensos, donde se ha constatado que, más allá de los Estados Unidos, otras fuerzas quieren hacer valer su voz e incluso reformular el orden internacional. ¿Lo que va a salir es la consolidación del nuevo mundo configurado en los últimos años?
Respuesta: Lo que va a salir sin duda es una adaptación a lo que conocemos hoy del mundo nuevo y a lo que proyectamos que pueda ser. La situación de guerra entre Rusia y Ucrania es fundamental para lo que vaya a pasar estos días en la Alianza. Habrá que responder y declarar a lo que pueda pasar en el futuro. Habrá que dejar señales muy claras de que la OTAN va a seguir defendiendo a sus miembros con toda la fuerza que pueda si son atacados, ya sea por Rusia o por cualquier otro país.
P: El origen de la Alianza fue reforzar la seguridad de todos los aliados frente a la Unión Soviética. Durante años parecía que había perdido su razón de ser, ¿de alguna manera esto ha devuelto fuerzas, intenciones y objetivos a la OTAN? ¿La ve como una alianza de futuro?
R: Es una alianza clarísimamente de presente y de futuro. En estos momentos, ha tenido que ponerse ante una situación que no esperaba. Yo no esperaba que tuviéramos una situación en la que un país como Rusia atacara a un país como Ucrania. Pero ha sido. Y aunque Ucrania no forma parte de la Alianza, es un país próximo desde el punto de vista geográfico y político. Por lo tanto, estamos tratando de ayudar a que Ucrania pueda defenderse de un ataque injusto y brutal.
P: Ocurre tras años de cierta tensión entre Estados Unidos y Europa, sobre todo durante la presidencia de Trump.
R: Lo que hubo fue un disentimiento del presidente Trump de las relaciones transatlánticas. Prácticamente, hubo un bajón en todas sus manifestaciones, no solamente en la seguridad, sino también en el comercio e incluso en las relaciones políticas.
P: Ahora hay un mayor entendimiento.
R: Ahora hay un bloque más sólido. Se puede reconocer, porque dos países muy importantes van a entrar en la Alianza Atlántica, Finlandia y Suecia. Son dos países europeos que han contribuido desde el punto de vista de las operaciones militares en Europa, con mucha generosidad, pero que no formaban parte de la Alianza. Y tienen mucha capacidad y experiencia militar. Finlandia es un país que tiene una frontera con Rusia larguísima y ha tenido que vivir confrontaciones con el país vecino en algunos momentos de la historia. Que haya llegado a la conclusión de que en esta hora, y no en el año 1945, le interesa más estar en la OTAN es una buena lectura de lo que está pasando en el mundo.
Lo mismo se puede decir de Suecia, país neutral desde hace mucho tiempo y que ha decidido también que prefiere estar en la OTAN. Por lo tanto, eso va a hacer más potente el componente europea de la Alianza. Para Europa también es muy bueno que todos sus países formen parte de la Alianza, porque la capacidad de cooperación entre las instituciones puede ser mejor.
P: En el caso de Suecia y Finlandia, estamos viendo a otro país miembro de la OTAN, Turquía, tratando de poner trabas por cuestiones internas de asilo a políticos kurdos en esos países. ¿Cree que se va a solucionar en esta cumbre? [La entrevista se realizó antes de la celebración de la Cumbre, en la que Turquía ha retirado el veto a Suecia y Finlandia]
R: Estoy seguro de que se va a solucionar. No sé si Turquía estará en situación de tomar esa decisión estos días o tendrá que esperar unas semanas. Pero la decisión está tomada y es muy importante. Es también un mensaje muy importante para Rusia.
P: Con la invasión de Ucrania se ha visto cómo el mundo ha cambiado mucho en estos años. Es decir, la solidez y voz única de Occidente frente a Rusia no ha sido un mensaje tan demoledor como se podía esperar en años anteriores. Ahora, China, India y otras grandes economías en desarrollo están sirviendo de salvavidas a Rusia. Una voz unida de Occidente antiguamente hubiera sido prácticamente demoledora, hoy no lo es tanto.
R: Es un mundo mucho más complejo que el que teníamos a la salida de la Guerra Fría. China es hoy una potencia tecnológica muy importante y no una potencia agrícola. Pero la OTAN fundamentalmente tiene un objetivo, para el que nació, la seguridad de Europa frente a Rusia.
Con la caída del muro de Berlín y la ruptura de la Unión Soviética, se separaron tres países de la vieja Unión Soviética: Ucrania, Rusia y Bielorrusia. De ahí salen muchas ideas que hicieron que la Alianza se ampliará. Y se amplió aquí, en Madrid, en 1997. Por primera vez se abrieron las puertas de la Alianza a países que estaban en el Pacto de Varsovia. Entonces se hizo, además, una cosa muy importante. Se creó el Consejo OTAN-Rusia y el Consejo OTAN-Ucrania. Es decir, se dio una mirada a cómo podían ser diferentes las relaciones entre los países y la OTAN. Unos iban a entrar, porque querían entrar, y a otros se les daba una relación particular entre ese país y la OTAN. Y esos dos países eran Rusia y Ucrania. Por tanto, han sido importantes para la Alianza desde hace mucho tiempo.
P:¿Por qué la relación con Rusia se ha ido degradando tanto? ¿Ha habido un error de percepción de la amenaza por parte de los rusos?
R: Ha habido muchísimas cosas. Estamos todavía hablando del siglo XX, recuerde cómo empezamos el siglo XXI. Lo empezamos con dos noticias muy importantes. Una dramática, el 11 de septiembre, que para los americanos fue una herida de las que cuesta mucho curarse. Hizo que las relaciones internacionales fundamentales se dedicaran hacia Afganistán, la guerra de Irak... Todo eso abandonó en cierta manera la intensidad con la que estábamos tratando de cerra la ruptura de la Unión Soviética. En la segunda parte del primer año siglo, también China entra en la Organización Mundial de Comercio, lo que le va a permitir ese tremendo desarrollo que le ha llevado a crecimientos del 10% de su producto interior bruto.
Hubo un momento en el que parecía que ya el mundo estaba ligado a la transformación americana hacia Bin Laden y de China hacia la economía. Rusia se quedaba un poco abandonada... Ese es el momento de la transición personal entre el presidente Yeltsin, que abandona la presidencia de Rusia, y el elegido, Vladímir Putin. Su entrada es la de una generación nueva, que empezó muy bien y que poco a poco se fue deteriorando.
P: Putin argumenta en su discurso la amenaza de la expansión de la OTAN hacia sus fronteras. ¿Cree que en algún momento se han calibrado mal esos procesos o simplemente es una excusa que utiliza el Kremlin para otro tipo de intereses?
R: Ahí hay que elegir entre la seguridad que puedes dar a países amigos y la percepción que Rusia tenía de esa seguridad que queríamos dar. La Alianza no ha sido una organización ofensiva. Es una organización defensiva. Por lo tanto, a priori, no se debería tener miedo a que la OTAN estuviera muy cerca de tu frontera. Pero, claro, si las relaciones políticas no son buenas, queda siempre una duda de qué puede pasar si el misil que tengo más cerca está en Polonia o en Ucrania. Es una tontería, pero simbólicamente tiene mucha importancia.
Pero Rusia y Ucrania tienen una relación tensa desde hace mucho tiempo, no solamente en temas de seguridad. La tensión más importante entre Rusia y Ucrania, el Maidan en el 2014, no trae causa de la OTAN. En ese momento estábamos negociando un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Ucrania. Eso es a lo que Putin dijo ‘no’ y convenció al presidente de Ucrania, que era un afiliado suyo, una persona muy próxima a él. Rusia acabó quedándose con Crimea. Es decir, la guerra realmente empezó en el 2014. Llevamos desde entonces con una tensión militar importante con Rusia.
P: Y en ese clima de tensión que, como dice usted, ya llevaba años en marcha, ¿es viable una Ucrania dentro de la OTAN o es un sueño que nunca se cumplirá?
R: Creo que lo que se va a decidir en estos días es dejar la puerta abierta para Ucrania. No creo que haya un compromiso con una fecha dada. De la misma manera, dos o tres días antes, la Unión Europea va a tomar una decisión similar en relación a Ucrania y va a abrir la puerta para que algún día pueda entrar. Para Ucrania esta semana va a ser muy importante.
P: El [exsecretario de Estado de EE.UU.] Kissinger, que ha dedicado toda su vida a la estrategia, recientemente ha vuelto a estar en los titulares porque decía que Ucrania tenía que hacer cesiones territoriales a Rusia y nunca ha sido partidario de que estuviera en la OTAN. Desde el punto de vista pragmático, de no buscar la confrontación con Rusia, ¿habría que renunciar a la entrada de Ucrania a la OTAN?
R: Tenemos que decidir lo que quiera Ucrania. Si Ucrania quiere estar en la OTAN o la Unión Europea y cumple con las condiciones, no hay razón para decirle que no a entrar en una organización pacífica. Pero si Ucrania no cumple con las condiciones, se le diría que no. Es verdad que hay que pensar también en cómo lo ve la otra parte. Para la primera ampliación de la OTAN, yo negocié durante siete meses y se hizo con la firma de Rusia. Firmamos la OTAN y Rusia, que aceptó sin planteamientos.
Luego, en la historia ha habido otros momentos muy difíciles que se nos olvidan. En el 2008, días antes de que empezara la Olimpiada de Pekín, Rusia atacó a Georgia, que tuvo, en cierta manera, la misma respuesta que Ucrania. Por lo tanto, conocemos bien que había una postura de Rusia más dura hacia los países que habían estado a su alrededor y que tenían vocación de formar parte del mundo occidental.
P: Llevamos ya tres meses de invasión en Ucrania. El plazo es corto y no sabemos cuánto puede extenderse, pero las sanciones tan duras que Occidente ha aplicado contra Rusia empiezan a generar algunas dudas. La economía rusa no parece que se haya resentido tanto como se preveía. China e India le están ayudando a comprar petróleo y a resistir el embate. ¿Cree que habría que reformular las sanciones?
R: No hay que reformular las sanciones. Si se quiere, porque la situación no se arregla, se pueden poner más, pero eso ya no lo sé, corresponderá a los países que las pueden poner. Las sanciones han sido muy duras, decir que no han hecho efecto en Rusia es una simplificación. Están haciendo un gran efecto, aunque su economía no se haya hundido. Porque no se puede hundir la economía de un país que tiene todavía gas y petróleo y los puede exportar. Pero para Rusia es mucho más eficaz tener una relación con Europa, o con Alemania y desde ahí con otros países. Por ejemplo, para el gas era mucho más conveniente contar con esa red que tener que ir a exportarlo más allá de los mares. De Alemania a Rusia, el gas va por un tubo. De Rusia a China, va una parte muy corta por un tubo y tiene que salir al mar, que es mucho más complejo.
P: ¿Y cree que esa relación entre Europa y Rusia se puede reconstruir en el futuro?
R: En estos momentos es muy difícil hablar de reconstrucción, pero siempre digo que nosotros no estamos contra Rusia, estamos contra Putin. Hay que esperar que Rusia sea un país distinto a cómo se ha comportado en estos años y que se podrá tener una relación más normalizada con ellos. No podemos dejar de pensar que Rusia forma parte del territorio de la gran Europa. Si usted se pone a andar desde Lisboa, puede llegar al Pacífico sin tener que atravesar ningún mar, pasando por Rusia. Formamos parte de un macizo de tierra que no podemos separar. Estamos juntos, vivimos juntos. Por lo tanto, habrá que tener siempre una relación de proximidad con Rusia.
P: España está especialmente preocupada por otros frentes de la OTAN. Me refiero al flanco sur, a las amenazas que puedan llegar de África. Vienen de largo y se complican todavía más con esta crisis, que afecta a la alimentación y a otros órdenes. Me refiero al Sahel, toda esa franja donde se extiende el yihadismo y hay una gran explosión demográfica y un movimiento migratorio hacia Europa. ¿Qué puede hacer la OTAN? ¿Cuál es el nivel de amenaza?
R: En el Magreb y más allá del Magreb, en África, hay problemas muy serios que todavía no se han resuelto y donde no hemos dado suficiente respuesta los europeos y, en general, el mundo. Piense en la pandemia…. Usted tiene dos o tres vacunas. Yo tengo tres. Es muy difícil encontrar a una persona en África que tenga una. Por lo tanto, ahí tenemos una responsabilidad para con África. También en otro orden, la seguridad.
Hay inseguridad, como ha mencionado, sobre todo en el Sahel. Es un lugar de tránsito de droga, de armas, de personas. Y eso sí que es un tema que puede generar una tensión muy fuerte. Además, tenemos la información de que Rusia también está interesada en jugar un papel, así como lo está China. China está más preocupada con la parte sur de África, porque tiene más capacidad negociadora. En los temas de seguridad, está también Rusia.
Para nosotros es muy importante tener seguridad en esa parte que es muy próxima, desde muchos puntos de vista. La distancia que nos separa en el Estrecho es muy poca y, por tanto, la tensión migratoria puede ser muy alta. Tenemos que tener la seguridad de que somos capaces de gestionar eso bien, pacíficamente y con relaciones políticas, que es como hay que hacer las cosas.
P: El gasto militar ha sido un problema, especialmente en las sociedades europeas. Estados Unidos desde hace muchos años insistía en que dentro de la OTAN había que aportar más. Parece que la guerra en Ucrania ha sido un punto de inflexión, donde los gobiernos europeos ya hablan más abiertamente de incrementar el gasto en defensa. Incluso, las sociedades europeas parecen más receptivas.
R: Sí, hay países concretos que ya han tomado una decisión unilateralmente. Alemania es el primer país de la Unión Europea que ha dicho que va a gastar más. Todos van a tener que hacerlo, porque no llegamos al 2 % al que nos habíamos comprometido hace años. Pero lo importante no solamente es gastar, sino cómo se gasta y dónde se compra.
Ahora que la Unión Europea tiene dos países nuevos que están en la OTAN y casi todos los miembros están dentro, la relación tiene que ser un poquito distinta a cómo era antes. Tenemos la posibilidad de que haya una relación entre todos los países de Europa, participando europeamente -y lo quiero repetir, europeamente- con los Estados Unidos y los otros miembros de la OTAN que no son europeos. Eso llevará a un funcionamiento mucho mejor de la seguridad europea y transatlántica.
P: Para terminar, la energía es también una cuestión seguridad para los ciudadanos. Y Europa parece especialmente vulnerable en este escenario. Tenemos un gran gigante generador de hidrocarburos como es Rusia y otros actores que suministran, pero que no están tan próximos. A la vez, Europa está en un proceso de transición energética que le ha obligado a tomar una serie de medidas que, quizás, le da una desventaja, ¿lo ve usted así?
R: Europa nunca han tenido ventaja desde el punto de vista energético. Salvo algunas excepciones de Reino Unido o Noruega, no hemos tenido capacidad de gas ni petróleo en nuestros suelos. Por lo tanto, hemos tenido que depender cada país de manera distinta. Nosotros dependíamos a través del sur, otros, de Rusia. Lo que queremos hacer es una política más ordenada, donde las dependencias sean menores y tengamos la capacidad de tener más valor nosotros mismos.
Por eso se está haciendo un esfuerzo en renovables; pueden ser una parte muy importante del input energético de la Unión Europea y un cambio en las relaciones internacionales. Todavía la fusión está un poco más lejana, pero si hay energías que no tienen que ser dependientes del CO2. Eso es importante para nuestra independencia energética y para algo que no podemos olvidar: estamos en guerra, estamos sufriendo mucho, pero el CO2 sigue siendo un contaminante fundamental. El problema fundamental y existencial para Europa y para todo el mundo es el CO2. Es una batalla que tenemos que seguir dando. No podemos olvidarnos de ese bien público y global que es el aire porque ahora tenemos un cambio estratégico o táctico en temas energéticos.
P: ¿Ve en riesgo esa transición energética?
R: No, no, no, no veo riesgo en eso. Puede haber momentáneamente un cambio para llenar un vacío, pero es un vacío corto. Yo creo que la tendencia sigue siendo la misma y tenemos que seguir trabajando.