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VIaje a la última frontera (IV)

La economía de Finlandia intenta aprender a vivir sin el dinero ruso

  • La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia han deteriorado la situación económica del país nórdico
  • El turismo y los lugares más cercanos a la frontera rusa son los más castigados
  • Sigue la cumbre de la OTAN en directo

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Cinco continentes - La economía de Finlandia intenta aprender a vivir sin el dinero ruso

Las saunas del Imatran Valtionhotelli están poco frecuentadas o directamente vacías. Gran parte de las habitaciones también. “Algo inhabitual en esta época del año”, reconoce Anja, la recepcionista del hotel, un castillo acondicionado y arreglado para albergar hasta 250 huéspedes. El edificio, construido al principio del siglo XX para los turistas rusos, mantiene algunos toques de Art Nouveau de aquella época. Los ciudadanos rusos, por el contrario, han dejado de acudir desde el inicio de la invasión de Ucrania. La frontera, a menos de cinco kilómetros de Imatra, una localidad de 25.000 habitantes en el este de Finlandia, permanece cerrada. Y el turismo local se resiente.

Fachada del hotel Imatran Valtionhotelli, en la localidad finlandesa de Imatra GUILLAUME BONTOUX

“Es uno de los sectores más afectados por la situación”, reconoce Juho Romakkaniemi, director de la Cámara de Comercio de Finlandia, que nos atiende en su despacho, en la séptima planta del World Trade Center de Helsinki. "Hay grandes disparidades: el turismo, la construcción, el negocio de la madera son los que más han sufrido las consecuencias de la invasión de Ucrania. Otros sectores, como el sector de servicios, se han resentido menos". La crisis tampoco ha golpeado a todas las regiones por igual. "El este del país sufre más. Por la falta de turistas rusos, que pasaban mucho tiempo ahí, y porque las pequeñas y medianas empresas que comerciaban con Rusia están situadas sobre todo en estas regiones".

Juho Romakkaniemi, director de la Cámara de Comercio de Finlandia GUILLAUME BONTOUX

El choque, sin embargo, se ha sentido en todas las empresas del país, asegura Jyri Häkämies, director general de EK, la Confederación de las Industrias Finlandesas. “El comercio con Rusia representaba antes de la invasión el 5% de nuestro PIB. Desde entonces, las importaciones han caído un 85%, las exportaciones, un 60%” explica Häkämies, que cifra en 500 las empresas finlandesas que están en una situación "peor que las demás"."No hemos llegado todavía al extremo de cierres o despidos", matiza Juho Romakkaniemi, "pero muchas compañías que tenían negocios en Rusia han tenido que dejarlo, con lo que puede suponer para los empleados".

Sin suministro de electricidad rusa

Como en los demás países europeos, el conflicto también ha provocado un aumento de la inflación en Finlandia. La tasa interanual alcanzaba el 7% el mes pasado y es ahora mismo uno de los principales motivos de preocupación de los actores económicos. También lo son los precios de la energía. En los últimos años, Helsinki ha reducido su dependencia energética de Moscú, pero sigue siendo importante: en 2021, el 34% de la energía consumida en el país procedía de Rusia. Sigue llegando petróleo, pero el suministro de electricidad está cortado desde el pasado 14 de mayo.

Jyri Häkämies, director general de EK, la Confederación de las Industrias Finlandesas

 GUILLAUME BONTOUX

“Rusia ha decidido de no exportar más energía, pero nos adaptamos”, explica Jyri Häkämies. "Tenemos otras fuentes energéticas, como las energías verdes y renovables, también nuclear. Vamos a adaptarnos y acelerar nuestra transición". Los responsables económicos esperan que esta adaptación se aplique a todos los sectores: "No tenemos otra solución. No se puede tomar muchas medidas frente a una situación así, así que las empresas finlandesas tienen que buscar nuevos mercados", analiza Juho Romakkaniemi, el director de la Cámara de Comercio.

No tenemos otra solución. Las empresas finlandesas tienen que buscar nuevos mercados

“Las compañías tienen que cambiar de modelo de negocios e intentar sobrevivir”, asegura Jyri Häkämies. “El mercado ruso está casi cerrado, tenemos que buscar nuevos mercados”. La crisis con el vecino ruso no facilita este cambio, explica Romakkaniemi. “Numerosas empresas se lo piensan dos veces antes de entrar en un nuevo mercado. En Rusia, se ha perdido dinero. Ahora, se van a calcular mucho más los riesgos políticos que existen a la hora de invertir.” Y recuerda que ya se había hecho después de la anexión rusa de la Península de Crimea en 2014. “El nivel de exposición de muchas empresas finlandesas en Rusia bajó a partir de entonces, el de inversión también".

Una ruptura profunda: "No hay marcha atrás"

Más de cuatro meses después del inicio de la invasión y mientras las bombas continúan cayendo en Ucrania, los finlandeses se preparan ahora a una ruptura más profunda. "No hay marcha atrás", dice el director de la Cámara de Comercio. "No podemos volver a la normalidad, hay que prepararse para un nuevo telón de acero entre Rusia y Europa".

Hay que prepararse para un nuevo telón de acero entre Rusia y Europa

"Volver a confiar en Moscú llevará años, quizás décadas", ahonda Jyri Häkämies, el director general de la Confederación de las Industrias Finlandesas. Pero ambos coinciden en recordar que la geografía no se puede cambiar. “Pase lo que pase, Rusia seguirá ahí, con su frontera con Finlandia", sonríe Juho Romakkaniemi. "Esperemos que en el futuro podamos tener de nuevo una buena relación con un país democrático y respetuoso del estado de derecho". En Imatra, en el Imatran Valtionhotelli, huérfano de los turistas rusos, también lo esperan.