Una de cada cuatro empresas ha subido los precios de forma "intensa" en el último año
- Así lo reconocen en la encuesta semestral del BCE, en un contexto de elevada incertidumbre por la guerra de Ucrania
- Las pequeñas y medianas empresas españolas auguran que esta tendencia alcista se mantendrá en los próximos meses
La mayoría de las empresas españolas han reconocido que han elevado sus precios de venta entre abril de 2021 y marzo de este año, en un contexto marcado por el aumento de los precios y la elevada incertidumbre por la guerra de Ucrania. Estos incrementos habrían sido "intensos" en un 27 % de compañías y "moderados" en el 37 %, porcentajes similares a los registrados para el conjunto de países de la eurozona; y auguran que esta tendencia alcista se mantendrá en los próximos meses.
Es una de las principales conclusiones del informe del Banco de España publicado este jueves que analiza la evolución económica de las empresas españolas, elaborado de acuerdo con la encuesta semestral del Banco Central Europeo (BCE) para el periodo entre octubre de 2021 y marzo de 2022. En ella participaron un total de 1.300 compañías españolas, siendo el 90 % pequeñas y medianas empresas (pymes).
Las empresas justifican esta subida en sus precios de venta por el aumento de la inflación, el incremento de los costes de los insumos (energía y otros materiales) y el crecimiento de los costes laborales. Precisamente este miércoles conocíamos que el Índice de Precios de Consumo (IPC) disparó su tasa interanual hasta el 10,2 %, su nivel más alto desde abril de 1985, debido a las subidas de los carburantes, los alimentos y bebidas no alcohólicas,
Precisamente al ser preguntadas por cuál es el principal problema que afecta a su actividad, el 22 % de las pymes españolas destacaron el aumento de los costes de las materias primas y laborales como el problema más relevante, 7 puntos más que en la edición anterior.
La actividad de las pymes crece, pero a menor ritmo
Pese a ello, la actividad de las pymes españolas siguió creciendo entre octubre y marzo, aunque a un menor ritmo que el registrado seis meses antes. Por sectores, todos mantuvieron una evolución positiva de sus ventas, aunque los servicios registraron un comportamiento menos dinámico: solo un 2,9 % de las pymes de este sector declararon un incremento de su cifra de negocios frente al 12,2 % anterior, lo que podría deberse a las medidas de restricción a la actividad tras el repunte de las infecciones por COVID-19 durante una parte de este período.
Por su parte, el repunte de los costes llevó a un deterioro de los beneficios empresariales para la mayor parte de estas empresas. En concreto, un 23 %, 7 puntos más.
No obstante, pese a la elevada incertidumbre, las expectativas económicas de las pymes españolas para el período comprendido entre abril y septiembre de este año son "positivas", ya que un 27,2 % de ellas estiman que sus ventas crecerán en este período.
Anticipan un deterioro en el acceso a la financiación
Respecto a la situación financiera, la encuesta revela que la proporción de pymes que solicitaron crédito bancario entre octubre de 2021 y abril de 2022 se mantuvo en niveles reducidos, tanto en España (un 22%) como en la UEM (23%). Se trata de los valores más bajos registrados desde el inicio de la encuesta (en 2009), y ello se debe -según el Banco de España- a que un porcentaje elevado de pymes mantienen aún un remanente de liquidez, después de que, en el período de abril a septiembre de 2020, en el contexto de la pandemia, muchas recurrieran al crédito para cubrir sus necesidades de financiación.
Por su parte, las empresas encuestadas señalaron que el grado de accesibilidad a los préstamos bancarios se mantuvo estable. En concreto, el indicador que informa sobre las dificultades para obtener financiación bancaria se mantuvo en unos valores reducidos, tanto en España como en la UEM, en torno al 8 %. En ambos casos las variaciones son mínimas respecto al período anterior.
Para los próximos seis meses, sin embargo, anticipan un deterioro en el acceso a la financiación, lo que estaría "muy probablemente relacionado" con su percepción negativa ante la mayor incertidumbre generada tras el estallido de la guerra en Ucrania, sostiene el supervisor.