Los primeros casos de viruela del mono en niños preocupan a la OMS: "La clave es que no haya contactos estrechos"
- Aunque no hay motivo de alarma, los menores son un grupo de riesgo, junto con embarazadas e inmunodeprimidos
- Es esperable que puedan desarrollar cuadros de mayor severidad que los adultos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que ya se han registrado los primeros contagios de viruela del mono en menores de 18 años. Se trata de casos muy aislados, pero el organismo internacional ha recordado que los niños, al igual que embarazadas e inmunodeprimidos, son un grupo de riesgo que "preocupa sobremanera", por lo que ha instado a "usar todas las medidas de salud pública" para evitar que el virus se propague en esta franja de edad. Aunque, en términos generales, la situación epidemiológica apenas cambia: el brote sigue sin constituir una emergencia de salud pública de preocupación internacional, a pesar de que los contagios se han disparado en las dos últimas semanas, según ha alertado la propia OMS.
Europa concentra casi el 90% de los casos confirmados en laboratorio y notificados a nivel mundial desde mediados de mayo. Los contagios se han producido, mayoritariamente, en hombres jóvenes que practican sexo con hombres. Se han detectado más de 5.000 casos en 51 países, y España se encuentra entre los más afectados. Hasta este viernes, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica ha confirmado aproximadamente 1.200 contagios en nuestro país.
El hecho de que la mayor parte de los casos hayan estado asociado a un perfil muy concreto ha podido perjudicar de manera indirecta a la contención de la transmisión del virus, a pesar de que las autoridades sanitarias se han esforzado desde el primer momento en dejar claro que no se trata de una enfermedad sexual. "Creo que uno de los grandes errores que se ha cometido es haber caracterizado los brotes de la viruela del mono como si hubiesen sido únicamente brotes entre hombres que tienen sexo con hombres, cuando la transmisión también puede ocurrir en mujeres y niños sin ningún tipo de relación sexual, porque lo único que es necesario es el contacto estrecho y que el fluido que mana de las vesículas entre en contacto con mucosas o con heridas", aclara en este sentido Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria de la OMS.
Muchas diferencias con África
La viruela del mono es poco frecuente, aunque el número de contagios ha aumentado en África durante los últimos años, donde la enfermedad se considera endémica. En el continente africano, los casos en niños están siendo generalmente más graves que los de adultos, aunque los especialistas recuerdan que se trata de escenarios muy diferentes, por lo que cualquier comparación con países como España estaría alejada de la realidad. "Tenemos varias diferencias. Una es que por fortuna la cepa del virus que ha afectado al mundo occidental ha sido la más leve. Otra es que no son comparables los estados de competencia inmunitaria de los niños, ya que la prevalencia de desnutrición en África genera una mayor susceptibilidad... Y, por supuesto, la calidad del sistema sanitario en su conjunto", explica López Acuña a RTVE.es.
Los análisis filogenéticos del virus han descrito dos linajes distintos: el de África Central, más grave y con más complicaciones; y el de África Occidental, que es menos patogénico. El brote detectado en países no africanos como España se correspondería con este segundo linaje.
A pesar de estas diferencias, sí que es esperable que los menores infectados por la viruela del mono puedan desarrollar cuadros de mayor severidad que los adultos, ya que su sistema inmune aún no ha madurado por completo y por esta razón es menos competente. Algo similar a lo que ocurre con la viruela tradicional. Sin embargo, "hasta ahora no hay una indicación de que las cosas estén evolucionando de una manera preocupante, pero hay que tener mucha cautela y vigilar muy estrechamente", tranquiliza López Acuña.
Este virus no se propaga fácilmente y el riesgo para la población es bajo. Se puede transmitir por vía respiratoria, pero el principal medio es el contacto con fluidos, ya que el contagio tiene lugar a través de contacto con heridas, líquidos corporales, gotículas y material contaminado, como ropa de cama. La transmisión asintomática, aunque posible, es poco probable; mientras que el periodo de incubación suele ser de 6 a 16 días, pero puede extenderse hasta los 21 días.
"No estamos ante un fenómeno como es la COVID-19, que tiene una transmisión comunitaria masiva. Por eso la clave es que no se produzcan contactos estrechos de niños con personas que presentan las lesiones de viruela del mono, lo que implica el aislamiento efectivo de quienes están afectados y en caso de que haya niños en el ámbito cercano, se les proteja todo lo posible", puntualiza Daniel López Acuña, quien recuerda que hay que hacer un seguimiento de los contactos estrechos, además de vacunarlos en los primeros días. Este epidemiólogo considera que, más allá de estas precauciones que tanto valen para adultos como para menores, los padres no tienen que adoptar ninguna otra medida adicional.
De dos a cuatro semanas de enfermedad
La viruela del simio causa síntomas muy parecidos a los de la viruela, incluso más leves, aunque también puede ocasionar el fallecimiento del paciente. La enfermedad comienza con dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolores musculares, fatiga extrema y, a diferencia de la viruela, ganglios linfáticos inflamados. Entre uno y tres días después la aparición de la fiebre se produce una erupción, que suele manifetarse primero en la cara y después se extiende a otras partes del cuerpo, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies.
Como ocurre en la viruela, la erupción comienza en forma de manchas rojas, que terminan convirtiéndose en pústulas. Al cabo de varios días, esas pústulas forman costra, que termina cayéndose. El cuadro completo suele durar de dos a cuatro semanas.