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Análisis | Cumbre de la OTAN

Rusia, de socio a enemigo para la OTAN: "El nuevo concepto certifica una vuelta al siglo XX, a la política de bloques"

  • Para la mayoría de los expertos, el drástico cambio en el documento abre paso a una nueva Guerra Fría
  • "Es una consecuencia lógica a la que no se reaccionó en su momento"

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El presidente ruso, Vladímir Putin
El presidente ruso, Vladímir Putin

En la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, calificada por los aliados como “histórica”, los líderes de la Alianza han cambiado por completo la visión que tenían de Rusia en el concepto estratégico aprobado en 2010 en Lisboa. En doce años, la OTAN ha pasado de considerar a Moscú un “aliado estratégico” a la “mayor amenaza” para su seguridad y se ha rearmado para hacerle frente.

La invasión rusa de Ucrania ha sido uno de los principales motivos de este cambio tan drástico en el nuevo concepto estratégico, que para la mayoría de los expertos abre paso a una nueva Guerra Fría.

“Lo que certifica el concepto estratégico es una vuelta al siglo XX. Una vuelta a la política de bloques”, señala a RTVE.es el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IEACH), Jesús Núñez Villaverde.

Vuelta a las políticas de bloques con el nuevo concepto estratégico

El concepto estratégico establece la el plan de acción de la alianza militar para la siguiente década; el anterior documento llevaba 12 años sin renovarse. En el texto aprobado en la cumbre celebrada en Lisboa en 2010, los aliados reconocían a Rusia como un socio estratégico, pero la situación ha cambiado mucho desde entonces.

Esto ha llevado a los países miembros de la OTAN a aprobar un nuevo concepto estratégico en el que señalan a Rusia como “la amenaza más significativa y directa” para la seguridad, la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica”.

“Ahora nos encontramos en una situación contraria a la de doce años. Rusia ya no es un socio. Todo lo contrario, es un rival”, explica el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Frédéric Mertens de Wilmars. “Volvemos a la situación de 1950 con un régimen declarado como enemigo (...) El primer concepto estratégico de la OTAN fue contener a Moscú y ahora volvemos a la misma situación”, añade.

Joe Biden y Boris Johnson, en la cumbre de la OTAN

Tanto Núñez Villaverde como el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas y experto en seguridad, Javier Gil, coinciden en que “desde hace tiempo estamos en una nueva Guerra Fría”.

“La Guerra Fría muere con el fin de la Unión Soviética. Estuvimos diez años donde solo había un poder mundial, que era Estados Unidos. El nuevo milenio trajo cambios y técnicamente hablando llevamos alrededor de 10 o 15 años con una tensión entre el mundo euroatlántico y dos países que están emergiendo con fuerza: Rusia y China”, afirma el profesor Gil.

Para el codirector del IEACH, “lo que hace el nuevo concepto estratégico de la OTAN es certificar lo que ya era una evidencia”. “Desgraciadamente no va a traer más seguridad y va a incrementar los presupuestos de defensa cuando hay otras necesidades prioritarias que atender”, asevera.

Por su parte, la investigadora del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich, en la situación actual “hay grandes diferencias con la Guerra Fría”. “El contexto internacional es completamente diferente. En la Guerra Fría solo hubo dos superpotencias y ahora tenemos un mundo donde podemos hablar de Occidente y después de Rusia y China”, opina la experta. “Hablaría más de una guerra híbrida, en sentido más amplio, porque este enfrentamiento incluye una guerra económica y una guerra militar. Es una guerra de proxys”, añade.

Rusia seguirá amenazando la seguridad de sus vecinos

El concepto estratégico de Lisboa, que definía a Rusia como un aliado estratégico, se aprobó tan solo unos años después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, afirmara que la Alianza Atlántica eran la mayor amenaza de seguridad de Rusia, y dos años después de que Moscú invadiera Georgia en agosto de 2008. Más tarde, en 2014, Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea y empezó a apoyar militar, económica y políticamente a los rebeldes prorrusos de la región del Donbás.

Milosevich cree que “no hubo una respuesta adecuada” por parte de la OTAN. “La Alianza Atlántica o ha sido muy ingenua o no tenía una voluntad de ver realmente la postura rusa que ha evolucionado de una protesta verbal a una agresión directa”, afirma la investigadora. “El cambio del concepto estratégico ahora es una consecuencia lógica a la que no se reaccionó en su momento. Es consecuencia de esta agresión abierta, injustificada e ilegal hacia un país independiente y soberano como es Ucrania”, añade.

En la misma línea, Gil opina que el nuevo documento de la OTAN “responde en un 90% a la agresión de Ucrania por parte de Rusia y a sus deseos de cambiar el orden de seguridad que hay en Europa”.

En la cumbre de Madrid, los líderes de los países aliados también han acordado aceptar las solicitudes de membresía de Finlandia y Suecia, lo que aumentaría en gran medida la frontera de la Alianza con Rusia. El presidente ruso ha advertido de que si estos dos países nórdicos aceptan tropas e infraestructura militar de la Alianza en su territorio, “Rusia responderá con reciprocidad”.

“Rusia va a seguir amenazando la seguridad de los vecinos en Europa Oriental. Cabe pensar que no se atreverá a ir más allá de momento, viendo el rendimiento tan pobre que ha tenido en Ucrania”, indica Núñez Villaverde. “Ha quedado visible que Rusia no tiene capacidad real ni siquiera para obtener una victoria en Ucrania, mucho menos para enfrentarse a la alianza militar más poderosa del planeta que es la OTAN”, asevera.

Putin, sin plan B

Con la invasión rusa de Ucrania, la posición estratégica de Rusia se ha deteriorado de forma sustancial. El presidente ruso quería que la OTAN retirara sus tropas del este de Europa, pero ha conseguido lo contrario: una Alianza Atlántica más unida y que ahora se espera que tenga dos aliados más.

“Putin quería menos OTAN en sus fronteras, pero está recibiendo más”, afirmó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, en el marco de la cumbre de Madrid. Sin embargo, no es probable que Putin cambie su estrategia en Ucrania ni su postura después del nuevo concepto estratégico de la OTAN.

“La sensación es que Putin no plantea la más mínima posibilidad de un plan B”, opina Núñez Villaverde. “Putin se ha metido en una dinámica equivocada que no sirve a los intereses de Rusia y, como ha dejado desnudo a su país, alimenta a su lado el insistir en no reconocer su error y en la idea de que como Rusia es débil puede seguir adelante”, recalca.

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Tanto Mertens de Wilmars como el profesor Gil consideran que para que la visión de Moscú por parte de la OTAN vuelva a la de 2010, sería necesario “ver cómo Rusia podría cambiar de régimen”.

“Las decisiones en política exterior y defensa de Rusia están subyugadas al mandato de Putin. En Rusia estamos ante un liderazgo totalmente personalista, no un liderazgo colectivo”, indica Gil. “Tendría que haber un cambio de liderazgo o que los costes de la guerra en Ucrania y económicos a nivel de sanciones sean tan grandes que les haga retroceder en su respuesta de cambio por la fuerza. Si esos dos hechos no ocurren, vamos a tener una Rusia agresiva”, añade.

El codirector del IEACH afirma que “debemos entender que Rusia sigue siendo parte de Europa y no hay forma de establecer un orden de seguridad europeo que no cuente con Rusia”. Por ello, explica que para que Moscú deje de ser una amenaza directa para la OTAN es necesario “un cambio de postura por las dos partes” y “reconocer que el desequilibrio actual es insostenible”. “Hay que recordar que ya en la Guerra Fría, con momentos de tensión igual o superiores al actual, fue posible entenderse con Moscú y establecer acuerdos”, asevera.