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La ayuda humanitaria al noroeste de Siria, en el aire por el veto ruso

  • Más de cuatro millones de personas dependen la ayuda que entra por el paso de Bab al Hawa, que conecta Turquía con Idlib
  • Moscú es el gran aliado de Damasco y es muy crítico con este mecanismo supervisado por Naciones Unidas

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Unos niños sirios en un campamento de desplazados en la provincia de Idlib, en el norte de Siria.
Unos niños sirios en un campamento de desplazados en la provincia de Idlib, en el norte de Siria.

Rusia ha vetado este viernes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una propuesta para prorrogar por otro año el suministro de ayuda humanitaria desde Turquía al último bastión opositor en el noroeste de Siria, del que dependen millones de personas en esa zona.

La propuesta, un intento de compromiso impulsado por Noruega e Irlanda tras largas negociaciones, recibió trece votos a favor, una abstención (de China) y un único voto en contra, el ruso.

Moscú, que es el gran aliado de Damasco y es muy crítico con este mecanismo supervisado por Naciones Unidas, planteó a continuación prorrogarlo por sólo seis meses, pero su resolución sólo obtuvo dos votos favorables y por tanto se quedó muy lejos del mínimo de nueve necesarios para salir adelante.

Tanto la ONU como las ONG que operan en la zona han insistido en la importancia de que la renovación del permiso para suministrar ayuda por el paso de Bab al Hawa, que conecta Turquía con la provincia siria de Idlib, sea por un año para tener alguna certeza y poder organizar adecuadamente su trabajo.

Washington y otros países han recordado además que, con esa fórmula, la entrada de ayuda al noroeste sirio podría detenerse en pleno invierno y provocar una verdadera catástrofe.

Más de cuatro millones de personas dependen de la ayuda

Según las agencias humanitarias, más de cuatro millones de personas en el noroeste de Siria dependen de la ayuda que entra por ese lugar y, cada mes, más de 2,4 millones se benefician de ella.

El Gobierno ruso, el gran aliado de Damasco, considera que estas entregas están beneficiando a grupos terroristas en Idlib -principalmente la organización antes conocida como Frente al Nusra y que está en la lista de sanciones de la ONU-, y entiende que toda la asistencia debería canalizarse desde el interior de Siria, es decir, dependiendo del Ejecutivo de Bachar al Asad.

Mientras, Naciones Unidas y sus socios humanitarios insisten en que el suministro desde la frontera turca sigue siendo vital, sobre todo en un momento en el que las necesidades de la población son mayores que nunca.

El actual mecanismo expira este domingo, por lo que sobre el papel el Consejo de Seguridad aún tiene algo de margen para tratar de lograr un acuerdo con otra fórmula; de hecho, en anteriores ocasiones se ha llegado acuerdos in extremis, en las últimas horas antes de la expiración.