Fracaso escolar y alumnos LGTBIQ+: "Nos estamos dejando mucha gente fuera por la discriminación"
- Los alumnos del colectivo sufren más discriminación y acoso escolar, lo que afecta a su bienestar mental y emocional
- Tienen así un mayor riesgo de absentismo escolar, malas notas o abandono, aunque la situación ha mejorado
Kai acaba de cumplir 21 años y es un chico trans. Está estudiando un máster de arte para videojuegos y se define a sí mismo como un “chico listo”, algo que se evidencia en su madurez y en su forma de hablar. Nunca ha repetido curso, aunque ha tenido que lidiar con algunos altibajos que le han llevado a acumular, en ocasiones, hasta cuatro suspensos simultáneos. “Fuerza de voluntad tengo de sobra y nunca me he planteado repetir”, asegura a RTVE.es.
Pero el camino no ha sido ni está siendo fácil. Desde la adolescencia, su disforia de género (su identidad difiere del sexo asignado al nacer) ha sido para él “una auténtica tortura”, en sus propias palabras, que le hace sentir en ocasiones un “dolor y un peso sobre el corazón”. “A veces te cuesta respirar, sientes que te estás ahogando”, explica. No siempre es así de grave, depende del día, pero la ansiedad lleva años siendo su compañero de viaje y todavía hay días en que se mira al espejo y piensa: “Este no soy yo”.
Reconoce que vivir con ello “influye en el rendimiento de todo lo que haces”, y eso afecta también a los estudios. En plena adolescencia, Kai “lloraba todas las noches”. “Pensaba: si cuento lo que soy, a lo mejor dejo de tener amigos o dejo de tener padres”. La baja autoestima que ha sufrido por sentirse diferente ha estado acompañándole en los años más decisivos de su etapa educativa, pero logró sobreponerse y mejoró cuando salió del armario hace un año gracias a la aceptación entre sus amigos y compañeros, aunque sigue teniendo reticencias a su identidad de género en su entorno familiar.
La discriminación o el acoso derivan en baja autoestima, ansiedad, depresión...
La baja autoestima es uno de los problemas más habituales que tienen los jóvenes del colectivo, señala Ana Silva, psicóloga y terapeuta especializada en población LGTBIQ+ y voluntaria de COGAM, donde trabaja con dos grupos de sociabilización de jóvenes de entre 10 y 15 años y de 15 a 22.
“"Pueden no coger la carrera que quieren porque sienten que valen menos"“
La mayoría de estos jóvenes no ha tenido muchos referentes en los que fijarse y muchos se ven “considerados en la sociedad como algo menor”. “Ven que ellos son los raros, los que van en contra de la sociedad o incluso se ven un monstruo y eso afecta a todas las decisiones que van a tomar en la vida”. En el tema de los estudios, explica, puede derivar en no coger las optativas que quieren o la carrera que quieren porque sienten que “valen menos” o en la propia vida, a la hora de elegir pareja pensar: “Me conformo con alguien que a lo mejor no me trata bien, pero como soy raro…”.
No hay apenas datos en España sobre la diversidad LGTBIQ+ en las aulas y rendimiento escolar, pero las asociaciones que representan al colectivo y los psicólogos coinciden en que los niños y adolescentes gays, trans o bisexuales tienen más obstáculos que el resto debido a la presión social, la discriminación, falta de apoyo e incluso acoso escolar que todavía sufren muchos, si bien coinciden en que la situación ha ido mejorando considerablemente con los años. En Estados Unidos, por ejemplo, un 12,5% de los estudiantes gais, lesbianas y bisexuales declaró no haber ido a la escuela al menos una vez en el último mes porque se sentían inseguros allí o en el camino para llegar, según el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) de la UNESCO.
“El 60% de menores ha sido acosado y el 80% del alumnado no ha salido del armario“
En España, el 60% de menores del colectivo ha sido acosado y prácticamente el 80% del alumnado LGB no ha salido del armario, según el informe LGBT fobia en las aulas de 2015 de la FELGTBI. “Ellos sienten que la sociedad y su colegio no son un entorno seguro. ¿Cómo van a salir del armario si sus compañeros hacen bromas constantemente, o si sabes que te van a atacar?”, explica Silva.
“Casi todos los casos que vienen a consulta tienen que soportar 'bullying' o algún tipo de maltrato por parte de sus propios compañeros”, expone la psicóloga, que explica que esto “no solo les lleva a sentir inseguridad o baja autoestima” sino que “en muchos casos deriva en problemas de ansiedad y depresión”, que es “lo más común”. En casos más graves, aparecen problemas de salud mental como autolesiones, disociación o trastornos alimenticios, añade. En España, el 43% de personas homosexuales y bisexuales encuestadas que han sufrido acoso escolar homofóbico ha pensado alguna vez en suicidarse, según el informe de la FELGTBI.
Ante estos problemas, es habitual que los jóvenes dejen de ir a clase o sus notas se vean afectadas. “Puede ocurrir en los casos más graves que abandonen los estudios y tiren la toalla porque no se ven en un entorno seguro”, prosigue.
“Nos estamos dejando a mucha gente fuera”
“Nos estamos dejando mucha gente fuera y no nos damos cuenta”, apunta Alberto Alba, sexólogo, profesor y activista de FELGTBI, que subraya que no se trata de que las personas del colectivo tengan un mal rendimiento, sino de que “no están teniendo un apoyo para poder desarrollarse personalmente y al mismo tiempo académicamente”.
Es cierto que ha habido “un cambio muy importante” en lo que se refiere al respeto, a la diversidad sexual y la identidad de género en las últimas décadas, expone José Ignacio Pichardo, profesor de Antropología social en la UCM y responsable de numerosos estudios sobre la situación del colectivo LGTBIQ+. Destaca que estos cambios se han visto reflejados en el entorno educativo, donde “se ha reducido muchísimo” el porcentaje de actitudes homofóbicas y transfóbicas. Pero siguen existiendo: “A lo mejor ya no hay 20 alumnos en clase que las tienen, pero sí dos o cuatro que insultan y hacen la vida imposible y el resto de la clase no hace nada o incluso hay profesores que no hacen nada”.
La intervención de los centros puede ser fundamental y marcar la diferencia en la vida de un alumno. Lo sabe Fernando Siruela, orientador en el colegio El Salvador, de Leganés (Madrid), donde él y otros tres profesores han organizado un “rincón de la diversidad” para que los alumnos LGTBIQ+ puedan acudir a ellos presencialmente o por redes sociales cuando tengan dudas o problemas. Él mismo es gay y está casado, mientras que el resto de compañeros también está familiarizado con la diversidad, y cree que esto puede acercar a los alumnos al sentirse identificados con ellos.
"Pasamos de tener todo suspensos a tener sobresalientes"
Cuenta en concreto el respaldo que dieron a un alumno que llegó nuevo al instituto “armarizado”. Vivía con su madre, que tenía una mentalidad “cerrada” y no le aceptaba como era. “Llegó con todo suspensos”, dice, pero cambió a vivir con su padre, cuya mentalidad era mucho más abierta y tolerante, “salió del armario y pudo normalizar su situación”: “Pasamos de tener todo suspensos a tener sobresalientes y se llevó una mención especial a final de cuarto de la ESO por el cambio radical que había tenido”.
“Una persona que con 13 años le hubiéramos dado por perdido, ha pasado a ser el mejor, ahora estudia odontología”, destaca. Relata que otra chica lesbiana dejó de ir a clase porque sufrió acoso, pero el centro tomó medidas, expulsó temporalmente a los agresores y llamó a la Policía para que acudiera a dar charlas de sensibilización contra el acoso LGTBI y la gravedad de lo que algunos consideran meras “bromas”.
Destaca que el apoyo familiar es fundamental para que los propios muchachos se dejen ayudar y que la diferencia a cuando no lo tienen es radical. Otro joven trans que han tenido en el instituto, por ejemplo, que no lo tiene, “ha sido un alumno absentista y ha dejado de venir al centro por el conflicto emocional que tiene”.
La importancia de educar en diversidad
Pero Fernando lamenta que las actuaciones que se hacen desde los colegios son, sobre todo, “a título individual” por propuesta del profesorado y que la situación varía mucho respecto a los centros educativos. Y es que, aunque la ley educativa estatal (la LOMLOE) incluye el respeto a la diversidad afectivo-sexual y establece que se incluya en la educación una perspectiva inclusiva, no fija contenidos obligatorios en el currículo. Hay centros que ofrecen charlas a los alumnos u otras iniciativas, pero la situación no es homogénea. Y ocurre lo mismo con la formación del profesorado en esta materia, que es voluntaria y suelen pedirla aquellos que ya están más sensibilizados. Por ejemplo, Fernando nota que “los profesores que tienen ya 50 o 60 años tienen una actitud diferente respecto a los que tienen 20-30”.
“"No tenemos una educación sexual integral e inclusiva"“
“No tenemos una educación sexual integral e inclusiva”, lamenta Alberto Alba (FELGTBI), porque la que hay “no tiene en cuenta toda la educación emocional” que hace falta. Critica que la formación que se da es “mínima”, “como mucho dos, tres o cuatro horas a lo largo de la vida académica”. Critica también que los libros de texto de biología o ciencias naturales siguen “estableciendo diferencias muy marcadas entre lo que debe ser un hombre físicamente y una mujer”: “Y muchos no entramos en esos cánones”.
“No aparecen familias LGTBIQ+”, coincide Pichardo, quien lamenta por su parte que “el sistema educativo va por detrás de la sociedad”, donde los niños y niñas “ya saben que dos hombres se pueden casar y tener una familia”, por ejemplo. Y la falta de visibilidad y de tratar con naturalidad estos temas se traslada a los alumnos, donde han bajado las agresiones, “pero el hecho de que toda tu clase te deje de hablar porque se ha enterado de que te gusta a una chica y comentan que eres lesbiana sigue siendo acoso”.
Otro de los problemas que señalan las personas consultadas por RTVE.es es que hay familias que son reacias a que se eduque en esta diversidad, y eso genera que haya dudas o reticencias en los propios centros a llevar a cabo iniciativas que, en definitiva, fomentan el respeto hacia las personas LGTBI y combaten el acoso. Señalan también que los discursos “de odio” que en los últimos años han ganado un altavoz en la política contra lo que llaman un “adoctrinamiento” está perjudicando a los avances que se estaban produciendo.
Afortunadamente, cada vez hay más iniciativas para fomentar la diversidad y ayudar a los alumnos del colectivo. Destaca, por ejemplo, la "Asociación de Familias contra la Intolerancia X Género" (Ampgyl), o la primera red de docentes de Galicia de apoyo a la diversidad sexual.
Pichardo celebra que, cada vez más, el apoyo familiar a los jóvenes LGTBI es mayor, y esto “es un cambio muy importante”, porque “estos chicos y sus familias son motores de cambio en los centros escolares”. También, cuando las familias no corresponden a padre y madre heterosexuales: “Demuestran que no todas las familias son así y de esto se benefician todas las familias y toda la sociedad”.