Mujeres con TDAH: tienen diferentes síntomas, se les diagnostica más tarde y sufren mayor discriminación
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, TDAH, se diagnostica y se trata con más frecuencia en hombres que en mujeres, según el estudio de Ramos-Quiroga de 2006. "Me diagnosticaron tardísimo, porque me diagnosticaron con 33 años y tengo 38. Me he pasado toda la vida sintiéndome diferente en muchos sentidos, con muchísimas dificultades en ciertos ámbitos de mi vida. Yo no sabía lo que me pasaba, mis padres tampoco", dice Nathaly Salim, paciente con TDAH.
“Me siento diferente, con dificultades en la vida, sin saber lo que me pasa“
"Nerviosa. Se metían conmigo, perdía amigos, me traicionaban". Así describe su experiencia Cinthya Vega, una niña de 13 años que tiene TDAH. Según el National Resource Center Children and Adults with AD/HD (CHADD) nos encontramos con escasa información que haga referencia al TDAH en las mujeres debido a los pocos estudios realizados con perspectiva de género en dicha enfermedad. La mayoría de los datos se basa en la experiencia clínica de los profesionales de la salud mental que se han especializado en tratar a los varones, y en el caso de las mujeres, se han centrado en adultas. Quedan excluidas las niñas y adolescentes, lo cual dificulta que se les de un tratamiento a una edad temprana. "Esto hace que no se detecte de manera más evidente hasta la Secundaria. En esa etapa tienen que poner práctica habilidades como autonomía, organización, planificación, sostenimiento de la atención que son importantes. Ahí es cuando empiezan a hacerse más visibles las chicas adolescentes, ya en la Secundaria", afirma Cristina Aparicio, Neuropsicóloga de La Fundación CADAH.
Dependencia emocional
Muchas mujeres conocen su TDAH cuando sus hijos son diagnosticados y se identifican con sus síntomas. Aunque también se da la circunstancia de que hay divergencia de los síntomas entre mujeres y hombres. En las mujeres hay mayor desatención y descontrol interior, sin hiperactividad. "Somos personas con tendencia a coger dependencia emocional por esta falta de dopamina, ese placer inmediato que nos da el creer que estamos enamorados, pues eso te da el subidón y te crea una especie de enganche", dice Nathaly Salim.
“Al enamorarnos, nos da el subidón y nos enganchamos“
La hiperactividad también puede estar presente, pero en menor medida que en el caso de los hombres. "Ella desde que nació era un torbellino, no comía, dormía mal, empezó a andar muy prontito. Y me decían; ¿esto es normal? ¿esto es así siempre?", asegura Olga Castro, madre de Cynthia, que tiene TDAH.
“Desde que nació era un torbellino, comía y dormía mal“
"Yo soy inquieta y distraída. No quiero estar quieta, quiero estar de pie o haciendo algo. No lo puedo controlar", explica Cynthia Vega. "Me siento mal en el colegio, depende del día", añade.
Bulos sobre el TDAH
Sobre el TDAH también hay bulos en la sociedad que ahondan la discriminación de las personas que sufren dicho trastorno. "El mayor bulo es que el TDAH no existe. Este es bulo más grande que podemos encontrar. La crítica que hay hacia el TDAH sobre su presencia o ausencia o que es una invención de unos autores no ocurre con ningún otro diagnóstico", explica Aparicio.
“El bulo más grande es que el TDAH no existe, no pasa con otro diagnóstico“
Otro bulo es la supuesta vagancia de las personas afectadas por el TDAH. "Nos llaman vagos, cuando no lo somos. Esto al final consiste -lo voy a explicar muy resumidamente- en un déficit de dopamina, serotonina y noradrenalina, que son tres hormonas imprescindibles en la vida de cualquier persona. Cuando tienes este déficit hormonal vives en una constante desestabilización y en un cansancio absoluto", dice Salim.
“Nos llaman vagos pero no lo somos. Es un déficit de serotonina, dopamina y nordarenalina“
Por otra parte Cinthya Vega nos cuenta que, a veces, se siente injustamente tratada académicamente por sus docentes en el colegio. "Ha habido profesores que, cuando me dan las notas, me han puesto que no me he esforzado pero yo sí me he esforzado. He estado estudiando más de dos semanas, lo he estado llevando al día. Yo he suspendido los exámenes pero me he esforzado, aunque no se haya visto. Encima me ha costado aprendérmelo y yo me lo sabía".
“Algún profesor me ha dicho que no me esfuerzo, pero yo sí estudio“
"Desde pequeños, en el ámbito escolar, por ejemplo, te das cuenta de que todo te cuesta muchísimo más, que la gente aprende las cosas rápido, que tú eres más de memorizar que de razonar. Un problema de matemáticas, el típico problema de Juan tiene tres manzanas, tú sólo ves manzanas, manzanas, manzanas... Y entras en un estrés que no puedes", explica Nathaly Salim. "A veces lo que hago me parece que no es suficiente", añade Cinthya Vega.
La importancia del tratamiento
"Una vez que ya nos dijeron realmente lo que tenía, nos dieron unas pautas, la medicacion que se toma y empezamos a ver una mejoría", afirma Castro, madre de Cinthya. "Con la medicación, estoy más tranquila, más concentrada. Cuando no la tomo estoy más activa, todo el rato moviéndome, no paro quieta", asegura Cinthya Vega.
“En el colegio, la niña pensaba que era tonta, que no comprendía las cosas“
"La niña se concentraba mejor, la autoestima, que siempre la ha tenido muy bajita, le empezó a subir. En el colegio, sobre todo, cuando empezó la primaria, ella se pensaba que era tonta. Tuvimos que levantarla porque le decíamos que tonta no era. Me decía: Es que no comprendo las cosas, mamá, no sé qué me pasa", explica Castro. "Yo le decía que tenía que estar sentada para estudiar y era imposible. Ella tenía que levantarse 50 veces y esto nos generaba problemas", añade.
La frustración y los pobres resultados escolares afectan a la autoestima de niñas y adolescentes. "Dedican muchas más horas para sacar peores resultados, lo cual hace que las situaciones de frustración sean constantes. Al final una situación de frustración tras otra, tras otra, y una calificación inferior a lo que les correspondería, hace que la autoestima se vea mermada porque niñas que podrían ser de seis, de siete, de ocho, de diez... son de cuatro, de cinco", dice Aparicio.
Otro factor que afecta a las adolescentes y mujeres a la hora de vivir la enfermedad es el cambio hormonal que sufren. Los vaivenes hormonales que afectan a las mujeres pueden dar lugar a importantes oscilaciones del humor, irritabilidad e reactividad emocional.
En conclusión, a las mujeres se les diagnostica más tarde que a los hombres el TDAH. Asimismo falta perspectiva de género a la hora de valorar los síntomas médicos y cómo afectan los cambios hormonales femeninos a la enfemedad. Ese vacío hace que, de hecho, muchas de las pacientes solo sospechen que pueden sufrir el trastorno cuando se diagnostica a sus hijos.