Las claves para entender el esperado regreso del FIB tras dos años de parón por la pandemia
- El festival ha optado por un cartel de grupos de perfil medio sin arriesgarse por artistas de más renombre
- Frente a sus pérdidas de asistentes y la competencia de otros festivales, su devenir está marcado por esta edición
El Festival Internacional de Benicàssim, FIB, vuelve este jueves a celebrarse, con un deseado regreso, que ya deja algunas de las claves dentro de su presencia en el panorama festivalero y no solo en el aspecto musical.
En 2020 el FIB iba a conmemorar sus 25 años de vida, pero llegó la pandemia y tuvo que cancelarse una edición donde iban a actuar varios artistas de renombre, como Liam Gallagher, Vampire Weekend, Foals, The Libertines, Two Door Cinema Club, The Kooks y The Lumineers, entre otros muchos. Para ese aniversario ya tenían 37.000 abonos vendidos, no obstante tuvo que volverse a aplazar, ya que en 2021 tampoco fue posible por todas las restricciones establecidas.
Para su retorno en 2022, el festival ha rescatado algunos nombres de esa edición cancelada, y presenta un cartel algo más discreto y con los abonos más baratos que los anteriores, que le ha llevado a haber vendido ya más del 94% de ellos.
Un legado imborrable
Desde 1995, cuando el "indie" era una etiqueta desenfadada para músicas alejadas de las radiofórmulas, el FIB se fue ganando las mejores medallas del incipiente mercado de festivales veraniegos no solo españoles sino también entre los europeos gracias a un entorno privilegiado.
Sus carteles se iban superando cada año, al ofrecer lo mejor del pop-rock y la electrónica independientes, incluyendo grandes glorias, y un ambiente festivo que creó sus propios códigos de estilo en una perfecta simbiosis entre música y hedonismo. En definitiva, ir a Benicàssim se convirtió en un privilegio tanto para los artistas como para los asistentes.
En caída durante los últimos años
Los vaivenes empresariales han hecho mella en su éxito, ya que ha pasado por diferentes manos en tres ocasiones, tras la marcha de sus creadores, los hermanos Morán. Además, la creciente y ya inabarcable oferta de festivales de su estilo, más baratos y con otros atractivos, sus carteles con poca magia enfocados a un dominante público británico han ido socavando el prestigio independiente del FIB.
Todo ello tiene como resultado una paulatina pérdida de asistentes, sin el impacto mediático de antaño ni el aura de estar en la élite que le hizo casi invencible.
Un cartel sin riesgos para este año
Para este primer FIB poscovid, la promotora The Music Republic, que tomó sus riendas en 2019, ha programado una oferta musical de perfil medio, con cabezas de cartel sin el gancho de otros veranos.
En su cartel destacan grupos y artistas como Izal, Two Door Cinema Club, Steve Aoki, The Kooks, Justice, Love of Lesbian, Tyga, Becky Hill, Mando Diao, Kasabian, La M.O.D.A., Nathy Peluso, Lori Meyers o Tom Walker. Algunos son ya viejos conocidos del recinto de conciertos, aunque sobrevuela entre la prensa especializada la idea unánime de que faltan fichajes de renombre.
Un futuro incierto
Sus principales pupilos de festivales, como Primavera Sound, Mad Cool o BBK Live, hace años que le sobrepasaron y otros festivales costeros cercanos se han hecho muy fuertes, como por ejemplo Arenal Sound, en Burriana, o Medusa Sunbeach Festival, en Cullera.
El éxito o indiferencia de esta edición marcará su devenir y sus organizadores deberán decidir si vuelven a apostar fuerte por los grandes nombres o prefieren asentarse en una cómoda posición intermedia, ante un contexto en el que una gran parte del público juvenil actual antepone a la música el turismo de festivales y la experiencia de la música al aire libre.