El alquiler de amigos despega en España como remedio a la soledad: "Muchos solo quieren que alguien les escuche"
- Muchos deciden comprar amigos por horas para acudir a eventos, charlar o hacer turismo, entre otras cosas
- Tres jóvenes cuentan a RTVE.es su experiencia en Alquifriend, una de las aplicaciones donde esto es posible
En la era de las videollamadas, los mensajes de voz, los emojis por doquier y los miles de ‘me gusta’ en las redes sociales, nos sentimos más lejos de los otros que nunca. Por eso, cada vez más personas buscan alguien con quien hablar, aunque sea pagando. Da voz a esta opinión Carmen (nombre ficticio), una joven que lleva solo un par de meses ofreciéndose como amiga de alquiler, pero que ya ha conocido a varios usuarios a los que siente que ha ayudado. "Hay personas que están muy solas", cuenta a RTVE.es, "mucha gente solo quiere que alguien le escuche".
Carmen está registrada en Alquifriend, una de las plataformas que pueden utilizarse en España para alquilar amigos y que, según su fundador, Jesús Sánchez, ha experimentado un gran crecimiento en los últimos meses. Actualmente, alrededor de unas 25.000 personas se anuncian como amigas de alquiler y unas 17.000 los buscan, detalla.
Los usos de comprar un amigo por horas son muy variados y pueden ir desde llenar huecos inesperadamente libres en convites de boda hasta conocer ciudades de la mano de locales. Sin embargo, reconoce Sánchez, el éxito de estas webs principalmente se debe a la soledad. Una hipótesis que baraja también el psicólogo Jesús Saiz. "Detrás de este fenómeno complejo y dramático hay unas dinámicas sociales muy claras", opina, "aunque no hemos nacido para estar solos, el sistema en el que vivimos hace que cada vez lo estemos más".
Iván, que también prefiere mantenerse en el anonimato, es uno de los usuarios que han alquilado amigos en Alquifriend. En su caso, empezó allá por 2018, cuando se trasladó a una nueva provincia y se encontró con pocas personas con quienes pasar su tiempo libre. Ha hecho rutas turísticas, ha charlado en terrazas y ha paseado en compañía por en torno a cinco o diez euros la hora, "un precio irrisorio". No obstante, nunca ha sentido que realmente alquilase un amigo: "Es simplemente una oportunidad para conocernos". "Creo que todos estamos en la misma situación y no tenemos muchas amistades", justifica.
El 21% confiesa no tener amigos: el por qué del éxito del alquiler
Como decía Iván, este tipo de aplicaciones para alquilar amigos suelen usarlas personas que carecen de amistades cercanas. Algo que, según el informe La soledad del siglo XXI, elaborado por la Universidad Pontificia Comillas en 2020, afecta a un 21,1% de la población española encuestada, que confesó no tener un grupo de amigos con el que se viese con frecuencia.
Asimismo, el estudio estimó también que el 21% siente aislamiento social –el 26% leve y el 3% intenso– y que aumenta conforme se es más joven. En concreto, se sienten solos el 14,7% de los mayores de 60 años, el 18% de quienes tienen entre 30 y 60 años y el 65% de los jóvenes de entre 16 y 24 años, quienes, además, utilizan más frecuente las redes sociales y las aplicaciones de mensajería. Es más, un informe de Unicef publicado en 2021 señaló que el 90,8% se conecta a internet todos o casi todos los días y que seis de cada diez adolescentes duermen con el móvil.
Estos datos sobre la soledad los sacó a la luz la crisis provocada por la pandemia, pero, como dijo entonces el coordinador del estudio, Agustín Blanco, dicho contexto solo puso voz a "una enfermedad silenciosa que nos acompaña desde hace años y que no deja de crecer". De hecho, el 40% de los jóvenes internacionales ya manifestó sentirse solo a menudo en 2018, de acuerdo al estudio de la BBC 'The Loneliness Experiment'.
Las razones que han motivado este auge de la soledad son variadas, pero el profesor de psicología social de la Universidad Complutense de Madrid Jesús Saiz apunta probablemente a "la competitividad y el individualismo" que fomenta la sociedad moderna y su sistema económico basado en el logro. Sin duda, pagar por mejorar las relaciones interpersonales es un fenómeno complejo que indica que "algo está fallando en la raza humana", sociable por naturaleza. Ahora, "la vida que llevamos nos conduce al aislamiento", insiste.
“La vida que llevamos nos conduce al aislamiento“
Por obvio que suene, los seres humanos necesitamos a otros seres humanos: "Lo colectivo es fundamental para progresar tanto desde un punto de vista evolutivo como social". Sentirnos, escuchados, queridos y necesarios para otras personas es imprescindible para mantener una buena salud mental. Sin embargo, la forma de comunicarnos ha cambiado y esto podría estar perdiéndose. En este contexto, las aplicaciones para alquilar amigos pueden suponer una "oportunidad" para romper el círculo vicioso de la soledad, aunque efímera y que precisa de ayuda profesional.
Fotos para Instagram, turismo o compañía: las razones para pagar
El alquiler de amigos no es nada nuevo. De hecho, ya es toda una industria en Japón y desde allí se ha ido expandiendo a muchos otros países. Concretamente, plataformas como RentAFriend, Alquifriend o Rent a Local Friend son algunas de las que se pueden utilizar en España. La segunda de estas páginas, lanzada a finales de 2018 y de origen andaluz, nació de la necesidad de su fundador, que se encontró solo al mudarse a una nueva ciudad. “Pensé en que no me importaría pagar por salir a correr y que me enseñaran rutas”, recuerda. Por aquel entonces creía que la aplicación se emplearían para actividades parecidas, pero ahora reconoce que los usos pueden llegar ser muy variopintos.
“Hay personas que alquilan un amigo para hacerse una foto“
“Hay personas que alquilan un amigo para hacerse una foto y subirla a Instagram”, aunque también hay otras que “buscan llenar huecos de eventos como bodas”. Hacer senderismo, jugar a los bolos o ir a museos, fiestas o graduaciones son otros de los usos que las aplicaciones anuncian. En la experiencia de Carmen, sin embargo, las peticiones más habituales suelen ser para "salir a charlar y a tomar algo", pues los usuarios suelen tener pocas personas con las que hablar.
Un ejemplo de esto es el de Iván, que comenzó a alquilar amigos después de cambiarse de ciudad y al no querer descubrir su nuevo hogar sin compañía. "Una vez hicimos una ruta por el jardín del Alcázar", recuerda con cariño. Todavía mantiene el contacto con la persona que le acompañó y reconoce que encuentros como ese paliaron su sensación de soledad.
"A veces tienen pareja en su ciudad y usar Tinder para hacer amigos sería raro", explica Alba, una amiga de alquiler que prefiere mantenerse en el anonimato. Ella ha recibido peticiones para ir de compras y tomar fotografías por Madrid, pero algunas que se asemejaban más a una "cita", asegura, motivo por el que tuvo que rechazarlas. Al final, la última palabra la tienen siempre quienes ofrecen el servicio, insiste.
¿Cuánto puede costar alquilar un amigo por horas?
Así como varía la utilidad de alquilar un amigo, también lo hace su precio. En RentAFriend, por ejemplo, los usuarios deben pagar una membresía de unos 25 euros para poder contactar con ellos, a quienes luego abonan a su vez sus tarifas. Normalmente, van desde los cinco o diez euros la hora -o incluso gratis- hasta los 50, un máximo que tiene fijado oficialmente la plataforma española.
"El precio en realidad es algo un poco simbólico", añade Alba. Para la joven, que ha ofrecido su tiempo a 10 y 20 euros la hora, es más que nada una forma de sentirse segura a la par que una interesante manera de conocer a nuevas personas. "Al pagar te comprometes a respetar unas normas", explica. Una opinión que comparte Iván quien, además, señala que esto aleja las pretensiones sexuales o sentimentales, algo que no sucede en aplicaciones convencionales como Tinder.
"Creo que al final todos estamos en la misma situación: no tenemos muchas amistades para pasar el tiempo. Pero a lo mejor ellos tienen otras circunstancias económicas y prefieren cobrarlo", sugiere. De hecho, en el precio de los amigos de alquiler no entran dentro los gastos que la actividad requiera, de los que debe hacerse cargo quien contrate el servicio. Es decir, la entrada del cine o la cuenta de la cena corre a cargo de quien ha contratado al otro.