¿Cuenta atrás para la recesión? España se pone en guardia ante el posible corte de gas ruso en Europa
- El peso de Alemania en la UE y su dependencia del gas ruso podría hacer tambalear al resto de socios
- Este efecto dominó podría llegar a España, aunque de forma menos severa según los expertos consultados
Ya se sabe que cuando Alemania se resfría, toda Europa estornuda. El peso de su economía entre los Veintisiete es tal que un posible corte del gas por parte de Rusia en los próximos meses podría hacer tambalear los cimientos del resto de socios. Un efecto dominó que podría llegar a España, aunque de forma menos severa, según los expertos consultados, y del que buscan anticiparse desde la Comisión Europea con la puesta en marcha de un plan de emergencia que sirva como fármaco a un potencial ‘shock’ energético este otoño.
El primero que dio la voz de alarma fue el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, al afirmar que un corte del gas ruso a Alemania podría llevar al país a una recesión y esto, a su vez, podría “arrastrar” al conjunto de la eurozona. Más tarde, llegó la advertencia del comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni: "Un corte de suministro llevaría a la economía de la UE a la recesión durante toda la segunda mitad de este año y debilitaría aún más la actividad económica del año siguiente". Y este mismo martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado de que un cierre total del suministro tendría un efecto devastador para los países de Europa del Este y central.
Pocos descartan ya que el presidente ruso, Vladímir Putin, cumpla sus amenazas, y cierre el grifo del gas a Europa en los próximos meses, incluso antes si el corte provisional por mantenimiento del gasoducto Nord Stream 1 –que lleva directamente gas a Alemania, Holanda y Austria, entre otros países- se convierte en definitivo a partir del 21 de julio.
Los efectos serían inmediatos para familias, fábricas y empresas, en un contexto complejo con la inflación en niveles no vistos en más de tres décadas y un importante deterioro de las estimaciones de crecimiento para los próximos ejercicios.
“Las consecuencias serían muy serias”, apunta a RTVE.es el doctor en Ciencias Económicas y director del Global MBA del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), Aurelio García del Barrio, quien alerta de que hay “mucha preocupación” entre diferentes sectores e industrias ante la subida desbocada de los precios. Por ejemplo, en la agricultura, que amenaza con un agosto caliente de protestas ante el incremento de los costes de producción, que ha empujado a muchos negocios a pérdidas hasta convertir su situación económica en insostenible.
Alemania, en el punto de mira
De momento, la Comisión Europea ha pedido a los gobiernos europeos que vayan aplicando algunas restricciones este verano para asegurar las reservas cuando llegue el frío. Por ejemplo, limitando el aire acondicionado a 25 grados y la calefacción a 19 en edificios públicos y centros comerciales o dando compensaciones económicas a las empresas que reduzcan el consumo de gas y lo sustituyan por otras fuentes de energía (incluidos el carbón y la nuclear). También ha planteado que los Estados reduzcan de forma voluntaria un 15 % el consumo de gas durante los próximos ocho meses, si bien podría convertirse en obligatoria si la crisis con Rusia empeora.
Pero, ¿será suficiente para evitar el frenazo de la locomotora de Europa y, por consiguiente, de los vagones de los que tira, entre ellos, de la economía española? Lo cierto es que la recesión en Alemania es un escenario contemplado por los principales organismos económicos, teniendo en cuenta las posibilidades limitadas de sustituir el gas ruso a corto plazo. Técnicamente, se produciría con dos trimestres consecutivos de caídas del Producto Interior Bruto (PIB).
Hasta principios de año se esperaba que el PIB alemán creciese con fuerza este año y el próximo -un 4 % y un 3 %, respectivamente-, dejando definitivamente atrás la crisis de la COVID-19. Pero, con el estallido de la guerra de Ucrania, el Gobierno ha rebajado sus expectativas y ha pasado a recortar a prácticamente la mitad el crecimiento. Incluso algunos organismos ya hablan de caídas de hasta un 6 % en 2023.
“La economía alemana lo va a pasar mal durante los próximos meses”, advierte García del Barrio, teniendo en cuenta su mayor dependencia del gas ruso y su mayor vinculación al comercio global por su papel exportador. “Esto previsiblemente provocará tasas negativas, aunque en ningún caso serán profundas ni persistentes”, añade el experto, que extiende la situación a Francia o Italia, pero también a Estados Unidos, donde cree que la recesión será “inminente” después de contraerse un 0,4 % en el primer trimestre del año.
España, ¿recesión o ralentización?
En el caso de España, ese escenario se muestra todavía lejano a día de hoy, aunque ya hay algún servicio de estudios que lo adelanta. Es el caso del departamento de análisis del BBVA, que señala que España entrará en una breve recesión técnica en el primer trimestre de 2023, en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales. Más optimista se muestra la Comisión Europea, que no menciona la palabra recesión y mantiene que nuestra economía seguirá en cabeza del crecimiento en la eurozona este año (un 4 %) y el que viene (un 2,1 %).
También la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, como la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), Cristina Herrero, han rechazado una recesión técnica en España en los próximos meses. Sí habrá, en cambio, una fuerte desaceleración de la economía tras el verano, advierten desde la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
“El rebote del turismo, el dinamismo de las exportaciones de bienes y servicios no turísticos y la pujanza del mercado laboral seguirán sosteniendo la actividad en los próximos meses”, explica la economista sénior en el Área de Coyuntura económica de Funcas María Jesús Fernández. Sin embargo, “perderán fuelle tras el verano, mientras que las perturbaciones geopolíticas, energéticas y monetarias ganarán peso”. Según sus previsiones, España crecerá un 4,2 % este año y un 2 % en 2023.
No obstante, añade, “los riesgos son muy elevados, especialmente los derivados de la guerra de Ucrania o la posibilidad de un desabastecimiento de productos energéticos”, sin olvidar “un factor de vulnerabilidad muy importante que presenta la economía española, especialmente en un contexto de cambio de orientación de la política monetaria, como es el elevado nivel de endeudamiento público y de déficit público”.
El Gobierno prepara un plan de contingencia
Ante este contexto, el Gobierno se reunió la pasada semana con las principales compañías energéticas -las patronales eléctrica, gasista y petrolera- y los sindicatos más representativos con el objetivo de recabar sus ideas y opiniones sobre cómo trazar un plan de contingencia que prepare a España frente a la amenaza de un posible corte en el suministro de gas ruso. Dicho plan será elevado a Europa y debatido con el resto de socios el próximo 26 de julio, en el marco de una reunión extraordinaria de los ministros de Energía de la Unión Europea.
Entretanto, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha pedido a empresas y asociaciones de consumidores que contribuyan a promover un “consumo prudente” de la energía, especialmente en estos días de intensas temperaturas. Se trata de una cuestión estratégica, pero que también ayudaría a los bolsillos en estos tiempos de inflación. Medidas como subir un grado el aire acondicionado podría suponer un ahorro de 20 euros anuales y una reducción de un 10 % de la energía que se utiliza; mientras que teletrabajar tres días a la semana ahorraría 35 euros mensuales en combustible.
Según Ribera, la situación de España es "más halagüeña" que en otros países del entorno debido, entre otros factores, a la diversificación en su suministro de gas natural, la capacidad de sus seis plantas de regasificación y de unos niveles de los almacenamientos subterráneos (72 %) y de los tanques de las plantas de gas licuado (80 %) en "máximos históricos". No obstante, subrayó que este escenario de tensión hace que se esté en una situación de "tranquilidad relativa", por lo que apostó por un plan para abordar el uso más inteligente posible de la energía, impulsando así el ahorro y la eficiencia energética.
También los países de nuestro entorno están haciendo los deberes. Italia, pese a estar en plena crisis de Gobierno, busca asegurarse el suministro del gas a través de Argelia. Mientras que Francia tiene la ventaja de tener parque nuclear más potente de Europa y ha anunciado su intención de nacionalizar por completo la eléctrica EDF.
Unas medidas “insuficientes”
“Es necesario ir más allá”, subraya a RTVE.es la catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Cecilia Castaño. Además de las medidas para reducir el consumo energético o el paquete ‘anticrisis’ puesto en marcha por parte del Gobierno para contrarrestar los efectos de la inflación, la experta apuesta por ofrecer más ayudas y “servicios públicos gratuitos” a los más vulnerables. “Para que los que no tienen cómo defenderse puedan acceder a servicios públicos que les rebajan mucho la factura del coste de la vida, como puede ser la guardería o las residencias”, señala.
En línea con el resto de entrevistados, Castaño cree que “el otoño va a ser muy complicado”, si bien pide “no asustar a las familias y a las empresas”, ya que “estamos en una situación muy distinta” a la de otras crisis anteriores. “Incluso aunque el BCE suba los tipos de interés, no estamos ni muchísimo menos como cuando la crisis financiera que vino seguida de la Gran Recesión”. “En los últimos tiempos los acontecimientos se están acelerando, son de cambios muy rápidos, pero a diferencia de otros momentos, la Comisión Europea está siendo muy ágil y creo que nos podemos felicitar de ese cambio: de preocuparse más por las personas y no solamente por las finanzas”, sentencia.