Claves de la crisis de gobierno en Italia: inestabilidad política, dificultades económicas y posición más suave frente a Rusia
- El nuevo Parlamento tendrá que aprobar unos presupuestos en solo cuatro meses
- El bloque de derecha y extrema derecha es favorito en las encuestas
- Salvini y Berlusconi han mostrado en el pasado su cercanía con Putin
Italia se ha sumido en una profunda crisis política, en un momento de máxima incertidumbre en Europa, con la dimisión de Mario Draghi como primer ministro. El presidente, Sergio Mattarella, ha convocado elecciones para el 25 de septiembre que pueden dar como resultado un gobierno de derecha y extrema derecha que deberá aprobar unos presupuestos contra reloj y que podría cambiar la postura de Italia ante la guerra en Ucrania. Las ondas de la crisis pueden incluso hacer peligrar la estabilidad del euro, en un contexto de inflación y tensión energética.
Estas son algunas de las claves de la última crisis política italiana.
Crisis del sistema político
Draghi presentó por primera vez su dimisión ante Mattarella el 14 de julio, tras la abstención de MS5 en la primera moción de confianza. Pero el jefe del Estado la rechazó y le instó a buscar apoyo en el Parlamento, con una segunda moción.
El primer ministro apeló a la unidad de los partidos pero la amplia coalición que le había elegido hace año y medio se había disuelto. La señal fue que tres de los socios se ausentaran el miércoles durante la votación en el Senado. Esos socios fueron el Movimiento 5 Estrellas, de Giuseppe Conte y Luigi di Magio; La Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, de Silvio Berlusconi.
Ahora, unos y otros se acusan mutuamente de la convocatoria electoral, y ninguno quiere aparecer como el verdugo del gobierno ante una opinión pública cansada de la clase política, cuando se habían recogido firmas para pedir la continuidad del primer ministro. Incluso se han producido críticas y deserciones dentro de esos mismos partidos.
“La crisis tiene que ver con la campaña electoral permanente en la que los partidos y la política italiana llevan instalados demasiado tiempo“
"La crisis tiene que ver con la campaña electoral permanente en la que los partidos y la política italiana llevan instalados demasiado tiempo", ha explicado al Canal 24 Horas la periodista italiana Mariangela Paone.
Paone cree que la tensión con Draghi "se le fue de las manos" al M5S mientras Salvini se ha embarcado en una "huida hacia adelante" para frenar el ascenso de Hermanos de Italia, el partido de extrema derecha dirigido por Giorgia Meloni, la única fuerza parlamentaria que no formaba parte de la coalición que sostenía al Ejecutivo.
"Tampoco los demás partidos están listos para ir a las urnas, nadie quería el adelanto aparte de Hermanos de Italia", añade Paone, que percibe que la sociedad italiana "está cansada". "Se respira hastío. Es el tercer gobierno que se quema en el Parlamento desde las elecciones de 2018. Hace cuatro años, ese sentimiento se convirtió en un voto de protesta que covirtió al M5S en primera fuerza. Ahora no sabemos cómo se puede canalizar". La periodista no descarta que aumente la abstención.
“Es una crisis no solo del gobierno sino del entero sistema político, es una crisis muy profunda“
"Es una crisis no solo del Gobierno, sino del entero sistema político, es una crisis muy profunda", ha explicado en RNE Matteo Giardello, politólogo e investigador de la Universidad de Nápoles Federico II. Giardello destaca que la ruptura de la "mayoría increíble" obtenida por Draghi en el Parlamento hace un año y medio se produce además "en un contexto internacional de muchísima incertidumbre".
Auge de la extrema derecha
Las últimas encuestas muestran que el gran beneficiado de la convocatoria electoral adelantada será precisamente Hermanos de Italia, partido ultraderechista y euro-escéptico. Los sondeos le auguran casi un 23 % del voto el 25 de septiembre, con un 14,4 % para la Liga y un 8,4 % para Forza Italia.
Estas tres fuerzas, de la derecha a la extrema derecha, conforman un bloque que podría formar gobierno. Berlusconi ya ha asegurado que esta alianza "dará credibilidad y estabilidad" al país.
En el espectro más a la izquierda, el progresista Partido Demócrata (PD) ha dado por imposible un acuerdo con el M5S después de lo sucedido, pese a que el sistema electoral premia a las coaliciones. El líder del PD, Enrico Letta, ha afirmado que solo tiene sentido una alianza "con el resto de fuerzas políticas que han estado prestando atención al país en las últimas semanas", en referencia a quienes sí dieron su voto de confianza a Draghi en el Senado.
El PD podría concurrir junto a Italia Viva de Matteo Renzi y la escisión del M5S que lidera el ministro de Exteriores, Luigi di Maio.
Por si fuera poco, la contienda electoral será a cara de perro, porque la tarta que han de repartirse los partidos políticos es más pequeña: la Cámara de Diputados ha reducido sus escaños de 630 a 400, y los del Senado de 315 a 200.
Repercusiones para geopolítica europea
La sustitución del Ejecutivo de Draghi por uno en el que estén los líderes de la Liga y Forza Italia puede tener consecuencias para la posición de Italia en la UE y su postura frente a la guerra de Ucrania.
"Draghi en estos meses ha permitido a Italia recuperar cierta influencia en el ámbito europeo, en un momento muy complicado para el continente", considera Mariangela Paone, que pone como ejemplo el viaje a Kiev junto a los presidentes de Francia y Alemania.
"Pero en los últimos años, Italia, país fundador de la UE, ha sido atravesada por una ola de populismo que ha debilitado el perfil europeo del país. La presencia de Draghi habían reforzado el europeismo, habrá que ver qué pasa ahora", añade la periodista.
"El primer ministro estaba totalmente alineado por la Alianza Atlántica y la Unión Europea. Era un actor muy valioso para la Alianza Atlántica", afirma, por su parte, Matteo Giardello.
El entusiasmo de Draghi al apoyar a Ucrania, sin embargo, no era compartido por todas las fuerzas del Parlamento ni por toda la opinión pública. La negativa del M5S a armar a Kiev ha sido uno de los motivos de desencuentro en el Gobierno, mientras las encuestas muestran que los italianos están divididos por la mitad a la hora de culpar de la guerra a Moscú o a Occidente.
La vuelta al poder de Salvini y Berlusconi puede acarrear un acercamiento de Italia a Rusia. La Liga se hermanó con Rusia Unida, el partido de Vladímir Putin. Al inicio de la guerra, muchos recordaron la imagen de Salvini en Moscú, con una camiseta con la efigie de Putin.
Y Berlusconi es un viejo amigo y aliado del presidente ruso, con el que firmó acuerdos de cooperación económica y energética, como el del gasoducto South Stream, que debía llevar gas ruso a Italia a través del Mar Negro. El proyecto fue abandonado en 2014, pero aun así Italia tiene una alta dependencia del gas ruso (hasta un 40 % de su suministro).
"No creo que Rusia haya jugado un papel en esta crisis, ni que la crisis se deba a la política exterior y al conflicto ruso-ucraniano - explica a Reuters Giovanni Orsina, profesor de Historia en la Universidad Internacional Libre Guido Carli de Roma - Lo que ha entrado en juego son principalmente intereses y cálculos electorales".
“Italia no tiene otra alternativa que ser un miembro leal de la Alianza Atlántica“
No obstante, la marcha de Draghi puede debilitar la posición italiana, concede Orsina, pues Berlusconi y Salvini seguramente serán más "suaves" frente a Putin. "Dicho esto, no veo que Italia tenga otra alternativa que ser un miembro leal de la Alianza Atlántica, y no veo ninguna otra posibilidad para un futuro gobierno de derecha. Podemos esperar que el tono retórico sea, digamos, más blando comparado con el de Draghi, pero no espero grandes cambios en política exterior. No creo que el país tenga espacio de maniobra en eso, quien quiera que gobierne".
Los Hermanos de Italia son uno de los pocos partidos que siempre han estado a favor de enviar armas a Kiev, y Giorgia Meloni se ha apresurado a mostrar su compromiso con Ucrania. "Siempre hemos defendido y apoyado la causa ucraniana - ha declarado en la RAI- no solo porque creemos en ella, sino también porque Italia no puede arriesgarse a ser el eslabón débil en la alianza occidental. Occidente tiene que saber que pueden contar con nosotros, no toleraré ninguna ambigüedad en este punto".
Amenaza para el euro
La caída del hombre que "salvó" el euro en 2012, durante la crisis financiera, se ha producido el mismo día en que el Banco Central Europeo (BCE) abandonaba la política de dinero barato y subía los tipos de interés medio punto para, según sus cálculos, contener la inflación.
Pero la subida de tipos va a encarecer el pago de la deuda, e Italia es el segundo país más endeudado de la eurozona.
"No dejaremos a los especuladores atacar la deuda italiana", ha advertido el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, quien ha reconocido que las turbulencias políticas en Roma suponen una perturbación. "Nunca es una buena noticia para Europa y para la zona euro cuando hay una desestabilización política", ha subrayado.
Al decretar la histórica subida de tipos, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, anunció también un "mecanismo anti-fragmentación", una nueva herramienta financiera que puede ayudar, precisamente, a evitar que las primas de riesgo se disparen.
Dicho mecanismo permite la compra de deuda por parte del BCE si se dan ciertas condiciones, y parece hecho a la medida para Italia, aunque el presidente del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que estuvo presente en la reunión del BCE en Fráncfort, ha asegurado en una entrevista en exclusiva con RTVE que el contexto italiano "no ha tenido ninguna influencia" en su diseño y aprobación.
Presupuestos estatales y ayudas europeas en peligro
Las dificultades económicas que puede acarrear la crisis política no acaban aquí. Para empezar, en Italia, al contrario que en España, los presupuestos del Estado no se pueden prorrogar, por lo que el gobierno que salga de las urnas el 25 de septiembre solo tendrá cuatro meses para aprobarlos, como explica Jordi Barcia, corresponsal de RNE en Roma. Este es el motivo por el que en Italia no se convocan elecciones en otoño desde 1919.
Además, los presupuestos tienen que recibir el visto bueno de Bruselas para entrar en vigor.
Si el Parlamento no consigue aprobar las cuentas para diciembre, el gasto durante 2023 se adjudicará automáticamente, mes a mes, sobre la base de un borrador de presupuesto elaborado por el Tesoro.
También peligran las ayudas europeas para contrarrestar los efectos de la pandemia. Italia debe recibir hasta 2026 más de 200.000 millones de euros de los fondos europeos Next Generation EU, pero para ello debe ejecutar una serie de reformas.
Hasta hora, el Gobierno de Draghi se había asegurado 67.000 millones, pero se deben alcanzar otros 55 objetivos en la segunda mitad de 2022 para acceder al siguiente tramo, de 19.000 millones. Entre esas reformas se encuentran algunas muy polémicas, como liberalizar el servicio de transporte de pasajeros, lo que ha puesto en pie de guerra al sector del taxi y ha causado fricciones entre los socios de la coalición, ahora disuelta.
Otras medidas de estímulo económico preparadas por Draghi pueden acabar en la papelera. Por ejemplo, el Tesoro estaba trabajando en un nuevo paquete de 10.000 millones de ayudas a las familias a hacer frente al aumento del coste de la energía, según fuentes del Ejecutivo citadas por Reuters.