El "precipitado" plan energético preocupa a hosteleros y comerciantes: "Queremos ahorrar, pero no a costa de cerrar"
- El sector terciario lamenta un plan repentino y no consensuado y pide entablar un diálogo social
- Los establecimientos deberán limitar la temperatura mínima del aire acondicionado a los 27 grados a partir del martes
Todavía no se han puesto en marcha, pero ya han quitado el sueño a más de uno. Las nuevas medidas para ahorrar energía aprobadas por el Gobierno preocupan a hosteleros, pequeños comerciantes y empresarios. Temen, dicen, que normas como la temperatura mínima afecten al consumo, ya tocado por la inflación. "Queremos ahorrar, pero no a costa de cerrar", sostiene el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (Ceaje), Fermín Albaladejo.
Para María, que regenta Marieta, un establecimiento textil en Valencia, el plan del Ejecutivo "es un despropósito". Sobre todo el referente a la temperatura del aire acondicionado, que no podrá bajar de los 27 grados. "Con este calor la gente no se va a probar la ropa y, si no se la prueba, está claro que es menos probable que la compren".
"Desde luego, no vienen a ayudar", asegura también a RTVE.es el director de la Confederación de Empresarios de Sevilla, David Alba. Entre otras cosas, el plan del Ejecutivo le parece “precipitado” por su poca adaptación al clima de las diferentes aéreas geográficas. “Es necesario tomar medidas”, reconoce, “pero meditadas y consensuadas” con el sector.
Los 27 grados, una temperatura "insegura" para la hostelería
Desde el próximo martes 9 de agosto y hasta el 1 de noviembre de 2023, tiendas, bares, restaurantes, carnicerías y supermercados, aparte de otros muchos, no podrán bajar el aire acondicionado de los 27 grados. Una temperatura que, de acuerdo al presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, Emilio Gallego, es "peligrosa" para trabajadores como los camareros.
Como recuerda el hostelero, esta profesión se considera un empleo "ligero" según el Real Decreto 486/1997 por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Esto significa que la temperatura de los locales dedicados a ella debe estar comprendida entre los 14 y los 25 grados. "Confort" que busca evitar los golpes de calor, añade.
Ante la contradicción entre el real decreto aprobado por el Gobierno el pasado martes y lo que dicen las normas de prevención de riesgos laborales, las asociaciones confían en que terminarán primando las segundas. "El bien jurídico superior debe ser la salud de los empleados, no el ahorro energético", por lo que esperan también que, en consecuencia, los clientes puedan disfrutar de un par de grados menos de lo establecido por el Ejecutivo. "Necesitan estar cómodos para consumir".
Algunos de los más perjudicados: el sector textil y el comercio de barrio
Otros comercios, sin embargo, podrían ver su facturación más afectada por el mínimo al aire acondicionado. "Sobre todo el sector textil, las pequeñas empresas hoteleras y el comercio de barrio", opina, por su parte, el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Jóvenes Empresarios (Ceaje), Fermín Albaladejo.
Sudar en los probadores, por ejemplo, "puede hacer que los clientes pasen menos tiempo en las tiendas y compren únicamente lo necesario", lo que podría repercutir en una "pérdida de empleo" al tratarse normalmente de negocios familiares o de autónomos con pocos ingresos. No obstante, Albaladejo también se muestra prudente: "Vamos a ver en un par de semanas las cifras y los datos que tenemos y entonces sabremos realmente cuánto ha afectado la medida".
"Todos los clientes se están quejando ya", anticipa ya a RTVE.es María, encargada de una tienda de ropa en Valencia. No puede cuantificarlo, pero tiene claro que el calor muy probablemente le conllevará menores ingresos. Y es que, como pregunta en TVE otra comerciante, "¿a ti te gustaría cambiarte de ropa con 27 grados varias veces?".
Así puede afectar el cierre de puertas y las luces apagadas de los escaparates
Pero a esta medida se le suma también la obligatoriedad de cerrar la puerta de los establecimientos que, aparte, deberán contar con un mecanismo automático instalado antes del final del mes de septiembre. Para el sector servicios, se trata de normas que pueden llegar a ser perjudiciales.
"Una puerta cerrada no invita a comprar y hace que entre menos gente a los comercios, lo sabemos perfectamente", detalla el director de la Confederación de Empresarios de Sevilla, David Alba. Opinan en esta línea tanto María como los hosteleros, quienes denuncian, además, el gran gasto que supondría adaptar el funcionamiento de las puertas de los establecimientos al nuevo plan.
“Las empresas hoy son más pobres“
Según Albaladejo, poner cierres automáticos va a ser "un esfuerzo económico aún mayor" para un sector que todavía "está recuperándose de la pandemia". Actualmente, asegura, se enfrenta a un coste energético un 30 o 40% mayor que hace un año. "Las empresas hoy son más pobres" y el nuevo decreto podría ser la gota que colma el vaso, "lo que faltaba".
Por otro lado, una norma mucho menos criticada es la de apagar las luces de los escaparates a las 22:00 horas. Rosa, por su parte, lo hace en su lencería desde que la abrió, hará tres décadas. Costumbre también de la comerciante valenciana: "Al ser un pequeño negocio, cerramos a las siete". Sin embargo, reconoce igualmente que la medida no gusta del todo a los vecinos. "Es una calle poco iluminada, y apagar las fachadas da inseguridad", explica.
"Queremos ser sostenibles, pero hay que sentarse a negociar"
El nuevo plan de ahorro energético necesita mejorar, coinciden los comerciantes y hosteleros entrevistados por RTVE.es. Sobre todo, porque no ha contado "para nada" con el sector al que afectan varias de las medidas. "Estamos a favor del ahorro energético, pero las formas no han sido las correctas", denuncia el presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, Emilio Gallego.
"Queremos ser sostenibles y ahorrar, pero no a costa de cerrar una empresa", añade también Albaladejo, por eso, "hay que sentarse a negociar". "Esa es nuestra principal demanda", entablar un diálogo social con todos los comercios y negocios para crear un "plan estratégico viable" que logre dicho objetivo. "No es un buen momento para ahogar a las empresas".
Además, las medidas de ahorro afectan a todas las comunidades por igual, como recuerdan tanto Gallego como el hostelero sevillano Alba. "Y no son realistas", explica el primero, pues los termómetros difieren considerablemente entre Galicia y Andalucía, por ejemplo. Otra razón más que hace indispensable un acuerdo entre el sector terciario y el Ejecutivo, aseguran. De no ser así, las normas "van a crear un grave perjuicio a la sociedad", concluye el sevillano.