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Sequía e inflación, la tormenta perfecta que golpea al sector agrario: "Habrá menos alimentos y serán más caros"

  • Agricultores y ganaderos se enfrentan a un "cúmulo de problemas" que ha acentuado la sequía extrema
  • Piden ayudas a largo plazo e investigación para afrontar pérdidas en algunos cultivos de entre el 20 y el 40%

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Un tractor siembra trigo en una imagen de archivo
Un tractor siembra trigo en una imagen de archivo

Sienten incertidumbre y miedo, pero, sobre todo, “desesperación”. Agricultores y ganaderos se enfrentan a una de las sequías más graves de la última década. Las reservas de agua a finales de julio ya eran un 33% menores que hace 10 años, y sigue sin llover. Pero esto solo es la gota que ha colmado el vaso de "un cúmulo de problemas", advierte el portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Diego Juste. La inflación, dice, ha dejado muy tocado al sector agrario.

Ahora, con la sequía, los precios podrían aumentar incluso más. "Al haber menos producción, habrá menos alimentos y serán más caros", opina el cerealista y presidente de la Cámara Agraria Provincial de Zamora José Roales. A riesgo de parecer "demagógico", confiesa que le asusta que llegue un momento en el que muchas personas ya no puedan comprar las cosas más básicas. "Algún día ya no podremos permitirnos ni una barra de pan ni un litro de leche", lamenta.

Roales calcula que este 2022 ha cosechado un 70% menos "que en un año normal". Asegura que está vendiendo "a pérdidas" por el alto precio de la siembra y que, si esto continúa, tendría que cerrar. Una decisión a la que ya se están enfrentando también ganaderos, cuyos animales no pueden pastar en los campos secos, y que hará subir aún más las etiquetas de los alimentos.

Así es la "tormenta perfecta" que está hundiendo a agricultores y ganaderos

Últimamente, los problemas para el sector agrario se suceden sin pausa. A las cosechas cada vez menores por el cambio climático y al cada vez más alto coste de las semillas se le ha sumado hace unos meses la guerra en Ucrania. "Llevamos un año advirtiendo de que venía una tormenta perfecta", recuerda el portavoz de UPA, pero el bloqueo de cereales por el conflicto armado, la subida de los combustibles, la inflación y la fuerte sequía han dinamitado la precaria situación.

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La guerra en Ucrania, por ejemplo, ha propiciado que el Índice de Precios al Consumo (IPC) dispare su tasa interanual hasta situarse en el 10,8%, por el alza de alimentos y bebidas y de la electricidad, fuente de energía que necesitan muchos campos para regar. Con ellos, además, aumentaron los costes de cereales, piensos y fertilizantes por las sanciones internacionales a Rusia.

Los abonos minerales han subido un 60% o un 70%

Por su parte, el precio de los combustibles se incrementó coincidiendo con la invasión a finales de febrero y todavía se mantienen en niveles de récord histórico pese a su reciente descenso. El gasoil agrícola ha llegado a triplicarse en un año, asegura a RTVE.es José Roales, y "los abonos minerales para producir alimentos han subido un 60 o un 70%".

Ahora, la falta de lluvias, que se sitúa en el 26% por debajo de los valores normales, ha llevado a cortar el suministro de agua en cientos de municipios en regiones como Cataluña y Galicia. Restricciones que afectan igualmente a la agricultura y, en consecuencia, al ganado, que debe comer casi exclusivamente piensos con precios desorbitados.

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Cereales, olivos, girasoles y maíz: algunos de los cultivos más afectados

En cuanto a la sequía, los agricultores de secano, que usan solo el agua de lluvia, son los que registran las mayores pérdidas. Uno de los cultivos estrella de este tipo de agricultura son los cereales que, por ende, son también unos de los más afectados por el intenso calor. En particular, los profesionales entrevistados pronostican un descenso en su cosecha desde un 20 a un 40%, según el área geográfica. "En Zamora se calcula que podríamos llegar al 70%", apostilla José Roales.

Asimismo, la campaña de recogida de la aceituna podría verse enturbiada, pues los agricultores ya predicen una caída importante. En Andalucía, el presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Aceituna Manzanilla-Gordal, José Luis Oropesa, ha avisado en TVE que el precio subirá un 50% y que esto repercutirá también en el mercado de trabajo, pues se necesitará menos mano de obra.

Cultivos de regadío como los girasoles y el maíz es posible que vean cortado su suministro de agua en las próximas semanas si la sequía continúa, advierten los expertos. Muchos agricultores se habían animado a plantarlos en primavera, que trajo "buenas expectativas de lluvia", recuerda Fatás, que finalmente no se han cumplido. "Se espera un año muy complicado de cara a la próxima siembra y seguramente bastantes explotaciones tengan problemas de liquidez", lamenta.

El sector agrario avisa que nuestra dieta podría cambiar

Todo esto ha hecho que aumente el coste de los alimentos, pero agricultores y ganaderos denuncian que la Ley de Cadena Alimentaria por la que ningún profesional debe recibir menos de lo que le cuesta producir no se cumple y se ha llegado ya a un límite peligroso. "Es insostenible", afirma Roales. A los ganaderos, por ejemplo, la falta de pastos por la ausencia de lluvias le ha obligado a aumentar la compra de cereales, un producto que actualmente es más caro que hace un año.

La inflación lleva a consumir alimentos de menor calidad

Ahora, dice el ganadero de Buenache de la Sierra Vicente Cajarreal, los piensos han incrementado su precio entre un 30 y un 40%. Situación que afecta al precio de la carne y los lácteos, pero no se compensa "con lo que luego valen nuestros productos", lamenta en TVE. "Muchos se están planteando quitar cabezas y cerrar explotaciones". Es más, el presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato, avisa que "ya se está sacrificando ganado", también por la necesidad de agua para los animales.

Y a menos producción, también habrá menos comida: no llegará al desabastecimiento, pero sí será más cara. Nuestra dieta, de hecho, podría cambiar. "Ya no dejaremos de consumir solo productos caros como la carne", también podríamos tener mayor dificultad para comprar legumbres, verduras y frutas, añade el agricultor y miembro de la Comisión Ejecutiva de UAGA-COAG, Javier Fatás. La ausencia de lluvias y el calor han afectado a la maduración de los frutos y las pérdidas probablemente sean generalizadas.

Agricultores y ganaderos piden ayuda para resistir: "Somos necesarios"

Para el portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Diego Juste, el trabajo del sector agrario "es más necesario que nunca". Por eso, dice, "tenemos que resistir", pero no pueden hacerlo por ellos mismos. "Las administraciones públicas deben proteger a los agricultores y a los ganaderos para conseguir que nadie se quede atrás", reclama.

El sector del campo pide medidas para combatir la sequía y que se cumpla la Ley de Cadena Alimentaria.

En esta línea, Pedro Barato explica en TVE que la Ley de la Cadena Alimentaria podría paliar muchos problemas del sector si se cumpliese y se estableciesen inspecciones con el ánimo de vigilar que se pague, como mínimo, lo que cuesta producir. Asimismo, denuncia la importancia de que el Ministerio de Agricultura convoque "cuanto antes" la Mesa de la Sequía y ofrezca ayudas "a largo plazo, no para dos o tres meses".

Adaptarse al cambio climático también es importante, recuerda Juste. Crear estrategias para un riego más eficiente y promover proyectos para buscar semillas más acordes a las nuevas condiciones y ofrecerlas a los agricultores son algunas de las formas en las que se podría beneficiar al sector. Al fin y al cabo, "se trata de repensar las políticas agrarias, potenciar el sector primario y no ponerle palos en la rueda", concluye.