Profesoras afganas desafían a los talibanes en escuelas clandestinas
- Los colegios están cerrados para las niñas mayores de 13 años por orden del régimen
- Las mujeres siguen denunciando la represión del régimen fundamentalista contra ellas en manifestaciones que son dispersadas
Un hijab negro largo y una mascarilla es el atuendo que deben usar las profesoras afganas para impartir clase en las escuelas. Es el día a día de las profesoras afganas que reconocen que a veces les cuesta incluso respirar y no pueden beber agua durante la lección.
"Tenemos que usar un hijab negro largo y una mascarilla. Trabajando así es muy difícil respirar, no podemos beber agua ni siquiera mientras damos clase", señala Mahjoba Habibi, profesora afgana, al Telediario de TVE.
Ahora los talibanes, agrega Mahjoba, controlan las entradas de las escuelas. "Los colegios están cerrados para las niñas mayores de 13 años que pasan de sexto curso", indica. Por ello, en algunas zonas poco controladas se organizan escuelas clandestinas.
Escuelas clandestinas
La represión ha ido aumentando conforme pasaban los meses para las profesoras y también para las estudiantes. Por eso, profesoras en zonas rurales, menos vigiladas, se juegan la vida organizando clases clandestinas para ellas. Algo que en Kabul es imposible por la fuerte presencia talibán en las calles. "Temo que cualquier día los talibanes entren en la escuela y vayan a por nosotras", sostiene Mahjoba.
En las últimas semanas, ha dejado de ir a trabajar y asegura que participar en protestas como la de mujeres en Kabul la convierten en objetivo de los talibanes.
Sin embargo, pese al miedo, dice que seguirán denunciando la represión del régimen fundamentalista contra las mujeres y no pararán hasta que recuperen la libertad que se merecen.
La toma de poder talibán en Afganistán en agosto de 2021 asombro al mundo. También a Estados Unidos, que desde Washington creían que el gobierno democrático resistiría meses. Pero no aguantó ni dos semanas.
La economía afgana, que dependía en un 70% de la ayuda internacional, se ha hundido. Los precios de los alimentos y el combustible son hoy un 50% más altos que hace un año. Y solo una de cada 20 familias tienen lo suficiente para comer, según las ONG, que advierten del aumento de la malnutrición infantil.