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La impotencia de los evacuados por el incendio de Bejís: "No podemos hacer nada, esto es triste a morir"

  • El fuego ha quemado cerca de 9.900 hectáreas y ha obligado a la evacuación de cerca de 2.000 personas de cuatro municipios
  • En Vall d'Ebo luchan también contra las llamas, que han destruido 11.500 hectáreas
  • Aunque hay albergues provisionales, la mayoría de los desalojados ha optado por marcharse a casa de familiares

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El humo del incendio cubre el cielo cerca de Bejís
El humo del incendio cubre el cielo cerca de Bejís

Grandes columnas de humo tapan el cielo de Bejís desde el lunes, cuando una tormenta seca desató el incendio. Este municipio de Castellón ha visto en apenas dos días como las llamas han devorado con rapidez sus montes y les ha obligado a dejar atrás todo. "Lo agotador es no saber qué te vas a encontrar", confiesan los vecinos.

Según cálculos provisionales, el incendio de Bejís ha quemado alrededor de 9.900 hectáreas, ha obligado a la evacuación de cerca de 2.000 personas de cuatro municipios y al confinamiento de un quinto. Nerviosos y agotados, los miles de afectados que han tenido que abandonar sus casas por el fuego están a la espera de recibir buenas noticias que les permitan regresar.

"Llevamos tres días sin dormir, pero hoy hemos podido ir a ver los campos y las abejas se han salvado", cuenta uno de los vecinos en RNE.

Algunos estaban ya preparados para lo que pudiera pasar, y no se equivocaron. Desde que se declaró el incendio, ha ido creciendo y aumentando su perímetro hasta alcanzar los 50 kilómetros. "Ha sido muy caótico todo, pero ya estábamos preparados porque veíamos venir la cosa", dice otro de los afectados en el Telediario.

Sin embargo, muchos explican que ante la urgencia han tenido que irse casi con las manos vacías. "Nos dijeron que nos preparásemos y a los 10 minutos hemos tenido que evacuar con lo puesto", lamenta otro residente. "Me he quedado con lo que tengo ahora mismo", comparte también uno de sus vecinos. "Recogimos lo que pudimos", añade otro más.

En Alicante, los municipios cercanos a Vall d'Ebo viven una situación similar. Allí un incendio, el peor en lo que va de verano en toda la comunidad, lleva desde el sábado quemando 11.500 hectáreas y provocando el desalojo de cinco pueblos y numerosas construcciones, aunque la lluvia caída durante la tarde de este miércoles ha dado una tregua y ha permitido que la situación haya mejorado.

"Lo hemos vivido con impotencia brutal, con el corazón en un puño, es que un incendio de esta envergadura no lo había visto nunca", narra Xim Canet, quien ha tenido que irse de la localidad de Benimassot junto a su familia. Todos ellos se prepararon con anterioridad: "Veíamos que el fuego estaba desbocado".

"Cuando vengamos se habrá quemado toda la naturaleza"

A las pérdidas personales se suma también el daño ecológico y sentimental. "Lo triste es que cuando vengamos se habrá quemado toda la naturaleza. No podemos hacer nada, esto es triste a morir", cuenta con la voz quebrada una mujer en Radio Nacional.

Un total de 50 medios aéreos y 400 efectivos desde tierra trabajan en la extinción de ambos fuegos y cuatro comunidades autónomas apoyan a la Comunidad Valenciana en las tareas de extinción con el envío de equipos profesionales.

El incendio en Castellón, que presenta dos focos más virulentos, en la zona del Ragudo y en la de Sacañet, y que amenaza con llegar a la Sierra de Espadán y a la Calderona. "Hace 10 años tuvimos un incendio similar. Ya empiezo a dudar de si este es más duro, pero en el anterior se quemó el 70% del término de Teresa y ahora creo que lo superaremos", cuenta el alcalde de este municipio, Ernesto Pérez, en una entrevista en el canal 24 horas.

Pérez señala que en la zona continúan apareciendo focos nuevos y que los cambios de dirección del viento dificultan las labores de extinción, poniendo además en peligro la vida de los bomberos. "El problema de la zona es que el terreno es escarpado: tenemos monte y río, no tenemos zonas llanas, el fuego es difícil de contener", explica.

"Vivimos en una zona que geográficamente es complicada, con valles muy pequeños y estrechos, con barrancos", cuenta también Canet. Y señala que esta situación se veía venir "desde hace tiempo" a causa de la despoblación. "Si ya teníamos despoblación, con los pocos recursos que teníamos, ahora nos encontramos con un panorama desolador, está todo quemado", corrobora el alcalde de Vall de Alcalá, Pablo Martínez, en declaraciones a Europa Press.

La Cruz Roja recibe a los desalojados del camping de Viver

Aunque hay albergues provisionales a disposición de todos, la mayoría de los desalojados ha optado por marcharse a otros puntos de la comarca o la provincia a casa de familiares y amigos que podían acogerles. "Nos han llevado al municipio de al lado, Balones, y allí nos han acogido magníficamente", explica Canet, que se muestra agradecido con los vecinos, que incluso han prestado sus casas vacías o le han llevado juguetes a los niños.

En el caso de Castellón, Pablo Sendra, portavoz de Cruz Roja, cuenta que, al ser zona de veraneo, en los albergues principalmente hay gente del camping de Viver que está "a la espera de poder recuperar sus cosas", aunque hay también algunos residentes más jóvenes "que no tienen familia como tal en la zona". En cuanto a las personas dependientes, han sido trasladadas a residencias para que estén mejor atendidas.

En total, la Cruz Roja cuenta en estos momentos con cinco albergues provisionales en toda la Comunidad Valenciana repartidos entre los municipios de Viver, Alcublas, Segorbe, Muro de Alcoy y Pego. Según el último balance, de las 398 plazas disponibles, están ocupadas en estos momentos 122.