El 'Ecce Homo' cumple 10 años: el error de restauración que alcanzó la fama mundial
- Con 91 años, a su autora Cecilia Giménez todavía le cuesta entender la fama alcanzada
- Debido al turismo, el santuario cada año recauda 45.000 euros que van destinados a financiar el trabajo de las guías
En el sector de la restauración no siempre se llega a alcanzar el objetivo esperado. Aun así, algunos trabajos debido a sus defectos han conseguido un reconocimiento por parte de la sociedad. Es el caso del famoso Ecce Homo de Borja, situado en el santuario de Misericordia de Borja, en Zaragoza, que cumple 10 años desde su restauración.
La pintura mural apareció en medios de comunicación de todo el mundo, se convirtió en el disfraz más buscado e inundó las redes sociales de parodias, y ahora el pueblo recibe miles de turistas.
Lo que en su principio fue considerado como una restauración fallida se fue transformando en un fenómeno social que ha llegado a ganarse la fama internacional. A día de hoy su autora Cecilia Giménez, pintora aficionada, todavía trata de entender el alcance de su error.
"No sé lo que ha podido ser, pero que ha sido mundialmente conocido, eso sí", indica Giménez en una entrevista del Telediario de TVE.
Con sus pinceles provocó una auténtica revolución, Giménez solía restaurar pequeñas pinturas del Santuario de la Misericordia de Borja, donde se encontraba la obra de Elías García, un Ecce Homo muy deteriorado por la humedad. "Lo veía sin cara y todo estropeado, pensaba cómo pueden tener esto así, y dije, voy a hacer uno", comenta.
El error convertido en una visita obligada para el turismo
Alrededor de 300.000 turistas han visitado el santuario, al que para acceder y poder ver la pintura hay que pagar una entrada de tres euros. De este fallo artístico han sabido sacar provecho, ya que cada año recaudan 45.000 euros.
"El beneficio de esa entrada se dirige íntegramente para financiar los dos puestos de trabajo de las dos guías que tenemos en la iglesia", explica a TVE Eduardo Arilla, alcalde de Borja.
No obstante, para la autora no ha sido fácil superar haber "estropeado" la pintura mural, pero con el tiempo se ha sentido orgullosa. "Me quedo con la alegría de haber sido querida", afirma. A sus 91 años, Cecilia Giménez todavía recibe cartas de seguidores interesados por esta pintura mural que sigue dando la vuelta al mundo.
Más restauraciones con polémica
El Ecce Homo de Borja no ha sido el único error cometido en el patrimonio artístico. Otras obras han seguido sus pasos e incluso algunas guardan un cierto parecido.
Uno de los casos con más controversia fue la imagen de San Jorge de la parroquia de San Miguel de Estella-Lizarra. En 2018 fue repintada y tuvo un resultado de muy mala calidad, al que después profesionales de la sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Servicio de Patrimonio Histórico de Navarra realizaron una minuciosa labor para conseguir recuperar la imagen original.
Una de las "restauraciones" que provocó mucha sorpresa fue el descubrimiento de una figura escultórica en una fachada de una céntrica calle de Palencia. En este caso, el valor artístico de la obra dañada era escaso, ya que ni siquiera estaba catalogada. Se trata de un relieve escultórico con un siglo de antigüedad que corona una de las torres del edificio, en el número 9 de la principal rúa palentina, a unos veinte metros de altura. La figura se encuentra con un rostro deformado con ojos muy separados y una boca de trazos infantiles.
Una vecina del pequeño pueblo de Rañadoiro, en el concejo asturiano de Tineo, pintó "a lo Ecce Homo" tres tallas de madera de los siglos XV y XVI que se encuentran en la ermita del lugar. Se trata de tres figuras, una de la Virgen con el Niño y Santa Ana, otra de San Pedro, y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Estas dos últimas figuras fueron policromadas con colores muy vivos, como el fucsia o el verde.
Una reproducción del cuadro de una de las famosas Inmaculadas de Murillo en Valencia de un coleccionista particular también sufrió las consecuencias catastróficas de una reparación inadecuada. Un restaurador de muebles fue el encargado de "arreglar" el rostro de la Inmaculada, que durante las dos intervenciones obtuvo resultados desastrosos, y uno de ellos con una gran similitud al Ecce Homo de Borja.