'El sitio de Viena', el enfrentamiento entre Carlos V y Suleimán el Magnífico
- El guionista Santiaguete y el dibujante Joan Bor recrean este interesante episodio histórico en viñetas
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Tras conquistar los Cárpatos y dominar Budapest, el ejército otomano de Suleimán el Magnífico (1494-1556), formado por 150.000 jenízaros, llegó a las murallas de Viena el 27 de septiembre de 1529, una ciudad con la que podría dominar las rutas comerciales desde el Danubio hasta el Mar Negro. El archiduque Fernando I (1503-1564), hijo de Felipe el Hermoso y Juana I de Castilla, y hermano de Carlos V, tuvo que defender Viena con solo 17.000 lansquenetes y 700 arcabuceros castellanos. Un fascinante episodio histórico que el guionista Santiaguete Calderón y el dibujante Joan Bor recrean en El sitio de Viena (Cascaborra ediciones).
Preguntamos a Santiaguete por qué es tan importante este primer sitio de Viena para las relaciones de poder entre oriente y occidente. “No nos engañemos, el sitio de Viena que es importante es el segundo, que es donde se inventan los cruasanes (que se crearon con forma de media luna como una mofa a los turcos). De hecho, si vas a Viena, encontrarás super poca información del primer sitio de Viena, porque ellos mismos lo tienen medio olvidado (te lo digo por experiencia) El primero, simplemente es un conflicto de expansionismo. De un lado Suleimán el Magnífico y su sultanato, que durará 100 años, está on Fire, expandiéndose tanto hacia oriente como hacia occidente. Le acaba de salir muy bien una jugada que le ha permitido conquistar los Cárpatos y tiene un pedazo de ejército inmenso movilizado en esa zona, lo lógico es seguir expandiéndose”.
“Por otro lado tenemos a Carlos I (V de Alemania) –añade el guionista-, con lo que aquí llamamos imperio español, pero en el resto del mundo llaman Sacro imperio romano en un punto culminante de una política de herencias y matrimonios concertados que está llegando a un punto donde el territorio Habsburgo es inmenso y como en todo imperio, perder territorios es el inicio del declive. Carlos I no tiene tropas en Viena porque está liado en otros frentes al sur. Está su hermano el archiduque cubriendo las espaldas en esa zona y en cuanto ven lo que se les avecina han de contratar a 17.000 lansquenetes, que se dice pronto, para tener posibilidades ante el gigantesco ejército de Suleimán”.
“Valorando estos datos –concluye el guionista-, yo diría que pasó lo que tenía que pasar cuando dos grandes monarcas expansionistas confluyen en un lugar. Realmente creo que la obsesión de los turcos con Viena viene precisamente por esta derrota. Siempre deseamos aquello que no pudimos conseguir”.
¿Cómo vencieron a un enemigo tan superior?
Pero… ¿Cómo fue posible que vencieran a un enemigo tan superior? “A los Jenízaros los venció el frío y el desgaste de campaña, ya llegaron a Viena más mermados de lo que pretendían y un invierno que se avanzó les dejó en una muy mala posición”.
Preguntamos al dibujante Joan Bor cómo cree que era esa frontera ficticia entre oriente y occidente: “Las diferencias entre oriente y occidente probablemente eran pocas. Todas las culturas tienen nexos en común, con fines comunes y muchas similitudes entre ellas. Ambos territorios estaban dispuestos a todo por imponer su doctrina al resto de culturas”.
“La época en la que transcurre la historia que contamos en el cómic –continúa el dibujante-, el cristianismo se había escindido en el catolicismo de Roma y el protestantismo de Lutero, dos ramas de un mismo tronco que ahora debían luchar juntas contra el pujante Islam que, venía decidido a conquistar Europa”.
“El imperio Otomano, al igual que el Islam, había crecido considerablemente y no dejaba de expandirse -añade Joan-. Las victorias otomanas alertaron a Europa occidental quien ahora sería el principal objetivo de los turcos. Fijaron como punto de mira la capital Austríaca, la conquista de Viena sería un objetivo estratégico para el Imperio Otomano, ya que los turcos creían que controlando Viena, podrían dominar Europa. Desde occidente se veía a los turcos como enemigos del cristianismo, servidores del mismísimo diablo que, por la gracia del sultán Suleimán habían declarado la guerra santa, y pretendían derrocar el reino de Cristo”.
Lansquenetes y arcabuceros vs. jenízaros
Preguntamos a Santiaguete qué papel jugaron esos 700 arcabuceros españoles enviados por la reina viuda María de Hungría, hermana de Fernando y Carlos. “El papel de los arcabuceros es un tema escabroso del que hablar –asegura-. Aquí hemos de entrar en el terreno de la documentación histórica y lo poco objetiva que suele ser, sobretodo en nuestro país donde hay una tendencia generalizada de llevar los hechos al terreno del interlocutor y utilizar hechos para justificar opiniones sociopolíticas preconcebidas en vez de usarlos como datos objetivos en los que construir opiniones nuevas”.
“Tras verificar que la mayoría de lo escrito en castellano proviene de fuentes cercanas al ABC y ese sector político, vi claro que tenía que documentarme en otros idiomas como el inglés y el alemán (bendito google traductor) y bueno, en la información en castellano fueron los héroes del conflicto, pero en la información en otros idiomas planteaban cosas diferentes, hasta el punto de que realmente ni habían participado en el evento marchándose a Wiener Neustadt junto al Archiduque (tiene cierta lógica, eran su guardia personal) por lo que ante la variedad de Datos que aseguran ser la única verdad, hay que escoger. Mi opción personal en estos casos es quedarme en el punto intermedio, el que más le convenga al relato que estoy explicando. En el relato explico unos hechos, pero hablando del papel que realmente desempeñaron esas tropas, solo sé que no se nada”.
En cuanto a Los Lansquenetes, Santiaguete nos comenta: “Eran una ropa muy curiosa; a mí me gusta decir que eran los Latin Kings del S.XV. , Mercenarios implicados en las campañas más cruentas, con poca esperanza de vida. Cobraban caro y vivían al día, forrados de sedas, joyas y lujos. Aparte, eran la máxima expresión del mal gusto en su época, provocando a la gente con coquilleras exageradas y actitudes soeces. solo les faltaba cantar Rap, soy muy fan”.
Sobre los jenízaros, los famosos soldados otomanos, Santiaquete asegura: “También eran muy curiosos. Eran una tropa de Elite formada en lo que hoy llamaríamos operaciones especiales, pero lo más fuerte de todo era su procedencia. En las provincias conquistadas del imperio otomano había una ley que permitía a los funcionarios coger a un niño pequeño de cada 40 casas y "requisarlo". Ese niño cortaría todo lazo con su familia y sería llevado a Estambul. Allí se le daría un nombre musulmán y se le internaría en la escuela militar de los Jenízaros, haciendo unos 10-15 años de formación especializada antes de comenzar a ser soldado. Eran gente muy culta y con muchos conocimientos. Auténticas máquinas de matar”.
Los protagonistas
Como suele ser habitual en esta colección histórica de Cascaborra, el cómic mezcla personajes históricos con otros ficticios. Y en este caso, los protagonistas principales son tres: “Tallarín, el Capitán de Ávalos y Kamal –enumera Santiaguete-. Estos 3 personajes son aspectos de la vida personificados en las inmediaciones de ese campo de batalla”.
“Tallarín ejemplifica la pérdida de la inocencia –añade-. Es el niño soldado, el desubicado, el que lo tiene todo por descubrir y no le gusta nada de lo que descubre. Es un personaje que apela a algo que todos llevamos dentro, una especie de versión sórdida y soez de Peter Pan sin polvo de hadas, ni ningún otro vehículo para llegar a Nunca jamás; por lo que le toca joderse y quedarse en una Viena asediada”.
“El capitán de Ävalos ejemplifica la Soberbia –añade el guionista-. Es un personaje histórico real y se la liará muy parda a los aborígenes americanos en el futuro, pero en el tiempo en que transcurre la obra, es un joven recién ascendido, un soldado que representa los valores del ejército Castellano. Tiene un mundo que comerse y lo va a morder bien fuerte, caiga quien caiga. Precisamente es la antítesis del Tallarín, al que tiene totalmente cruzado”.
“Kamal es un personaje que representa el miedo a lo desconocido, la figura del Extranjero –concluye Santiaguete-. Es un Jenízaro, lo más temible del ejército enemigo y desde el principio demuestra que es más listo que el hambre. que es alguien peligroso que puede acabar contigo sin que te des cuenta. Pero al pasar la obra, nos pasa lo mismo que cuando conoces a un desconocido, cae el mito y sale a relucir la persona, con sus luces y sus sombras”.
Preguntamos a Joan Bor cómo se ha enfrentado a los grandes personajes históricos del cómic, como Suleimán y Fernando: “En un principio, a mí me llega el relato totalmente escrito y acabado. Mi labor es transcribir todas esas palabras que conforman el guion a viñetas. Y esa es una de las partes más complicadas de mi trabajo, ya que una palabra en el guion, tan simple como ‘sultán’, requiere de una búsqueda previa de información, para que yo pueda hacerme una idea de, no solo como vestiría y como sería físicamente un sultán de esa época, sino también debo deducir qué carácter tendría, para dotar de vida al personaje”.
“Nosotros no somos historiadores –añade el dibujante-, así que preferimos centrarnos en que todo lo que salga en el cómic sea verosímil a nivel histórico, para que el lector no tenga la sensación de leer algo con gazapos, o que no se corresponda con la realidad y le saque de la historia constantemente”.
“También es interesante -concluye Joan-, dejar que la misma historia, a medida que se va dibujando, tome vida como entidad propia, y nos dé respuesta a esos detalles que, de otra forma, sería imposible que pudiéramos saber sin documentación previa”.
Una estupenda documentación
Preguntamos a Santiaguete si ha sido complicado separar la historia de la leyenda. “Pues ha sido todo un proceso –confiesa-. Lo primero fue ir allí, a Viena, durante la pandemia, colarme unos días en el piso de unos amigos y comenzar a investigar in situ y hacer contactos con gente de museos, guías, etc... De hecho, es la parte más agradable del proceso de investigación, la parte en la que eres un intrépido viajero y te pasan aventuras. Después ya viene el profundizar y matizar. Yo era mucho de investigación de biblioteca, pero acabé descubriendo que tenían muchas más cosas en los archivos digitales gratuitos de universidades como la de Toronto que en las bibliotecas de por aquí (es muy triste que haya más información sobre la guerra entre Cadells y Nyerros en la universidad de Toronto que en la Biblioteca Nacional de Catalunya)”.
“Después –continúa-, descubrí una página que está vetada en España pero se puede entrar vía DNS que es Library Genesis una especie de archivo digitalizado donde están casi todos los libros, ensayos y tesis publicados en digital y te los descargas con un click. Eso es una maravilla, poder acceder a cualquier documento técnico que haya escrito cualquiera, en cualquier universidad del primer mundo. Te da un montón de fuentes al instante. Después te toca a ti separar la paja del grano. que no es tarea fácil. pero Prefiero mil veces tener que seleccionar entre muchas opciones que tener que ceñirme a información sesgada o escasa”.
Preguntamos a Joan Bor cómo se ha documentado para la parte gráfica, y si ha usado, libros, películas… “Un poco de todo. En mi caso he utilizado de referencia desde una serie turca, que relata los distintos asedios del ejército turco, hasta grabados que se conservan de la época. Pero muchos datos han sido difíciles de encontrar dado lo poco conocido que es este primer asedio a Viena”.
“En muchos casos nos hemos encontrado con datos contradictorios o erróneos de diferentes fuentes –añade el dibujante-. Y al final decides utilizar el sentido común y tomar ciertas decisiones para que todo tenga una cierta coherencia dentro de la historia. Rara vez se da el caso, pero es importante resaltar que Santi, el guionista, haya podido viajar a Viena antes de escribir el relato para empaparse e investigar, preguntar y, sobretodo, documentarse de primera mano en el lugar de los acontecimientos quinientos años después”.
Dibujando ‘El sitio de Viena’
Santiaguete y Joan Bor ya habían colaborado antes en otro cómic histórico ambientado en la Guerra Civil, 1937. Los sucesos de mayo (Carmona en viñetas). Preguntamos a Joan qué ha sido lo más complicado de El sitio de Viena: “Para mí ha sido todo un reto. La primera vez que leí el guion, en mi cabeza sonaban palabras como lansquenete, arcabucero, piquete, wagon, jenízaro… términos que no entendía en absoluto. Por eso, el primer paso, fue familiarizarme con todos esos conceptos y entenderlos”.
“Aparte –continúa-, todos los relatos de temática histórica son muy complicados de dibujar, por distintos motivos. En primer lugar, si dibujas una historia que transcurre en una época contemporánea, y necesitas saber cómo es un coche, puedes bajar a la calle y sacar unas fotos o incluso tomar apuntes del natural. Pero si lo que necesitas saber es como era un carro de los turcos en 1529, por mucho que te documentes o busques por internet nunca tendrás la certeza de estar en lo cierto, así que debes buscar en distintas fuentes y hacer tu propia versión del carro, basándote en lo que has indagado. Y así con casi todo”.
“Por otro lado –añade Joan-, cuanto más lejana en el tiempo o más desconocida sea la época en la que transcurre la historia, menos información dispones para poder documentarte. y como decía anteriormente, deberás hacer tu propia versión de las cosas. Pero si por lo contrario te toca una época más cercana y con mucha información disponible, tampoco es tarea fácil, ya que debes estar muy seguro de lo que dibujas, porque cualquier error está a la vista de todo el mundo, y eso en un cómic, que es tan visual, es algo terrible, ya que, si eso sucede, la obra pierde valor a los ojos del lector”.
El color también tiene una gran importancia en este cómic. “El color o la ausencia de él, siempre juega un papel importante en cualquier tebeo –asegura Joan-. Es una herramienta más de la que disponemos. En un primer momento queríamos basar el color en el arte austriaco clásico, pero se hacía muy farragoso y aportaba poco o nada a la obra”.
“Así que decidimos utilizar el color, sobretodo, para explicar en qué período del año transcurre el asedio. Ya que es un punto muy importante para el desarrollo de la historia. De esta forma narramos el paso del otoño al frío del invierno. Algo que impacta mucho visualmente es ver a un jinete turco montando un camello por la nieve. Tanto es así que lo quisimos enfatizar llevándolo a la portada del libro, para que, al lector, cuando lo viera expuesto en alguna librería, le picara la curiosidad de abrirlo y ojearlo”.
¿Qué habría pasado si hubieran vencido los turcos?
Preguntamos a Santiaguete qué cree que habría pasado si hubieran vencido los turcos: “Que los vieneses hubiesen cambiado sus hábitos de higiene durante unos años. Realmente no soy muy amigo de ese tipo de dramatismo histórico. No creo que las cosas hubiesen cambiado mucho, si el expansionismo otomano no se hubiese frenado en Viena, se hubiese frenado en otro lugar más al Oeste y los imperios van y vienen. No creo que a día de hoy Viena fuese muy diferente, más allá de alguna iglesia menos y alguna mezquita más. En el imperio Habsburgo sí que podría haber cambiado un poco más la cosa, teniendo que destinar más tropas a ese frente y quizás pudiendo permitirse menos frentes de batalla futuros, pero vamos, ningún cambio que hubiese sido relevante a 200 años vista”.
En cuanto a sus proyectos, Santiaguete nos comenta: “Pues con Joan estamos ahí a ver si se nos abren las puertas de Francia, porque hemos visto que tras 2 años de dejarnos los cuernos en una obra como esta, en este país no hay manera de rentabilizar algo así. Hay camioneros que cobran al mes más dinero que el que me puedo llevar yo por este proceso creativo de 2 años”.
“Para que un cómic te salga mínimamente rentable en este mercado deberías hacerlo en 2 meses. Hay mucho autor local que ha tomado ese camino, no es mi estilo. Me gusta darle mimo y cariño a las obras que hago, porque una vez hechas, ya no se pueden cambiar y duran toda la vida. Por eso, para sobrevivir haciendo ese tipo de obras, creo que es necesario picar a puertas donde las cifras puedan garantizar el pago del alquiler, al menos el tiempo que dura el proceso de creación. Lamentablemente eso sucede más allá de los Pirineos y por allí estamos liados viendo qué será lo próximo” –concluye el guionista-.
En cuanto a los proyectos de Joan Bor: “Pues por ahora dejar que esto dé sus frutos y ver a dónde nos lleva. Por lo pronto os podemos avanzar que el cómic saldrá a la venta en Francia entre este año y el que viene. Y a partir de aquí, ¡dibujar más y mejor! Y los más importante, ¡que nos lean!”,