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Entrevista | Afganistán, un año después

Malalai Joya, de la clandestinidad en Afganistán al exilio: "Ni con el burka ni con guardaespaldas estaba a salvo"

  • RTVE entrevista a Malalai Joya, una de las refugiadas afganas más conocidas en España
  • En Kabul vivía en la clandestinidad por acusar de criminales a los "señores de la guerra" que llegaron tras los talibanes

Por
Malalai Joya
La activista y exparlamentaria afgana, Malalai Joya, durante una visita a España en 2016.

Activista política, exdiputada y autora de 'Una mujer contra los señores de la guerra', Malalai Joya es probablemente la refugiada afgana más conocida en España, país que visitó en varias ocasiones en las dos últimas décadas. Desde el principio, queda claro en nuestro encuentro que su activismo y su lucha por los derechos humanos y la igualdad de las mujeres han viajado con ella al exilio desde Afganistán.

Hay que intentar luchar contra los talibanes desde aquí todo lo que podamos y pedir la solidaridad internacional

“Físicamente estamos aquí, pero mentalmente nuestro corazón y nuestra mente están en nuestro país con nuestra gente, nuestras voces son sus voces y hay que intentar luchar contra los talibanes desde aquí todo lo que podamos. Y pedir la solidaridad internacional", nos dice con su habitual tono combativo y firme. A España ha venido con su marido y su hijo.

Malalai Joya ya vivía en la clandestinidad en Kabul, rodeada de fuertes medidas de seguridad, moviéndose con burka y guardaespaldas y cambiando de casas. La razón: osó criticar a los señores de la guerra y llamarles criminales y clamó que deberían estar ante un tribunal internacional.

Primero, en 2003, durante la Loya Jirga, la Asamblea convocada para aprobar la Constitución dos años después del final del anterior régimen talibán. Después, en 2005, siendo la diputada más joven del parlamento afgano, volvió a plantar cara a los señores de la guerra presentes en el legislativo del que finalmente fue expulsada. Durante los años de ocupación de Estados Unidos y sus aliados no ahorró críticas contra la comunidad internacional. Llegó a ser calificada como la mujer más valiente de Afganistán.

Ni con el burka ni con guardaespaldas estaba a salvo

No quiere contar públicamente la forma en que salió de Afganistán tras la toma de Kabul por los talibanes, pero a buen seguro que no fue fácil su extracción de alguno de sus sitios seguros y su traslado al aeropuerto de la capital afgana. Porque ella era y es un objetivo prioritario de la ira y la venganza de los bárbaros de la sinrazón. “Me buscaron desde el primer momento, pero esta vez, ni con el burka ni con guardaespaldas estaba a salvo”, relata.

"Vine aquí para continuar la lucha contra la guerra en mi país"

Los talibanes fueron a las casas de sus familiares, de amigos y de simpatizantes. La situación se hizo insostenible y muy peligrosa. Al final, tuvo que darse por vencida y abandonar su patria. “Mis amigos, mi familia y mis simpatizantes me presionaron para que saliera de Afganistán, para que mantuviera la voz alta, para que no callara. Como parte de la lucha, dejé mi país, vine aquí para continuar la lucha contra el fundamentalismo, contra la guerra en mi país”, se justifica.

En los últimos 20 años Estados Unidos ha traicionado valores como la democracia

Siempre resultaba complicado reunirse con ella en Kabul, en la clandestinidad, pero siempre se presentaba firme y dispuesta a luchar hasta el final. Hablaba alto y claro contra los señores de la guerra y los talibanes y otros grupos terroristas. Y denunciaba los crímenes y los tremendos errores cometidos por la comunidad internacional, sobre todo por Estados Unidos. “En los últimos 20 años, Estados Unidos ha traicionado los valores como la democracia. Y ahora traiciona la paz.

"Los terroristas talibanes no han cambiado y dan cobijo a los terroristas de Al Qaeda y otros. El hecho de que el líder de Al Qaeda, Ayman Al- Zawahiri estuviese en Kabul es prueba de ello”, dice con rabia. “Después del 11-S, Estados Unidos reemplazó el régimen bárbaro de los talibanes por señores de la guerra fundamentalistas. Y el año pasado repitió la misma historia y sustituyó a los señores de la guerra por los terroristas talibanes en nombre de la llamada reconciliación de la paz”, prosigue.

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Los afganos están sedientos de paz, de justicia, de democracia, de educación

“Debido a la ubicación geopolítica de Afganistán, los extranjeros, los países vecinos, Estados Unidos, todos tienen sus propios intereses y sus propios títeres en Afganistán y pueden hacer lo que quieran. No les importan los deseos del pueblo afgano. No les importa que la gente esté cansada de la guerra. Los afganos están sedientos de paz, de justicia, de democracia, de educación”, asegura.

"La situación de las mujeres es una tragedia"

Su prioridad siempre han sido los derechos humanos y sobre todo los derechos de la mujer. Cuando regresó de su anterior exilio en 1998, estando los talibanes en el poder, desafiándoles, daba clases de forma clandestina a niñas. “La situación de las mujeres de Afganistán ahora es una tragedia. Les prohíben lo básico de la vida, sus derechos elementales. Las obligan a cubrirse de la cabeza a los pies con lo que llaman ropa negra. Les prohíben la educación. Las puertas de las escuelas se cerraron para las niñas y las mujeres perdieron sus puestos de trabajo, hay matrimonios forzados con ellos y les dan latigazos en público, reprimen sus manifestaciones, las detienen y las torturan”, denuncia.

“Es como si estuviesen jugando con el destino del pueblo afgano en una partida de ajedrez. Están matando al pueblo afgano, a gente inocente, a activistas, a hombres y mujeres. Estoy aquí para ser la voz de los sin voz, de la gente que sufre en mi país”, sentencia. Repite su llamamiento a la solidaridad internacional con su gente y pide justicia y paz a los defensores de la democracia y de los derechos humanos y la libertad en todo el mundo y que alcen sus voces contra los talibanes.

No he venido para vivir aquí, sino para poder seguir mi lucha

“Si mañana hay una posibilidad de regresar, volveré a mi país. No he venido para vivir aquí, sino para poder seguir mi lucha”, afirma. Y se despide con una sonrisa y un ¡hasta pronto!